El Serantes, después de la ducha que regó generosamente la City ayer sábado, se seca con cuatro harapos nubosos y vuelve a señorear sobre la Ría y El Abra. Yo, la mar de contento porque me han llamado cursi en la entrada anterior, regreso a Castilla, tierra austera y poco dada a a frivolidades líricas.
Que te digan cursi es un cumplido. ¿Qué sería de nosotros sin los cursis? Sería como comer sin sal ni vino. ¡Arriba los cursis!
ResponderEliminarTampoco se pase con castilla q da para mucho ehh
ResponderEliminarPues a mi tampoco me parece tan exagerado. La Ria está bien. Y Castilla también tiene lo suyo: montañas nevadas y atardeceres. Adiosle
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