Me preguntan cuál es la moraleja del "cuento de terror" que escribí esta mañana.
A primera vista (a priori dirían otros) es lógico; se supone que un cura como el que suscribe debe sacar siempre una enseñanza moral, algo "positivo" y tranquilizador.
Por lo demás, soy consciente de que la historia del robot suicida no es precisamente una Parábola evangélica; pero tampoco es para ponerse así, queridísimas Cordelia y Adaldrida. A veces uno tiene pensamientos perversos no pecaminosos y necesita convertirlos en cuentos, en relatos surrealistas o en bromas de humor negro. Yo suelo utilizar a Kloster para estos desahogos seudo literarios, pero en esta ocasión me vino el cuento entero a la cabeza en dos segundos cuando vi que un radar de la ilustre alcaldesa de Madrid me cazaba en un descuido. Dos días después tenía la multa y la foto en casa. Sólo un robot puede ser tan frío, tan veloz y tan eficaz.
Escribí entonces la historia de un tirón y la metí en el congelador por ver si resistía el paso del tiempo. Resistió a pesar de no tener a mano ninguna moraleja.
Después de colgar el cuento en el globo y a la vista de las reacciones, he preguntado a Kloster si se le ocurría alguna moraleja, más que nada para salvar la cara.
--Por supuesto --me ha respondido--. Aquí tienes dos:
1. No te fíes un pelo de los curas; por la mañana escriben piadosamente sobre la fe y, por la tarde, se convierten en vampiros y asesinos de robots.
2. Fíate aún menos de las maquinitas que nos poseen. Se empieza discutiendo con el GPS y se termina con una antena implantada en la coronilla y una prótesis en la oreja para obedecer al Iphone o al abrelatas electrónico.
Y el caso es que a mí me ha gustado el cuento, y como el globo es mío, tal vez me decida a seguir esa línea. ¿Verdad Kloster?
--Tendrías que pasar por encima de mi cadáver.
Pues me parece! El globo es suyo, y a mi me encanta TODO lo que pone, aunque algunos días sea más fácil de entender que otros...
ResponderEliminarA mí me gustó, lo que pasa esque prefiero historias con personas, que piensan por sí mismas...
ResponderEliminarPues a mí me gustó mucho y creo que la moraleja está en la línea de siempre, leyendo los clásicos con nuevos ojos: "hay q descubrir a Dios en todo y no dejarnos ”robotizar” por lo q nos rodea".
ResponderEliminarSiga cómo quiera D. Henry pero continúe siempre con sus entradas!!!!
Ah!!! ¿Pa´ cúando una serie "desgranando" el Padrenuestro?
P.D. He descubierto q debo ser la fan número 1 de las comillas (y de los signos de exclamación)
Insisto: es muy, muy bueno. No tiene que dar explicaciones, el blog es suyo. A mí lo que me pasa es que se me recome la envidia.
ResponderEliminarKloster, mírate al espejo, no sea que seas un robot y te veas frito en menos que canta un gallo.
Eso esta muy bien,me gusta mucho la primera moraleja,no hay que olvidarse de los Heavy metal,que tambien tienen derecho a confesarse...
ResponderEliminarHombre... El cuento es muy bueno y no reaccioné tan mal, simplemente dije que no me gustó aunque fuera bueno ha ha ha. A priori lo diría, sí o si.
ResponderEliminarPues a mi me encantó y me quedó bien claro.
ResponderEliminarA mi también me encantó, como todo lo demás. Creo que no necesita defensa ni explicaciones.
ResponderEliminar