domingo, 30 de noviembre de 2014

9 días con la Virgen Inmaculada

El año pasado, más o menos por estas fechas, edité un librito sobre la Santísima Virgen. Se titula "9 días con la Virgen Inmaculada" y sirve para vivir a mi manera la Novena de la Inmaculada, que empieza hoy mismo.
Como el libro era muy breve, lo colgué en Amazon y en iTunes. Podéis encontrarlo aquí y aquí. Se vende a 0,99 euros.
Si os animáis a comprarlo, quizá no me hagáis rico, pero me pondré la mar de contento. Y estoy seguro de que os gustará.

viernes, 28 de noviembre de 2014

El color de la tormenta


El temporal de viento y lluvia hizo estragos en el jardín de Molinoviejo. Sólo los abetos parecieron resistir impávidos los embates de la tormenta. Los pinos, acostumbrados al vaivén de cada otoño, aguantaron a duras penas. A media mañana voló una teja, y el castaño de indias que había junto a la fuente cayó con estrépito al pavimento, quebrado por la mitad.
Al mediodía el viento se había calmado y el otoño exhibió su mejor paleta de colores. Salí de casa un minuto y fotografié al castaño caído y las hojas amarillas, ocres y doradas, que empezaban a alfombrar el suelo.
Sigo en el curso de retiro. El árbol tronchado saldrá, sin duda, en alguna meditación. Y la teja voladora. Y el cielo, que empieza a azulear por el norte. 


¿Conoces "Voluntariado Express?"



Entrad en su web cuanto antes. Es urgente. Sus promotores son unos tipos estupendos y nos necesitan. Haz clic AQUÍ y lee lo que quieren decirnos. Luego, echa una mano.

El anuncio de la semana

Pantene suele hacer una publicidad sugerente en la que se elogia el esfuerzo y el coraje para superar las dificultades. El de hoy es un buen anuncio ruso, que se entiende sin palabras.



jueves, 27 de noviembre de 2014

Versos con paracetamol

Termina el tercer día del curso de retiro. Kloster y yo nos hemos quedado solos en la casa antigua de Molinoviejo. Al otro lado —en la residencia— hay cuarenta mujeres que rezan y callan hasta el próximo domingo.
Se ha levantado un vendaval en el jardín. Los pinos de Valsain se balancean como mástiles de unos veleros gigantescos a punto de naufragar en el océano. El viento en Molinoviejo es ruidoso y a mí me produce dolor de cabeza. Nada que no pueda resolverse con un comprimido de paracetamol.
Kloster me sugiere que descanse frente al televisor. Por lo visto no se le ocurre una tortura más eficaz. Gracias a Dios aún no he terminado la segunda lectura del poemario incompleto que recibí ayer. Es un libro que seduce al lector desde la primera línea. Es alegre, triste, chispeante, divertido, melancólico…
¿Cómo te atreves, Rocío, a escribir unos versos tan sencillos, sin esdrújulas disonantes, sin columnas salomónicas ni cisnes ni una miserable gardenia? ¿Cómo te atreves a ser tan transparente, tan normal y tan grande?

Tienes razón; muchos de tus poemas pueden ser leídos "a lo divino". Mañana, en la primera meditación leeré éste:

Si susurras mi nombre gota a gota
parece que es el viento quien lo dice:
un lenguaje solar entre cien árboles,
el baile de las hayas en verano
con ráfagas de luz oscura y ámbar.

Tu voz parece verde y tan sombría
que sorprende la luz como un relámpago
dorado cuando, sílaba por sílaba,
me dices y me inventas, y rescatas
mi nombre de ser nada y de ser nadie.


  

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Poemas nocturnos

Me gustaría tanto bañarme en ese río,/ con sus aguas tan fieles y apacibles:/ esa frescura casi milenaria/y el sol enrojeciendo mis mejillas./ El río es para mí y yo soy para el río:/siempre las mismas ondas complacientes. ("Maldito Heráclito")

Ayer me enfadé con Adaldrida.
Eran las once de la noche y, tras una jornada bastante complicada, decidí acostarme después de echar una rápida ojeada al correo.
Allí estaba ella, metida en mi buzón, con un clip y un poemario nuevo: "se lo mando —escribía— para que vea cómo evoluciona".
Me dije que lo leería más adelante:
—No son horas para navegar entre versos, Rocío. Se me cierran los párpados. ¿Por qué me haces esto?
Descargar.
—Vale, lo descargo y guardaré el archivo en el IPad para mañana…  Me gusta el título.
—Tampoco te va a pasar nada si lees uno o  dos poemas —me insinúa Kloster—.
—Bueno, uno cortito…
Recuerdo a mi amigo Jorge que con los años se volvió muy goloso y siempre comía "un pastel pequeñito" cuando veía la bandeja de los dulces. Al final eran cinco o seis…


A las dos de la mañana termino el último verso: "el insomnio más fértil de la tierra", dice.
No sé si mi insomnio será fértil pero puedo afirmar que Rocío Arana nos prepara un banquete delicioso…, ¿para Navidad?
        
