viernes, 29 de julio de 2016

A San Juan Pablo II


Europa y sus miedos



Queridísimo Juan Pablo II; me dicen que a los santos se les tutea. Permíteme, por tanto, que yo también lo haga en este e-mail.
Iniciaste tu pontificado romano hace 38 años. Yo estaba allí. Fue una mañana de sol, y la plaza de San Pedro resplandecía abarrotada de fieles de muchos países. También de Polonia, a pesar de que aún no habían caído los regímenes comunistas y el telón de acero seguía en pie.
A la izquierda del altar había una tribuna con mandatarios de medio mundo. En primera fila vi a la Reina de España, tocada con mantilla blanca y, junto a ella, al Rey don Juan Carlos.
En la homilía de la Misa empezaste hablando de tu propio miedo ante la carga que el Señor había echado sobre tus hombros. Recordaste a San Pedro, quien, según la novela de Sienkiewicz, quiso huir  de Roma durante la persecución de Nerón,  pero el Señor salió a su encuentro. El Apóstol le preguntó: quo vadis, Domine?: ¿Dónde vas, Señor?. Y Jesús le respondió: voy a Roma para ser crucificado por segunda vez. San Pedro, avergonzado, regresó a la Urbe y permaneció allí hasta su martirio.
Luego hablaste de otros miedos. Consciente de la dignidad y de la grandeza de tu misión, hiciste al mundo una súplica humilde llena de energía:
—"¡Hermanos y hermanas! ¡No tengáis miedo de acoger a Cristo y de aceptar su potestad! ¡No temáis! ¡Abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura. de la civilización y del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo sabe lo que hay dentro del hombre. ¡Sólo Él lo sabe!"
La potencia de tu voz, y sobre todo la fe, la esperanza y el amor a Dios que traslucían tus palabras golpearon las corazones de millones de personas.
Pocos años después, en el escenario incomparable de Compostela, tu voz volvió a resonar con igual solemnidad. Hablaste de Europa y precisamente en el lugar al que los europeos de todas las naciones han peregrinado desde hace más de mil años:
—"Yo, sucesor de Pedro, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: ¡Vuelve a encontrarte, sé tú misma, descubre tus orígenes, aviva tus raíces...! Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual (…) Tú puedes ser todavía faro de civilización y estímulo de progreso para el mundo”.
Y concluiste:
—"Si Europa abre nuevamente las puertas a Cristo y no tiene miedo, su futuro no estará dominado por la incertidumbre y el temor…"
El caso es, Santidad, que los europeos, lejos de abrir las puertas a Cristo, parecen decididos a expulsarlo de las instituciones y a borrar toda huella de su paso por este continente. Han olvidado las doce estrellas blancas sobre fondo azul que forman la bandera de la Unión Europea. Representan la corona de la Virgen María tal como aparece en el Apocalipsis. Esa fue la intención de quien la diseñó, y quizá también la de los que la aprobaron precisamente el día de la Inmaculada de 1955.
Se diría que Europa hoy es un árbol milenario que se avergüenza de sus raíces y las repudia porque las teme. Dicen que los árboles mueren de pie; pero un árbol sin raíces se desploma y se pudre en tierra como un gusano.
¡Pobre continente, triste y asustadizo sin savia que lo alimente ni más valores que los bursátiles! Cada año tiembla ante una nueva amenaza cósmica: las vacas locas, la gripe A, el mosquito zika, el ébola, el islamismo… Ahora llaman a nuestra puerta cientos de miles, quizá millones, de refugiados que huyen de la guerra y del hambre; es Cristo quien viene, pero Europa lo ve como un peligro y, paralizada por el pánico, se atrinchera detrás de sus muros.
Querido Juan Pablo, haznos oír de nuevo tu voz poderosa. Sacúdenos la conciencia, como en 1978, con aquel "no tengáis miedo; abrid las puertas a Cristo". Y que se conmueva, igual que entonces, hasta la columnata de Bernini.





jueves, 28 de julio de 2016

Remontamos el vuelo


De regreso a Madrid, recupero la cobertura perdida en la Sierra y enciendo los dispositivos móviles con la avidez de un adicto.
Veo que el globo está olvidado en el fondo de un barranco. Trataré de ponerlo en órbita en cuanto se me caliente el motor de la sesera.
Abro el periódico de ayer, y veo en la portada el rostro de un cura anciano revestido con los ornamentos sacerdotales para la Santa Misa: es el padre Jacques Hamel; tiene 86 años y acaba de ser asesinado mientras celebraba la Eucaristía. Lo han matado por ser otro Cristo. Es un mártir más y pronto lo veremos en los altares.
Me quedo unos minutos contemplando la fotografía, y concreto un propósito: tengo que escribirle un e-mail ahora que acaba de llegar al Cielo. Quizá lo publique cuando termine el verano, pero probablemente empezará así:
Querido Jacques, enhorabuena, amigo; lo has conseguido. Tantos años entregando tu vida día a día y, al fin, el Señor te ha entregado la corona más preciada…

viernes, 22 de julio de 2016

El Bosco


Después de contemplar en El Prado la exposición de El Bosco, salgo del Museo con ganas de volver y detenerme en cada cuadro el tiempo necesario para que la pintura me revele su mensaje. Hoy no sé que decir. El Bosco es sin duda un genio..., ¿del bien? ¿del mal? ¿del humor? ¿del caos? Desde luego estamos ante alguien que es más que un pintor.
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jueves, 21 de julio de 2016

