En estos días de "paréntesis laboral", preparo, quizá con demasiado detalle, los cursos de retiro que dirigiré en el curso 2014-2015, que ya ha comenzado. Debo intentar un "cántico nuevo" con una vieja y prestigiosa partitura. ¿Quién soy yo para enmendarla?
Sobre la pantalla en blanco del ordenador voy creando esquemas que nunca seguiré al pie de la letra. Trato de que no sean palabras secas, sin vida, y procuro hacer oración mientras escribo.
De pronto la luz de la pantalla se me antoja fastidiosa. Echo de menos un viejo cuaderno cuadriculado y una pluma estilográfica; pero no puede ser. Tengo que seguir adelante.
El sueño llega de golpe, sin avisar, y lo recibo con el primer bostezo de la tarde. Dios mío, ¿se quedarán adormilados, igual que yo, los que asistan a esta meditación sobre la Humanidad de Jesucristo?
Descanso unos minutos escribiendo estas líneas para colgarlas del globo. Así me siento acompañado.
Rezad para que no me duerma. Debo completar 22 meditaciones y aún no he llegado a la séptima.
Es curioso D.Enrique,que manía tenemos de complicarlo todo.
ResponderEliminarSeguro que lo consigue. Con su esfuerzo y la ayuda del Espíritu Santo y todos los nuevos santos/Beatos: Juan Pablo II, Juan XXIII, D. Álvaro, Pablo VI... ¡Que año, Dios mío! Y pensar que a todos ellos los hemos conocido... Ayúdenos a ver que la santidad está a nuestro alcance y que la misericordia de Dios no nos abandonará nunca. Seguro que lo hace de maravilla.
ResponderEliminargracias don Enrique. Muchas gracias.
ResponderEliminar:)
ResponderEliminarPor favor, encomirnde una intención también.
Rezo... Con la esperanza egoísta de que me toque alguna...
ResponderEliminarEs curioso cómo se siente uno y cómo lo ven los demás. Yo creo que es imposible que alguien se duerma en una meditación suya, pero creo que una vez el beato don Álvaro se durmió en una meditación de san Josemaría, por el mucho cansancio que llevaba acumulado, así que ya ve, no es un deshonor.
ResponderEliminarDe todas formas, ya sabe que en este globo rezamos mucho por usted.
Mucho ánimo, don Enrique! ya sabe usted que hacen mucho bien y dan mucha gloria a Dios sus meditaciones! no se duerma!!
ResponderEliminar¿Palabras secas o sin vida? No lo creo D. Enrique. Usted ve grandes historias detrás de gestos que habitualmente pasan sin dejar rastro, sin dejar si quiera la secuela de una gota de agua.
ResponderEliminarSanta Teresita de Liseux se quedaba dormida en la oración y durante la acción de gracias casi siempre pero acertadamente pensó que los niños gradan igual a sus padres dormidos y despiertos. A veces la veían ir a la capilla con la almohada y todo ;-)
ResponderEliminarClaro que si... Desde Panamá al Cielo una oración en directo por las Meditaciones que falten...No se olvide de rezar por los que vuelan en ese globo...
ResponderEliminarMe encanta que se sienta acompañado con nosotros. Duerma tranquilo, ya se encargará el Espíritu Santo, como siempre.
ResponderEliminarSon muchas veintidós...
ResponderEliminar¿No puede echar mano de su hemeroteca? Seguro que hay muchas que vale la pena repetir.
Uno no se cansa de releer o volver a escuchar una buena meditación...
No son tantas, Clara. Ya llevo 16. En realidad, cada meditación es irrepetible, aunque uno se repita.
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