 

martes, 25 de noviembre de 2014

Las historias de don Fernando (y van...)

El burro muerto 
Un sacerdote, al salir de la casa parroquial, se encontró con que había  un burro muerto sobre el césped. Llamó a la policía y le dijeron no veían indicio de delito y que sería mejor que llamara al departamento de salud pública.
El departamento de salud pública le dijo que no veían peligro de salud pública y que sería mejor que llamara al servicio de basuras.
El servicio de basuras le dijo que para poder mover el burro necesitaban autorización del alcalde.
Este párroco conocía al alcalde pero dudó si llamarle porque el alcalde era una persona con un genio cáustico con el que era difícil tratar; pero decidió llamarle.
El alcalde no le defraudó, empezó a despotricar de esto y aquello y al final le dijo: 
—¿Para qué me llama? ¿No es su oficio enterrar a los muertos?
El párroco hizo una pausa para pedir a Dios que le inspirara y le dijo:
—Sí, señor alcalde, efectivamente es mi oficio enterrar a los muertos, pero siempre me gusta notificar antes al pariente más próximo.

lunes, 24 de noviembre de 2014

El cáliz


Ya veis que no tiene nada de especial: es un cáliz sencillo, de plata. El interior de la copa está dorado, y en la base han grabado el sello del Opus Dei. Debajo aparece mi nombre y una fecha: la de mi ordenación sacerdotal, 31 de agosto de 1969.
Lo vi por primera vez el día de mi Primera Misa. Fue uno de los regalos que recibí en aquella ocasión y me lo entregaron precisamente durante la ceremonia, en la Presentación de las Ofrendas, con la patena, las vinajeras y el Pan y el Vino necesarios para el Sacrificio.
Usé el cáliz dos o tres veces más y lo entregué a los directores de la Obra para que lo destinasen al centro o a la labor que les pareciera más conveniente.
Lo olvidé hasta el martes pasado.
Me disponía a celebrar Misa el primer día del curso de retiro en oratorio de El Soto, y al quitar el velo del cáliz me dio un vuelco el corazón: allí estaba mi vieja copa,  después de casi medio siglo, limpia, intacta  y reluciente, como nueva.
No sé cómo te reconocí, querido cáliz. Te di la vuelta por si me había equivocado, y allí seguía grabado mi nombre.
Me has acompañado durante todo el retiro y, gracias a ti, he celebrado la Eucaristía un poco mejor, procurando recordar aquella primera Misa, tan lejana.
Compruebo que no has envejecido nada. Yo, en cambio, ya ves… Se conoce que a ti te han cuidado con especial esmero. Cuántos sacerdotes te habrán levantado en alto para invitar a los fieles a adorar a Jesucristo nuestro Señor, realmente presente en su Sangre derramada.
Yo debería haber seguido tu ejemplo. Tendría que haber conservado el alma limpia y joven como tu copa dorada para ser digno de tenerte entre mis manos.
Lo intentaré de ahora en adelante. Pienso que tu retorno, al cabo de tanto tiempo, significa algo. Has venido a recordarme que, en las cosas de Dios, siempre es posible volver a empezar, que puedo regresar al kilómetro cero de mi sacerdocio; a aquel día inolvidable que, ¡ay de mí!,  casi había olvidado.
 


domingo, 23 de noviembre de 2014

Asesinatos

Acabo de regresar a Madrid y aún tengo que leer más de un centenar de e-mails. El primero es éste. No sé quién me lo envía ni estoy en condiciones de juzgar el texto desde el punto de vista literario. Lo he leído deprisa y, al acabar he dicho "amén".



SÉ que me la juego por escribir esto


Estoy por declararme en huelga de escritura.
La tinta se pone más de luto que de ordinario.
No escribe: se desangra. La tristeza
y el temblor apenas me dejan enhebrar palabras
con un mínimo de aliento y de soltura.

