sábado, 11 de agosto de 2012

De profesión, anfitrión


Me escribe Jaime:
“Ahora que ha dejado el colegio y todo lo demás, ¿a qué se va a dedicar? No me diga que se jubila.”
Ni lo sueñes. Durante algún tiempo voy a ejercer de anfitrión. Más que un oficio es un lujo: vendrán a mí hombres y mujeres de todas las edades y pelajes; los recibiré en “mi casa”, que será Molinoviejo, el Soto, Riaza o cualquier otra ―como sabéis, soy millonario― y les daré buenos alimentos durante unos días. Si se dejan, incluso les proporcionare agua, jabón y un buen champú para su sesera.
Trataré de ser un buen anfitrión. Ojalá lleguen muchas visitas y salgan felices y contentas, con la sonrisa renovada y con la musculatura del alma en forma.
Por cierto, esta noche viene a Molinoviejo un sacerdote recién ordenado, que pasará unos días con sus padres. Dejaré encendida la luz del jardín. También le prepararemos la cama y un altar para que celebre Misa.


2 comentarios:

Vila dijo...

Me encanta la idea de poder ser una .de esas visitas y poder coincidir con usted y recibir lo que tan atrayentemente ofrece. No dude que si está a mi alcance ya le pillaré en otoño y de paso acompañada de algunas amistades..

Me ha conmovido la visita del sacerdote recién ordenado, .no sé la razón pero así ha sido.

Cuidele mucho y cuidese usted también.

Por cierto, todavía no le he pedido que rece a la Virgen de la ermita por lo que usted ya sabe, pues ahora se lo pido y hágalo con ahínco, vale? Estoy un poco cansada...

Antuán dijo...

A mi me parece la mar de bien, se lo merece sus padres y él porque que seria de él sin ellos, los padres son los responsables de todo y el recien que ¡ viva la generosidad! Adiosle-pido por todo ellos