lunes, 9 de marzo de 2009

Un Soneto de 1607


Luis de Góngora y Argote, poeta insigne, tuvo indudables dotes proféticas. Véase si no este sorprendente soneto en el que recoge, con el particular estilo cultista de su autor, los consejos de un padre a su vástago, a quien llama “garzón”, para que abandone las monterías, pues revisten graves riesgos.

El poema es auténtico. No he añadido ni quitado nada.


A SU HIJO DEL MARQUÉS DE AYAMONTE, QUE EXCUSE LA MONTERÍA

Deja el monte, garzón bello, no fíes
Tus años dél, ni nuestras esperanzas;
Que murallas de red, bosques de lanzas
Menosprecian los fieros jabalíes.

En sangre a Adonis, si no fue en rubíes,
Tiñeron mal celosas asechanzas,
Y en urna breve funerales danzas
Coronaron sus huesos de alhelíes.

Deja el monte, garzón; poco el luciente
Venablo en Ida aprovechó al mozuelo
Que estrellas pisa ahora en vez de flores.

Cruel verdugo el espumoso diente,
Torpe ministro fue el ligero vuelo
(No sepas más) de celos y de amores.


Garzón (ardea alba)



7 comentarios:

Isa dijo...

¡¡JAJA!! Viene como anillo al dedo... ¡qué gracioso!

Anónimo dijo...

¿No estará administrándose demasiado paracetamol? JA JAJAJA

Enrique Monasterio dijo...

Comprendo que no es fácil de creer, pero el soneto es auténtico de 1607

Anónimo dijo...

Si es que la historia se repite y se repetirá.

Isa dijo...

me lo creo me lo creo, pero porque lo dice usted...

Anónimo dijo...

Se ve que la poesía no es lo mío. Yo no pillo nada.

Anónimo dijo...

D. Enrique: ¡Cuídese! Hay un virus muy latoso que tarda en abandonar mucho a sus víctimas.