Una millonada de abortos anuales
no me dejan respirar con normalidad la brisa,
y envenenan la esperanza de cualquiera.
Una Segunda Guerra Mundial cada año. Un exterminio
estalinista cada año. O nazi o camboyano o…

Las tinieblas se extienden por las almas
(cuesta creer que todavía siga siendo azul
el cielo cada mañana),
y esa negrura cala en la tierra, y en las avenidas.

Y en esta noche oscura de la Humanidad
contemplo las estrellas con más ahínco
y advierto las lágrimas de Dios.
La vida mutilada, asesinada sin paliativos.

Nuestra civilización, tal y como la conocemos,
agoniza, niño a niño, miembro a miembro.
El corazón del hombre planifica la muerte,
pero ya ni siquiera es por odio. Es obsceno negocio
camuflado en un millón de trápalas y eufemismos.

Y morimos todos con esas criaturas
descuartizadas como animales,
con el alma abierta en canal. Tiran sus vidas
-la Vida- a la basura, como si nada,
como si fueran una mixtura apócrifa. Sin opciones.
Muerte o muerte. Matacía. Demencia. Sacrilegio. Malicia.

Pero ese dolor puede hacer estallar la justicia divina.
Ríanse de Sodoma y de la decadencia de Roma.
Esto se acaba, no puede durar mucho
como sigamos así, por este camino que va al abismo.

El mundo, tal y como lo conocemos, se marchita,
se agusana, se pudre
en irracional desenfreno y bestialidad
(cuesta imaginar el renacimiento del hombre).

Huérfano de Dios
la desnutrición espiritual conlleva
una evidente sinrazón y postrimería,
una herida purulenta, una deshumanización
de la que el aborto es el exponente más suicida


GUILLERMO URBIZU



lunes, 17 de noviembre de 2014

5 días sin globo

...por falta de wifi.
Esta tarde me traslado al Soto del Real, un pueblo de la Sierra de Madrid que hace tiempo se llamaba "Chozas de la Sierra". 
En Soto del Real hay un gran edificio que ha adquirido notoriedad en los últimos años: la cárcel. De hecho, "ir a Soto del Real" equivale, en el lenguaje corriente, entrar en el trullo. 
Dicen que la cárcel no está mal, que es segura y confortable, que tiene zona VIP, cafetería, piscina y, por supuesto, wifi de alta velocidad.
Yo, como no voy (de momento) a la cárcel, sino a una casa de retiros más antigua que está a pocos kilómetros, junto a la abrupta colina de La Berrocosa, tendré mejor ambiente, pero me temo que viviré sin wifi hasta que termine el curso de retiro, o sea, hasta el domingo. 
Gracias al teléfono podré leer y moderar moderar los comentarios, y quizá algo más; pero el globo tomará tierra por unos días.
—¿Y como aprovecharás el tiempo mientras dure tu voluntario encarcelamiento?
 —Algo he pensado, querido Kloster.
 —¿Me darás una pista?
 —Sólo tres palabras: "Un cántico nuevo"


El anuncio de la semana

Tampoco está nada mal este anuncio navideño que me envía Cordelia. Lo que uno no acaba de entender por qué aceptamos, como si fuera algo inevitable, que unos chiquillos de veinte o veinticinco años disparen contra otros de su misma edad con armas fabricadas y vendidas por viejos zorros bebedores de whisky. 
Debe ser cosa de la edad, pero cada día estoy más cerca de aquellos chavales del 68 que utilizaban los cañones de los carros de combate como floreros.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Palabra que fue así.

Empezó a hablar muy deprisa y con enorme entusiasmo a pocos metros de la puerta de mi casa. Dijo que estaba encantado de encontrarme de nuevo después de tantos años. Aún recordaba "aquella tarde en el pabellón de Molinoviejo". Al parecer, yo predicaba un curso de retiro y él estudiaba Derecho…
—¿Se acuerda…?
—Claro…, pero tu nombre…, no estoy seguro.
Le hizo mucha gracia mi desconcierto.
—¡Claro que se acuerda! Estaba también Miguel, y un chico de Málaga que llevaba melena y hacía Empresariales…, y usted nos dio una meditación sobre la Virgen que me dejó viendo visiones. Contó la anécdota de un guardia civil que tuvo que escapar a Polonia…
—Pues, la verdad, no me acuerdo.
—Estaba más delgado, pero por lo demás no ha cambiado nada.
Siguió largando durante un buen rato. Tenía una rara habilidad: no dejaba espacios libres entre frase y frase. Era imposible meter baza, y yo, a medida que pasaban los minutos, me fui persuadiendo de que no lo había visto en mi vida.
Cuando se despidió con un "bueno, don Julio, ya nos veremos  por aquí un día de éstos", logré tomar el mando de la conversación.
—Encantando de volver a verte, Félix.
—No me llamo Félix. Soy Juan Pablo.
—Me alegro de saberlo, porque yo tampoco soy Julio…
—Ah… Vale.

