martes, 28 de abril de 2009

Lágrimas rosas


Raquel, la mendiga presumida de la que ya hablé hace meses, está sentada sobre el capó de un coche en la calle Lagasca. Va vestida con un pantalón vaquero rosa y un jersey del mismo color. Tiene en las manos un montón de papeles que mira y remira con cierta ansiedad. Yo no me percato de que es ella hasta llegar casi a su altura. Es que además estrena un peinado nuevo, un piercing en la nariz y unas lágrimas que parecen auténticas.

—¡Raquel…!

—Hola, Padre.

—Te has puesto muy elegante. Pareces la Pantera rosa. ¿Dónde está tu niño?

Raquel se ríe con sus dientes destrozados. Luego se queda seria.

—Me lo han quitado los del Ayuntamiento y lo tienen en el sitio ese…, donde se guarda a los niños para que no pidamos con ellos.

—Eso está bien —le digo—. Así no estará en la calle. Ellos te lo cuidarán. Lo recoges por la noche, ¿no?

Raquel no contesta, se limpia la nariz con la manga y me enseña los papeles.

—Me han dicho que denuncie a mi…, a mi pareja.

—¿Qué ha pasado?

—Ha salido de la cárcel y nos ha pegado.

—¿Al niño también?

—Sí.

Me enseña los papeles. Al parecer alguien le ha redactado una denuncia en toda regla y sólo falta la firma de la denunciante.

—¿Quién te ha escrito esto?

—Un guardia amigo mío.

Empieza a llover y abro el paraguas, que es grande y nos cubre por completo. Le aconsejo que tramite la denuncia y ella se pone a llorar. Las lágrimas se confunden con la lluvia y resbalan hasta el jersey rosa. Saco un pañuelo de papel.

—¡Es que no quiero que le hagan nada…!

Antes de seguir mi camino le ofrezco un euro, pero lo rechaza:

—Hoy no. Otro día, cuando esté el niño.

16 comentarios:

Isa dijo...

Madre mía qué historias don Enrique...
Pobre mujer, pobre niño...espero que se haya decidido a denunciar a su pareja, ¡por Dios!

Altea dijo...

A veces me pregunto si esa infinita paciencia la tendrían también los hombres llegado el caso.

Anónimo dijo...

Creo que más que una moneda es mejor un consejo de aliento, un abrazo o una sopa caliente. Ha hecho bien Don Enrique en apoyar moralmente a la mujer y lo valoro. Ojalá que hubiese gente valiente como usted que decida hacer algo y ayude a personas como aquella mujer con algo más que un Euro, con cosas que valgan para el alma.
Saludos y abrazos.

chon dijo...

¡Qué historia tan triste! Yo no se de qué va a servir denunciar a su novio. Posiblemente es tan desgraciado como ella y pega porque le han educado así, porque no sabe sacar sus frustraciones de otra manera. Denunciarle es aumentar su frustración (la de los dos). Lo que necesita su novio (y ella) es alguien que les quiera de verdad.
Se aprende por imitación.
Yo no se qué puedo hacer aparte de echarle unos rezos, pero D. Enrique, digale a Raquel que no está sola. Supongo que como cura le habla de su Padre Dios.

Anónimo dijo...

con lo que habrá tenido que vivir y se sigue preocupando por los demás.

Anónimo dijo...

Quizás esa pareja que la maltrata sea la única persona que tiene a su lado. Hasta que no haya quien la sustituya le costará renunciar a ella, pero ojalá sea fuerte y lo haga.

Nunca he llegado a entender por qué les quitan a los hijos. Al fin y al cabo es una realidad que tiene que sacarlo adelante y que cuando pide dinero lo pide para los dos. Si el Estado en vez de quitarle el hijo le proporcionara posibilidades para salir adelante sin necesidad de pedir, sería mucho más coherente. Por otra parte, ¿quién dice que los hijos están mejor en casa?. Mientras vayan abrigados y no los maltraten están mejor con sus madres.

Resulta que si un niño está en un orfanato es mejor que tenga padres que le adopten, pero si tiene una madre es mejor que lo cuiden en el Ayuntamiento. Por lo visto no basta con ser padre, sino que hay que tener una cierta solvencia económica para que te admitan como tal. Me pregunto qué pensarán de esto en los países donde nadie tiene de nada y los hijos son de sus padres a todas horas, como yo creo que debe ser.