Es grande ser cura

¿Conocéis la Fundación CARF? Ahora, como siempre y quizá más que nunca, es preciso ayudar a los que se ocupan de la formación de los sacerdotes.


miércoles, 20 de julio de 2016

Llegó la nube


La de Internet no; la otra.
La nube de Internet, blanca, algodonosa y acogedora, guarda nuestros documentos más preciosos y los pone a nuestra disposición para que los consultemos desde cualquier ordenador, tableta o teléfono móvil. Allí flotan, mecidos por la nube, mis fotos de familia, los vídeos de aquel viaje inolvidable y los apuntes más íntimos. Siempre he temido que detrás de esa nube haya un genio maléfico que curiosee todos mis secretos; pero me importa un rábano; a estas alturas de la vida a uno ya no le quedan ni unos gramos de intimidad. La nube de Internet es una madre a la que se le cuenta todo, todo, y nos sonríe mientras nos atrapa con sus brazos amorosos.
La otra nube es africana y desprende barro, polvo, arena del desierto y dromedarios en suspensión. Llegó ayer por la noche y cubrió todo Madrid sin permiso de la alcaldesa. La nube africana es un abrigo de lana negra que conserva la temperatura de la ciudad a 30 grados para que sea imposible dormir.
A las cinco de la mañana, cansado de dar vueltas sobre mi propio eje, me he levantado de la cama y he encendido la luz. El termómetro de mi ventana marcaba 31 grados centígrados, 88 Fahrenheit.
A las 5, 30 busqué consuelo en "Cara-Libro" (o sea, en Facebook) y vi que ya habían entrado algunos insomnes para felicitarme en mi cumpleaños. Ésa sí que es una buena nube cuajada de amigos, que, además, precipita en forma de oraciones ahora que el calendario me sitúa frente a la realidad y me recuerda que el tiempo se va deprisa y queda mucho por hacer.
A las siete de la mañana la nube africana empieza a sembrar de barro la ciudad. ¡Qué bonito es el verano!



lunes, 18 de julio de 2016

18 de julio



Un 18 de julio…
·         Comenzó el gran incendio de Roma ordenado por el emperador Nerón.
·         El papa Juan XXII canonizó al escritor y teólogo italiano Tomás de Aquino.
·         El territorio de la Florida pasó de la soberanía española a la de Estados Unidos.
·         Uruguay promulgó su primera Constitución.
·         En la posada de Alcazarén, cerca de Olmedo fue detenido el famoso bandolero Luis Candelas.
·         Nicolás Salmerón se convirtió en presidente de la Primera República Española   
·         Filipinas se independizó de España.
·         Marie y Pierre Curie descubrieron el polonio.
·         En Liébana (Cantabria) una plaga de ratas rojas asoló los campos y lo dejó todo hecho un asquito.
·         Se publicó en Berlín el libro Mein Kampf (Mi lucha), de un tal Adolf Hitler.
·         La norteamericana Amelia Earhart se convirtió en la primera mujer que sobrevolaba el océano Atlántico.
·         En España, Francisco Franco reclamó oficialmente Gibraltar. Desde entonces no hemos parado.
·         En el valle de Cuelgamuros de la Sierra de Madrid se inauguró el Monumento a los Caídos en la Guerra Civil Española.
·         La Unión Soviética lanzó la sonda lunar Zond 3.
·         En el valle de Sartenejas (Venezuela) se fundó la Universidad de Caracas, más tarde renombrada —cómo no— Universidad Simón Bolívar.
·         Carlos Sainz ganó el Rally de Argentina, lo que supuso su 26.ª victoria en pruebas del Mundial, récord en la historia del campeonato.
·         La selección española de baloncesto juvenil se adjudicó el Campeonato de Europa, al vencer en la final a Turquía por 89-71.
·         En China, el tifón Haitang obligó a evacuar a más de 600 000 personas.
Además, un 18 de julio nació… 
·         William Makepeace Thackeray, escritor británico.
·         Louis De Geer, primer ministro sueco (f. 1896).
·         Tristan Corbière, poeta francés.
·         Hendrik Antoon Lorentz, físico y matemático neerlandés, premio Nobel de Física en 1902.
·         Margaret Brown, superviviente del Titanic.
·         Joaquín Romero Murube, poeta y ensayista español.
·         Lupe Vélez, actriz mexicana.
·         Andrei Gromiko, político soviético de triste memoria
·         Red Skelton, actor y cómico estadounidense.
·         Gino Bartali, ciclista italiano.
·         Nelson Mandela, político y activista sudafricano.
·         John Glenn, astronauta estadounidense.
·         Pelegrín Muñoz, ilustre sacerdote de Teruel, amigo de este globero.
·         Antonio García-Trevijano Forte, abogado y político español.
·         Carmen Campoy, actriz argentina de origen español.
·         Yevgueni Yevtushenko, poeta ruso.
·         El Viti, matador de toros.
·         Alicia Kirchner, política argentina.
·         Fofito, payaso español.
·         Nick Faldo, golfista británico. 
Claro que también hubo fallecimientos; al menos estos: 
·         Francisco I de Francia.
·         Michelángelo Merisi, (alias Caravaggio) pintor italiano.
·         Antoine Watteau, pintor francés.
·         Jane Austen, novelista británica.
·         Ángel Guimerá, poeta y dramaturgo español.
·         José Manuel Fuente, ciclista español que subía montañas (n. 1945).
·         Francisco Javier Sáenz de Oiza, arquitecto.
·         José Ángel Valente, poeta.
·         William Westmoreland, militar estadounidense.
 