sábado, 15 de noviembre de 2014

El talento del tiempo


Mañana, domingo, volveremos a leer en la Misa la Parábola de los talentos. Ya sabes, querido Kloster; un hombre se va al extranjero y entrega en depósito a cada uno de sus empleados unas monedas imaginarias —cinco talentos, dos, uno…— con el encargo de hacerlos rendir. A su regreso hay un juicio, un premio para los siervos que han hecho fructificar su capital y un castigo para el holgazán que lo ha enterrado.
Siempre me ha inquietado esta parábola por una sola razón: ¿cómo puedo saber cuántos talentos he recibido? Seguramente serán menos de los que yo me atribuyo, pero a lo mejor soy el siervo perezoso. ¿Y cómo distingo entre la holgazanería y la fatiga?
Además hay un talento que se nos escapa: el tiempo. Los años de nuestra vida están escritos desde que vinimos a este mundo. Son un pequeño patrimonio, pero no se nos permite saber a cuánto asciende. Lo único seguro es que la cuenta atrás no se detiene. Hay un cronómetro en el Cielo que va descontando los días hasta que llegue la hora de hacer balance.
Cuando leo esta Parábola suelo recordar uno de los primeros funerales que celebré pocos meses después de mi ordenación sacerdotal. Había fallecido un conocido financiero en Valencia y me pidieron que celebrara la Misa de exequias. Yo temblaba como una hoja al verme rodeado de tantos personajes importantes. Me parecían todos muy ricos y muy viejos. Quizá no era para tanto: yo tenía solo 28 años; pero, al verlos allí, ocupando las primeras filas de la iglesia, se me pasó el nerviosismo. Aquellos colegas del muerto eran mucho más pobres que yo: la moneda del tiempo se les deshacía entre las manos. Yo en cambio tenía un gran patrimonio, porque miraba al futuro sin miedo.
Aquel día hablé de los talentos que aún podían hacer rendir antes del juicio, y de la virtud de la Esperanza. Alguien me dijo al final que había sido un poco duro.
Seguramente lo fui: era demasiado joven.
 

viernes, 14 de noviembre de 2014

Soy un impostor


Cuando escribo por encargo, a veces me siento un poco embustero.
Abro el portátil, me sitúo frente a la pantalla en blanco y empiezo a teclear  a cámara lenta. Una y otra vez suprimo la primera línea, que siempre es la más difícil. Luego, de pronto, acelero y escribo demasiado deprisa, sin saber a dónde me llevará el teclado. Me hago trampa un par de veces.
¿No sabéis qué significa "hacerse trampa"?  Muy fácil: cuando no sé cómo expresar una idea, cambio la idea y digo otra cosa. A veces incluso lo contrario. Y eso no está bien.
Me detengo. Ofrezco a Dios el trabajo encargado (por ahí debía haber empezado) y lo reanudo. Borro otra vez la primera línea, y la segunda, y la tercera… La pantalla vuelve a estar en blanco.
Una hora más tarde he logrado redactar diez trabajosas líneas.
Me llaman por teléfono:
—¿Terminaste ya?
—Mañana. Es que hoy apenas he tenido tiempo.
—¿Mañana? A ti esto no te cuesta nada. Tú tienes facilidad para estas cosas…
¿Facilidad? Debería negarlo, pero me gusta que lo piensen. Soy un impostor.


 

jueves, 13 de noviembre de 2014

El vídeo de la Lotería


 Espléndido anuncio. Sin comentarios.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

"El muro de Berlín cayó hacia los dos lados"


Fernando de Haro entrevista a Alejandro Llano en "Paginas digital.es". Por su evidente interés, reproduzco aquí entero el artículo. Coincido con su autor en que Llano es probablemente el pensador y filósofo más lúcido que tenemos en España.
  


