viernes, 12 de abril de 2013

Misa cantada



Durante la Misa en el oratorio de “la ampliación” he pedido que abran la ventana que hay a la derecha del altar. Sobra la calefacción: ha llegado de pronto la primavera y la quiero a mi lado mientras celebro el Santo Sacrificio.
Son las 9 de la mañana. ¿De dónde han salido los pájaros que ahora entonan el canto de entrada? Se diría que el sol, al fin limpio de nubes, ha hecho el milagro. Ya está aquí el coro compacto de los verdecillos, los trinos de los jilgueros y los pardillos, las voces desafinadas, pero hermosas, de estorninos, mirlos y demás parientes.
Cuando llego al altar, veo un petirrojo que casi se asoma a la ventana. Un rayo de sol ilumina las vinajeras.
Yo sé lo que tengo entre manos. El Pan y el Vino se convertirán en el Cuerpo y en la Sangre de nuestro Señor y nos trasladarán al Gólgota. Será un viaje glorioso desde la alegría de la Resurrección. No me distraerán los pájaros. Las aves del Cielo ―así las llama Jesús― me acompañan en la travesía con su canto.
Hace un  rato, durante la meditación de la mañana, he explicado que amar a Dios equivale a dejarse amar por Él sin oponer resistencia. Se trata de aceptar como niños pequeños los regalos que Él nos hace cada día. Unos minutos más tarde llega este primer regalo del Cielo: un concierto inesperado de las aves del jardín. 
A estas horas de la noche siempre digo la verdad: pocas veces he estado tan atento en la Misa.
Durante la consagración los pájaros han guardado unos segundos de silencio.

10 comentarios:

Pedazo de anónimo dijo...

Me lo creo todo.

pacita dijo...

Buf me ha puesto los pelos de punta!!!!

Cordelia dijo...

Gracias

manuela dijo...

Dejarse querer por Dios . Que interes
ante y yo q no lo veo facil. Como se hace?.gracias

caminando dijo...

Y nosotras pensando q tenía calor ;) jaja

Papathoma dijo...

"Aves del Cielo, bendecid al Señor..."
Y van y lo hacen.
Me gustaría aprender. ¿Cómo se hace, Manuela? No sé, cada uno tiene su propio camino. A mi me va mejor desde que he simplificado mucho y le hablo con la confianza de los niños.
Y vas y notas cómo te quiere, sin buscarlo.

Antuán dijo...

Bonito ejemplar. Me alegro que esté tan acompañado a esas horas de la mañana sin distraerse de lo importante. Adiolse

Todoslosnombres dijo...

Gracias Enrique por esas palabritas llenas de emociones que nos deja todos los días. "...aceptar como niños pequeños los regalos que Él nos hace cada día." ¿Por qué a veces me niego a ver esa señal? ¡Siempre tan despistada!

Anónimo dijo...

Dejarse querer por Dios: brindarle lo que te depare el momento presente y confiar en sus planes del pasado y del futuro. Así lo intento, y me va bastante bien...
Paloma

Adaldrida dijo...

Don Henry... Gracias.