jueves, 16 de agosto de 2007

La arruga ofende

Hace unos cuantos años Adolfo Domínguez proclamó que la arruga es bella, y las damas maduras se pusieron la mar de contentas. Luego aparecieron en los escaparates del modisto unos trajes estudiadamente estrujados, como recién salidos de una reyerta tabernaria —pero de taberna distinguida—, y todos aplaudimos a la arruga.

Domínguez estuvo a punto de terminar con conceptos tan arraigados en Occidente como la raya del pantalón, ya en crisis desde la irrupción de los tejanos, e incluso con la industria del planchado; pero la moda duró poco.

Ahora la tendencia es otra: la arruga no es bella: la arruga es cutre, la arruga angustia, la arruga deprime, la arruga abate, la arruga ofende. Claro que ya no hablamos de la ropa, sino del pellejo.

Me dice Laura que, para la entrevista de trabajo que tuvo el pasado mes de junio, decidió recurrir al botox.

—La imagen es fundamental: perdí cinco años en una sola sesión.

—Perder cinco años es grave: ¿los has encontrado ya?

—¡Nooo! Ahora tengo que seguir enganchada al botox para mantenerme joven.

Y por si alguno de mis presuntos lectores aún no sabe lo que es el botox, reproduzco parte de un spam que acaba de llegarme por correo electrónico:

¿Sueñas con tener un aspecto más joven y ver como se borran tus arrugas sin pasar por el bisturí? Seguramente has oído hablar de las inyecciones en dermoestética, pero todavía tienes dudas. Entre el botox, el ácido hialurónico y los cócteles de vitaminas, ¿qué técnica te convendría elegir, y sobre todo para qué tipo de indicación?

Gracias a los consejos de la doctora Nadine Pomarède, dermatóloga-alergóloga, con una formación en cosmetología y dermatología estética, te indicamos las diferentes técnicas del rejuvenecimiento facial.

El anuncio explica que una piel sin arrugas es sinónimo de dinamismo y bienestar; que la medicina estética forma parte de un nuevo estilo de vida; que conviene luchar contra el envejecimiento cutáneo con nuevas técnicas para retardar el acto radical.

Lo del acto radical no lo he entendido muy bien, y me inquieta un poco, más que nada por saber si lo he superado. Ignoro si se refiere a la jubilación, a la decrepitud galopante o a la tumba.

En todo caso no está de más hacer unas breves y esquemáticas consideraciones:

1. Perece razonable tratar de conservar un aspecto joven y dinámico el mayor tiempo posible. Es un detalle de caridad con el cónyuge, con el colega o con el prójimo en general. Y no diré nada contra el maquillaje. Si lo hiciera, mi amiga Rocío me negaría el saludo.

2. ¿Y la cirugía estética? Cuando se trata sólo de embellecer, no de reparar un daño, se comprende que esa cirugía es un lujo, aunque en determinadas circunstancias se justifica e incluso se agradece. Pero tener un cirujano estético de cabecera como se tiene un peluquero o un pedicuro, es una solemne horterada, cuando no una inmoralidad.

3. Por lo demás tratar el propio cuerpo como si fuera un vestido tampoco es razonable. La piel no es un disfraz. La belleza es expresión de la persona en cada una de las etapas y circunstancias de su vida; es revelación de la verdad del hombre y de la mujer. Hay ancianas bellísimas, llenas de arrugas y top models que repelen porque tienen algo de inhumano, aunque atraigan como simple objeto de consumo sexual.

4. Hay que buscar la belleza, sí, pero sin histerismos, porque la vida no es un carnaval. Uno ha conocido a hombres y a mujeres angustiados por conservar algo que, en el fondo, no tenía la menor importancia.

5. ¿La belleza, entonces, es sólo interior? No, mi querido Kloster. Pero es completamente cierta aquella afirmación tan conocida: “las mujeres a los dieciocho años tienen la cara que tienen; a los treinta tienen la cara que quieren, y a los cincuenta, tienen la cara que se merecen”.

—¿Y los hombres?

—Ellas sabrán; pero me temo que también.

5 comentarios:

Marta Salazar dijo...

muy bueno, muy buenos los consejos, por fin entiendo qué quería decir la publicidad espanola que sostenía la belleza de la arruga (nunca antes la había entendido y nadie me lo había podido explicar),

aconsejo la solución más barata y fácil:

cremas anti aging, las hay para todos los presupuestos, cada día de mejor calidad y más fáciles de usar!

como una/uno igual tiene que usar crema todos los días (o no? yo tengo la piel seca, así que uso crema desde que nací), por qué no una anti aging o antiarrugas como se llamaba antes (aunque no es lo mismo, porque el anti aging es un término mucho más amplio)?

las hay también para hombres...

un gran saludo y le mandaré un libro de cocina, ja ja

María dijo...

Muy bueno! Yo no creo que la arruga sea bella o deje de serlo... depende de la cara... quiero decir que lo que no es bello (o deja de serlo) son los retoques, porque en cuanto te retocas dejas de ser auténtica (auténtico) dejar de ser auténtica/o es perder de alguna manera belleza... ¡¡¡qué rollo!! jajaja
Pero en cambio también me parece bien (no solo me parece bien, me encanta!) arreglarse... es verdad que es un detalle de delicadeza con los demás!

patzarella dijo...

Bueno, eso si las arrugas te favorecen. Pero hay gente que se arruga y tienen tal expresión de enfado que no les vendría nada mal una cirugía.

Luego un día conocí una viejita de esas que tienen la sonrisa surcada en la cara. ¡Arrugas así me gustan! Lástima que olvidé preguntarle el tip para lograr una arruga que sube y no una que baja...

¿Tendrá que ver con mi gesto habitual?¡No quiero tener cara de enfado!

Marta Salazar dijo...

y lo peor, Patza es que, mientras más nos ríamos, más arrugas nos saldrán!

una viejita amiga mía, tenía muchas arrugas... una vez se fue de vacaciones a Tenerifa (como le llamamos en Alemania) y al volver, producto del sol, se veía... todo tostado, menos las arrugas que le habían quedado blancas, no te imaginas lo divertida que se veía!

Altea dijo...

Sí. Yo siempre oí que cada uno es responsable de su cara. Pienso que aún estamos a tiempo.