¿Usted diría que la caída del Muro de Berlín significa en cierto modo el fin de las ideologías, o eso es exagerar?
Yo creo que es un golpe muy fuerte para las ideologías, tal como se han venido entendiendo en los últimos dos o tres siglos. Creo que los grandes complejos del pensamiento, que han sido fundamentalmente el marxismo y el liberalismo, han recibido un golpe muy fuerte, especialmente el marxismo comunista. Me parece que en ese sentido la caída del Muro ha representado un hito. 
¿Qué ha quedado del marxismo?
Ha quedado sobre todo una manera de pensar. No en el sentido fuerte de ideología, o sea, con aplicación política directa, sino más bien en el juicio acerca de las situaciones, en la visión de la sociedad. Yo creo que todos tenemos una cierta vena marxista, por así decir. 
¿En qué consiste?
En primer lugar, en el materialismo. Nos olvidamos a veces de que el marxismo es materialismo dialéctico, y de eso ha quedado sobre todo el materialismo, de manera que hoy día planteamos las cuestiones en términos monetarios, económicos, de comodidad. Ha quedado en gran parte un sesgo materialista y de oposición de unos a otros. La parte dialéctica ha sido que la comodidad, el dinero, etc, lo conseguimos contra los demás, o por lo menos aprovechándonos de los demás. 
“El Muro cayó hacia los dos lados”. Eso lo ha escrito usted, ¿qué significa?
Que afectó, desde luego a la URSS, hasta el punto de que la URSS tal como era ha desaparecido. Queda mucho de marxismo, de Rusia, de Siberia, etc. Pero ya no es lo que era. Ahora se está diciendo que representó el tirar la bandera, el darse por vencidos, porque los comunistas soviéticos no podían aguantar la presión de un muro que les separara. En ese sentido, creo que la influencia en la parte soviética es muy clara, aunque vemos que queda todavía mucho del aspecto digamos imperialista.
¿Y en la parte occidental?
Por un lado, creo que la desaparición del muro ha traído consigo mucho fondo materialista. Antes se podía decir “contra los rusos estábamos mejor” y en cierta manera era verdad porque eso marcaba posiciones propias. Ahora no hay posiciones claramente enfrentadas, y en ese sentido somos posiblemente más materialistas que eran los soviéticos en otro momento. Digamos que Occidente se ha venido un poco abajo en su ánimo, en su capacidad de innovación. 
Hay quien ha definido este mundo que nació después de la caída del muro de Berlín como un mundo líquido. Está claro que hay dos fechas. Hasta 2001 impera la fiesta del fin de la historia, de la libertad sin contenido. Y a partir de 2001, tras la caída de las Torres Gemelas, parece que nos despertamos de un sueño y que ese optimismo del mercado se viene abajo. Y ya con la crisis de 2008 la cosa fue más seria. ¿Hemos aprendido en estos 25 años que la libertad por sí misma no es suficiente, que la libertad requiere contenido?
Yo creo que no lo hemos aprendido, porque no nos dedicamos a eso. Es decir, todo el aspecto cultural, intelectual, de profundidad en los temas, se ha venido abajo en gran parte. Incluso ya hay toda una corriente de pensamiento respecto de las universidades norteamericanas que pasaban por ser los grandes caladeros de pensamiento y ya se ve que no hay mucho detrás. Estamos en una época de gran vacío. Ni unos ni otros, no hay realmente pensamiento fuerte, y por tanto no hay actividad, ni siquiera económica, fuerte. Nos acabamos de enterar de que en Luxemburgo, un país que parecía que estaba por encima de todas estas miserias, están haciendo todo tipo de maniobras con los impuestos. Lo que está pasando en España es bien claro.


Otro anuncio de la semana

Hoy, además, de estreno.
Ya se anuncia la Lotería de Navidad. A la espera de que hagan un vídeo chulo como otros años, he aquí el cartel publicitario, que sale a la luz hoy mismo.





lunes, 10 de noviembre de 2014

El anuncio de la semana

¡Quién lo iba a decir! Dios también se anuncia en la red

José Antonio Pérez Cabaleiro

No esperaba encontrar ninguna foto suya en Internet, pero por si acaso he buscado en Google. Sin éxito, por supuesto: José Antonio era hombre discreto poco dado a dejarse atrapar por las redes cibernéticas.
Durante más de treinta años fue mi médico de cabecera. Era un gallego sabio, con un ojo clínico excepcional, siempre disponible para cualquier emergencia importante o banal. A cada uno de sus pacientes le dedicaba el tiempo que necesitara y le entregaba, además de su talento, su gran corazón de padre y de amigo.
No sé cómo se las apañaba, pero cada vez que tuve que recurrir a él, me dio mucho más de lo que yo necesitaba. Y me pedía perdón por sugerirme que ofreciera a Dios aquel achaque concreto.
José Antonio estaba muy enfermo desde hace años. Bien sabía él que había entrado en la última curva de su vida; pero no se quejaba. Era hombre de fe recia, austero y alegre además de piadoso.
Ha fallecido hace unos días y pasado mañana tendremos su funeral en la Iglesia del Espíritu Santo. Ya está en el Cielo. No me cabe la menor duda.   
  