Gerardo dijo...

Pobre mujer... que firme esa denuncia, es lamentable como ciertos desaprensivos salen de la carcel con tanta facilidad. Como jurista que soy, alguna que otra reforma le haría yo al código penal.

Pero lo que realmente me ha emocionado y aún le sigo dando vueltas, es ese detalle de rechazar el euro y esperar a recibirlo hasta que le devuelvan a su hijo...un gesto maternal y de rechazo a una pequeñísima ayuda que podría haberla beneficiado a ella sola, sabiendo que su hijo esta bien cuidado estos días...un "mejor me lo da en epocas de vacas flacas". De los detalles que puede llegar a tener una madre...

Anónimo dijo...

Que no me gusta el final,
que no me gusta.
Que es final de nuestra sociedad,
de la Tierra, de nuestro mundo.
Que está la Justicia de los hombres
para hacer justicia.
Y a mi no me gusta
ese final.
Quiero soñar, imaginar,
creer y refugiarme,
en mi mundo
de otro mundo.
Busco y encuentro a su marido, que le hago ver,
que le convenzo.
Cuida de tu hijo, te necesita.
Es la razón de tu vida,
le digo y grabo el pensamiento.
Que todo cambia, que es posible,
es el poder y el misterio
de una lágrima rosa,
en ese mundo
que gusto imaginar.

Pierre Nodoyuna dijo...

El marido es probablemente un abusador, y ella no le denuncia por miedo a que le vuelva a pegar.Y esta vez más fuerte. Es la historia de siempre. Que no tó el mundo e´güeno! Y el ayuntamiento está metiendose en la vida del niño porque la de la madre ya no la puede controlar. Bueno? Mal menor. Os suena? La realidad de muuuuuucha gente es muy dura.

Anónimo dijo...

Creo que las injusticias hay que denunciarlas y ¡ojalá Raquel tenga fuerzas para hacerlo! Pegar y maltratar a los débiles, por muy frustrado que uno esté, no es de recibo. Yo estoy conmocionado porque uno de mis alumnos de 16-17 años -de la familia más normal que uno pueda imaginar y el chico, aparentemente pacífico, educado y amable- ha sido internado en un centro para menores. ¡Lo han denunciado sus propios padres porque les agredía!Y al dia siguiente lloraba como una magdalena porque echaba de menos a su familia. Pero allí se va a pasar, por orden del juez, unos meses. ¿Qué estamos haciendo, hacia dónde vamos...? Hay días que uno no hace pie y confiamos que ciertas heridas sólo el Amor puede curarlas.

lolo dijo...

Esta historia, y su mirada Don Enrique, sí que me hace llorar.

paloma dijo...

Ya he comentado algo acerca de ésto, ¡qué historia don Enrique! en la medida que podamos hay que ayudar. A veces como hacía 'San Josemaría' comenzando por limpiarles los mocos.

Reze por México!

Bernardo dijo...

¿El marido de esta mujer mira bien, bien antes de cruzar la calle?

Mª Luisa dijo...

Me ha estremecido su humanidad y cercanía con esta pobre desgraciada. Qué humano tiene que ser, d. Enri.(Claro,los curas son así. Y muchos que no lo son/somos, también)

Y ella, qué humilde: le pega el hombre y no se anima a tramitar la denuncia.

Dos versiones del corazón humano.

Pierre Nodoyuna dijo...

Ma luisa....No es humildad es....MIEDO!!!!! Por decirlo sin palabras malsonantes.

Atiam dijo...

En este caso no creo que fuera miedo sino amor, ella dijo: "no quiero que le hagan daño", y sinceramente, mostró ser más cristiana que muchos que lo aparentan ser, y si no, ¿cuál fue la actitud de Jesucristo cuando iba a ser crucificado? ¿Dónde están las Bienaventuranzas? ¿Denunciar o no denunciar? ¿Es que ese hombre no tiene derecho a conocer el Amor de Dios? ¿Acaso Dios no tiene poder para salvar al hombre del pecado? ¿En qué creemos? Que conste que todo esto también me lo digo a mí misma. Y es que los cristianos estamos llamados a otra cosa, a amar aún cuando se nos odia.