lunes, 17 de agosto de 2015

El león y los gigantes

Cuando dije que el paisaje de esta tierra es "tremendo", utilicé este adjetivo en su acepción primera y original: "terrible, digno de ser temido". Así es la orografía de Tenerife; de una belleza escalofriante, dura y majestuosa. Aquí el Teide lo llena todo. Arrogante, esparce su escoria hasta la misma orilla del Océano. El Teide es el señor del Archipiélago y es imposible darle la espalda; está al norte, al sur, al este y al Oeste. Aquellas montañas de piedra y barro que emergen en la costa como castillos de arena caídos del cielo son planetas que giran en torno al feroz soberano que preside la isla.
Hoy he estado en "Los Gigantes", unas enormes paredes volcánicas que se precipitan en el Océano desde quinientos metros de altura o quizá más. Me cuentan que los guanches los llamaban "la Muralla del Infierno", y bien podríamos imaginarlos así, ya que su parapeto de lava resulta prácticamente infranqueable hacia el interior.
Junto a Los Gigantes hay una importante urbanización turística, y, según parece, la pesca submarina tiene aquí centenares de devotos. Yo contemplo el paisaje desde lo alto y no dejo de pensar que vivimos como parásitos sobre la piel de un león dormido, al que apenas hacemos cosquillas con nuestros juegos.
He vuelto a leer la Encíclica "Laudato si" del Papa Francisco en la que el Santo Padre nos recuerda  que hemos de cuidar la casa de todos, porque Dios nos ha hecho reyes —no tiranos— de la creación. La verdad es que uno se siente orgulloso de gobernar un reino tan formidable. Y aunque es cierto que yo prefiero los paisajes mansos, ajardinados, de prados verdes y vacas de mirada tierna pastando en la campiña, también es indudable que he caído en una isla fabulosa de una belleza imponente.
Claro que, si un día  el león despertara…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tiene toda la pinta que el león despertará para protestar por tanta "violencia sobre la naturaleza".
Una vez me dijo un sacerdote:
"Dios perdona siempre, los hombres algunas veces y la naturaleza nunca"
Creo que el orden natural no puede violentarse contra su naturaleza como hace el hombre en mal uso de su libertad y tampoco "otrogará" con su silencio.
Cada vez es mayor la desnaturalización del ser humano, quieren vender como progreso lo que es puramente aversión a su ser. Si yo fuera león, despertaría sin duda. La naturaleza sólo puede ser leal, a diferencia del hombre.
Isabel