viernes, 7 de noviembre de 2014

La fiesta continúa

Algunos pensábamos que tanto festejo, tantas visitas, tanto alboroto, tantas flores y tantas emociones juntas agotarían a Marita. Pues no. Todo lo contrario; la hemos visto rejuvenecer por horas y tomar la iniciativa de la fiesta como si tuviera treinta años menos.
Marina, la médico de familia, apareció en casa durante el aperitivo y declaró que, si Marita lleva un siglo en este mundo, "algo" de mérito le corresponde a ella, que la ha cuidado durante tantos años. A continuación ha sacado una potente máquina fotográfica y, en menos de media hora, ha hecho un centenar de fotos.
En la que encabeza este post no estamos todos, ni mucho menos.

Continuará

Los 100 de Marita


El ex gobernador de California visita la exposición "Marita for ever"



























Eugenio es un nieto gigante recién llegado de Virginia




(Continuará)



miércoles, 5 de noviembre de 2014

La cuenta atrás (y VI)



Las chicas del 14, Nora y Marita, permanecen a la espera de acontecimientos.

martes, 4 de noviembre de 2014

La cuenta atrás (V)

Crepúsculo. ¿Anochece? No, es el alba. 
Suenan las campanas del día 5. Pasado mañana la cuenta atrás habrá terminado y empezaremos a contar hacia adelante los días, las semanas y los meses de un siglo nuevo.
Las chicas del 14 irán a la pelu para estar aún más guapas; yo celebraré una Misa de acción de gracias y, para acompañarnos, se asomarán a un balcón del Cielo todos los que se fueron durante estos años.
--¿Y se puede saber quiénes son las chicas del 14.
--Sí que se puede, Una nació en 1914 (y parece que fue ayer). La otra, en el 2014.
A ver si mañana las fotografío juntas.

Este vídeo es una pasada

No dejéis de ver el estupendo testimonio de Sophie. Si no aparecen los subtítulos, basta con hacer click sobre la ruedecita que hay abajo a la derecha y encontraréis un montón de idiomas a vuestra disposición.


domingo, 2 de noviembre de 2014

La última piedra


El curso de retiro termina por la mañana después de la Santa Misa. Antes tenemos la última meditación, la más difícil porque uno quisiera resumir en pocos minutos todo lo que se nos ha quedado en el tintero.
Ahora se me ocurre que quizá he hablado poco de la Virgen María, que debí insistir más en la fraternidad y en la virtud de la Esperanza; que debemos terminar dando gracias a Dios y cargando la mochila con grandes deseos y pequeños propósitos...
Comienzo a elaborar un guión, pero comprendo enseguida que es imposible decirlo todo de nuevo. Kloster me indica que sí he hablado de María Santísima, y de Esperanza, de fraternidad…
—No le des más vueltas, amigo. La semilla ya está sembrada. La regaremos con oración. Al fin y al cabo, el fruto no depende de ti ni de mí. Así que no presumas ni te agobies con la última piedra.
Tiene razón mi amigo como siempre. Y, al hacer el examen de la noche, me viene a la memoria un poema de Juan Ramón:
Tira la piedra de hoy,
olvida y duerme. Si es luz,
mañana la encontrarás
ante la aurora, hecha sol.



La cuenta atrás (IV)


Sólo faltan cinco días. Ha comenzado el desembarco. Llegan de todas las partes del mundo, y no se habla de otra cosa en la City.  
San Juan de Puerto Rico, Nueva York, , Negurigane, Richmond, Dubai, Ortigosa del Monte, Málaga, Ponce, Madrid…
Incluso desembarca el otoño para celebrar el evento.
Llueve mansamente sobre Ortigosa mientras preparo la maleta para salir por la mañana hacia Madrid. He tomado una decisión firme: en cuanto llegue a mi destino, me corto el pelo.