domingo, 11 de junio de 2017

En Tenerife


Llegué hace una semana desde Las Palmas en un avión de juguete, con grandes hélices negras. Salimos con retraso porque, al decir del comandante, sólo había una pista disponible y teníamos que hacer cola.
El vuelo sería breve; apenas media hora para saltar de una isla a otra. Pero el piloto estaba enfadado:
—Cuando estemos en vuelo, le daremos caña al motor para recuperar el tiempo perdido.
Una señora de habla alemana que se sentaba a mi lado me preguntó que "caña" le iban a dar al motor. Traté de tranquilizarla asegurando que se trataba de pura  jerga aeronáutica.
Volamos muy bajo con la mole del Teide al fondo. La azafata ofrecía agua y prensa local. No hubo tiempo para más. En veinte minutos tomamos tierra en "Los Rodeos" y salí caminando en busca del equipaje y del coche que había reservado:
—Tenemos un cochito un poco mejor —me dijo la empleada—.
El "cochito" era un Polo último modelo, que llevó a Arona volando.
Al día siguiente por la mañana tuve que pensármelo muy bien antes de decidir por qué lado de la cama tenía que salir para no romperme la nariz contra la pared.
 
Y, sí, estuve en Candelaria. Sólo diez minutos; pero caben muchas intenciones en ese breve tiempo.

9 comentarios:

Vila dijo...

Hola querido amigo. Pido perdón por no haberme percatado de que volvía a estar en vuelo.
Me alegra mucho la noticia. De verdad!

He entrado en el globo por casualidad hace un rato, cuando quería aislarme de todo, y me he llevado esta grata sorpresa. El cuento a su sobrino nieto es maravilloso (y me he recordado el que le escribió a Ignacio también para su Comunión).

Ya es tarde y la semana se pronostica densa. A descansar toca.

Prometo volver a comentar alguna vez de nuevo.

Cordelia dijo...

En uno de esos aviones he volado vayas veces entre Tenerife y la Palma. El equivalente con alas de los autobuses de las películas de los años cincuenta. La primera vez no daba crédito a lo que veía. Paisanos con gallinas enjauladas como equipaje de mano, cajas de cartón llenas de quesos y botellas de vino... Daban entonces un refresco y unos cruasanes pequeñitos untados de queso blanco que aún recuerdo con entusiasmo. Entre otras cosas porque dejaban repetir hasta que se acabaran, y yo venía desde Vigo, era mi tercer avión y siempre estaba famélica. En Iberia te daban la bolsita de cacahuetes...
Si me permite, me gustaría colarme en sus intenciones de la Candelaria. Nunca viene mal...

Celtia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
goyo dijo...

Recuerdo que hace dos inviernos fuí a buscar a un Holandés alojado en Segovia hablaba varios idiomas entre ellos el " Español " le dije que antes de trabajar tomariamos un café y como en Segovia me conoce todo el mundo entablamos conversación con Angelito el vendedor de la once que dijo " hace un frio que pela, Goyito, espera que me limpie las gafas que no veo tres en un burro" y continuó ¿ que " te sa perdido por estos barrios" donde toca ir a currar hoy ? mientras entraba más gente al bar y el caturreaba " hoy toca seguro " el Holandés guardaba silencio que a veces es lo mejor que se puede guardar cuando no entiendes nada

Anónimo dijo...

Pues D Enrique a quitado el comentario de Celtia ,no se por qué tenía gracia y después de un día. De estar publicado. ??

Anónimo dijo...

Siempre me han dicho:que cuando algo no sé sabe, hay que preguntar no callarse,.Es más se dice que preguntando se va a todos lados.

Merche dijo...

Anónimo, ¿cómo te llamas? pregunto.

Anónimo dijo...

Anónimo 23.32.....Si él amo y dueño no.contesta preguntas¿por que que lo voy.hacer yo?para bloquear un comentario no hace falta nombre.

Anónimo dijo...

Anónimo... Merche he contestado a tú pregunta.En un comentario anterior Si lo publica bien y si no también ....Pensar por libre¡¡Jejeje que gracioso.