Me han contado también que un 18 de julio de hace 80 años comenzó una guerra en España. Es un acontecimiento histórico del que los españoles deberíamos hablar con la misma frialdad y rigor que empleamos para tratar del incendio de Roma, la muerte de Caravaggio o la plaga de ratas rojas en Liébana. ¿Lo lograremos algún día?

domingo, 3 de julio de 2016

Corriente y normal



Me llama Jaime desde el hospital para anular una cita que teníamos pendiente:
—Me han internado en La Paz porque tengo una neumonía de caballo. Ahora estoy mejor, pero lo he pasado muy mal.
—¿Y qué dice el médico?
—Que, con tanto aire acondicionado es normal 
Estoy seguro de que el neumólogo en cuestión no piensa que tener pulmonía sea normal. Corriente, sí; sobre todo si uno se enchufa en los pulmones un vendaval refrigerado.
Normal y corriente ¿son lo mismo? A primera vista diría que sí. Hay una normalidad estadística a la que habitualmente recurrimos para calificar todo aquello que es habitual, por muy extraño o anormal que nos parezca. El diccionario de la Academia avala este significado.
Hace treinta años mi amiga Chus estrelló su cochecito recién estrenado en una conocida fuente pública. Eran las tres de la madrugada y salía de la disco bien cargada de vodka con tónica. El agente de tráfico que acudió al incidente explicó a la audaz conductora:
—Con la cantidad de combustible que llevas en tus venas es normal que tu coche vuele.
Lo reconozco, soy un maniático de las palabras. En este caso yo habría dicho "es lógico" o incluso "es inevitable",  pero me resisto a llamar "normal" a lo que sólo es corriente. 
Si (Dios no lo quiera) se declarara una epidemia de gripe en Madrid y el ochenta por ciento de la población cayese enferma, entiendo que lo normal sería estar sano y lo corriente, tener fiebre alta y dolores por todo el organismo. Esto no es sólo el juego de palabras de un viejo chiflado. El problema radica en que nuestra cultura dominante supone que la normalidad de un hecho, de unas ideas o de una conducta depende exclusivamente del número de veces que se repita ese hecho o de la cantidad de personas que defiendan esas ideas o se comporten de ese modo.
Vayamos al grano. Os aviso: ya os podéis ir rasgando las vestiduras. Con el calor que hace hoy en Madrid no corréis el menor riesgo de resfriaros.
Ayer por la tarde tuve que acercarme al centro y logré circundar a duras penas la manifestación del "orgullo gay",  que se había hecho fuerte en la Castellana. No pude evitar, sin embargo, ver el espectáculo festivo, carnavalesco, peleón, abigarrado, estrambótico, sudoroso y un tanto hortera, del cortejo reivindicativo.
Mientras lo contemplaba en silencio desde el interior del coche me pregunté si todo aquello era "normal". Kloster, que, como siempre, viaja a mi lado de copiloto me respondió:
—Es sólo corriente, colega; pero cada día más corriente. Y no sólo porque están saliendo del armario de mil en mil, sino sobre todo porque hay un proselitismo gay agobiante y subvencionado. Quieren convencernos de que el sexo se elige como el color de una camiseta o el modelo de un automóvil; que lo natural se identifica con lo que a uno le apetece, y como no es difícil cambiar "el apetito" de chicos y chicas, sobre todo en la primera adolescencia, están fabricando armarios en serie para que entren jovencitos y jovencitas en busca de experiencias nuevas. Antes a esto se le llamaba "corrupción de menores" y se contemplaba en el código penal. Ahora se incluye en los planes de educación.
Recordé entonces a un chaval de primero de bachillerato que vino a la capellanía para contarme que era gay, que estaba muy contento porque había comprendido que era normal.
—Ya he tenido seis parejas —añadió—.
—¿Y de verdad te parece normal —respondí—? ¿A los dieciséis años, seis parejas? En mi opinión tienes un problema serio, una obsesión sexual, y deberías hacértela mirar cuanto antes. Quizá todavía estés a tiempo.
Me temo que éste es el verdadero problema de muchos,