domingo, 1 de abril de 2007

Pájaros, pajaritos y pajarracos



Estoy pensando escribir “algo” sobre pájaros. No sé si un libro o un folleto. Como soy ornitómano —que no ornitólogo— no me limito a observarlos; también los dibujo y leo todo lo que cae en mis manos.

Creo que podría sacar partido de esta inofensiva paranoia. ¿Por qué no hablar de las “virtudes” y “defectos” de las aves?

Hay pájaros vanidosos, humildes, egoístas, mentirosos, traidores, libertinos, generosos, tímidos, perezosos, descarados, adúlteros, fieles… La naturaleza es sabia, y cada una de esas características tienen su sentido. Por eso Jesús nos invitó un día a mirar las aves del Cielo. En aquella ocasión las ponía como ejemplo de abandono en las manos de la providencia; pero, si uno las contempla atentamente, además de descubrir un mundo sorprendente, se lo pasa la mar de bien, y puede extraer enseñanzas muy valiosas.

Cuento todo esto, porque necesito ayuda. De momento trato de localizar poetas y poemas que hablen de pájaros y de cada una de sus especies. Como veis, he colocado en la columna de la izquierda un poema de Jiménez Lozano. En su poemario “Elegías menores” habla también del cuervo, de la urraca, de la oca, de la golondrina…

Entre los visitantes de este blog hay grandes lectores de poesía y algún que otro poeta. ¿Quién me puede orientar?

9 comentarios:

  1. Hay una antología de José Manuel Blecua, Los pájaros en la poesía española, Hispánica, Madrid, 1943, que yo le puedo prestar cuando quiera.

    Más encontrables y tan recomendables (o más) son los bellísimos libritos de la colección "El Pájaro Solitario" de Pre-Textos. Muy buenos, el de Umberto Saba (di me diranno, quando sarò morto:/ povero vecchio disperato e solo, / cantava come canta un rosignuolo.), el de Trapiello y los haikus ornitómanos de Antonio Cabrera.

    Para esa misma colección tengo el encargo de hacer una selección y un ensayo de los pájaros en la Divina Commedia, a los que Dante recurre como imagen y ejemplo con frecuencia.

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracia, Enrique. Me lanzaré a la búsqueda de todo eso. Es curioso, no había pensado en la Divina Comedia.

    ResponderEliminar
  3. ¿Has leído las tribulaciones de una chica decente, de Torcuato Luca de Tena? Luca de Tena no es Borges, pero sí es más divertido. Y se pasa todo el libro hablando de Passarinhos.

    ResponderEliminar
  4. Muchos pájaros, americanos,eso sí, revolotean también entre lo sideral, mineral, torrencial y equinocial del "Canto General" de Neruda:
    III
    VIENEN LOS PAJAROS
    Todo era vuelo en nuestra tierra.
    Como gotas de sangre y plumas
    los cardenales desangraban
    el amanecer de Anáhuac.
    El tucán era una adorable
    caja de frutas barnizadas,
    el colibrí guardó las chispas
    originales del relámpago
    y sus minúsculas hogueras
    ardían en el aire inmóvil.
    Los ilustres loros llenaban
    la profundidad del follaje
    (...)
    Todas las águilas del cielo
    nutrían su estirpe sangrienta
    en el azul inhabitado,
    y sobre las plumas carnívoras
    volaba encima del mundo
    el cóndor, rey asesino,
    fraile solitario del cielo,
    talismán negro de la nieve,
    huracán de la cetrería.
    La ingeniería del hornero
    hacía del barro fragante
    pequeños teatros sonoros
    donde aparecía cantando.
    El atajacaminos iba
    dando su grito humedecido
    a la orilla de los cenotes.
    La torcaza araucana hacía
    ásperos nidos matorrales
    donde dejaba el real regalo
    de sus huevos empavonados.
    La loica del Sur, fragante,
    dulce carpintera de otoño,
    mostraba su pecho estrellado
    de constelación escarlata,
    y el austral chingolo elevaba
    su flauta recién recogida
    de la eternidad del agua.
    Mas, húmedo como un nenúfar,
    el flamenco abría sus puertas
    de sonrosada catedral,
    y volaba como la aurora,
    lejos del bosque bochornoso
    donde cuelga la pedrería
    del quetzal(Y sigue).

    De paso, don Enrique ¿sería usted tan amable de aclararme una duda?: Siempre me he preguntado si es verdad que los pájaros dialogan. Si será verdad que en mayo, cuando canta la calandria, le responde el ruiseñor. Y ya puestos, si los nombres de los pájaros: calandria, ruiseñor..., suelen imitar su canto. O sea, por ponernos filológicos: si en esa joya del romance del prisionero, los versos en cuestión, desde los trigos que encañan hasta el ruiseñor respondón, además de ser encantadoramente aliterativos (cu-ca-ca para ella, y re-rui para él), son onomatopéyicos. Nadie me lo ha aclarado nunca , los filólogos saben mucho de calandrias literarias, pero de las reales, de cómo cantan, nada.

    ResponderEliminar
  5. Recuerdo un día que fuí con Ud. a ver aves oceánicas...(cuando descubrí al pajaro-boya)...
    Empezó usted a contarme una historia muy graciosa sobre varios pájaros: señalaba características, nombres, etc y los mezclaba con virtudes, actitudes, etc... Me reí mucho mientras me lo explicaba... Creo que con su memoria prodigiosa sería capaz de recomponerla y mejorarla.
    A mi, un ignorante en el mundo de las aves, me sirvió bastante para aprender cosas.
    Te ries y aprendes. Magnífico.

    ResponderEliminar
  6. CB.
    Me voy corriendo, pero el domingo te contesto. Gracias por el poema.

    ResponderEliminar
  7. Una cita de Jünger, en Radiaciones, que tal vez le sirva:

    "El martín pescador. Cuando uno ve a este pequeño animal salir volando rutilante de entre los amarillentos cañaverales siente la tentación de preguntarse por qué en este paisaje tan desolado la Naturaleza ha ornamentado a esa ave como una piedra preciosa. Los científicos demuestran que existen supérstites de la época glacial —quizá queden también algunos de la época de las fábulas."

    ResponderEliminar
  8. Lo siento, cb, aunque lo diga el romance, la calandria no dialoga con el ruiseñor. Cada pájaro charla sólo con los de su especie, bien para marcar un territorio y advertir al macho competidor, o para ligar con la hembra.
    Ayer, sin ir más lejos, a pesar del frío y la lluvia, un ruiseñor cantaba con verdadero entusiasmo en Ortigosa del Monte para atraer a su chica.

    En efecto, hay bastantes nombres de aves que suenan como sus cantos. Por supuesto cada una tiene una denominación científica bastante gris, pero el habla local hace maravillas y con frecuencia se impone el apelativo más onomatopéyico.

    ResponderEliminar
  9. Así que no se hablan... Cómo son. Aunque, claro, qué tonta, se empieza por hablar y al final todos revueltos, calanseñores, tortolomas...
    Feliz Pascua de Resurrección y muchísimas gracias por sus aclaraciones y por ese ruiseñor de Ortigosa que canta bajo la lluvia.

    ResponderEliminar