miércoles, 30 de junio de 2021

"Abuelear"

 


Dentro de pocos días cumpliré 80 años y pienso celebrarlo a lo grande. Con permiso de mi pediatra me tomaré una copa de brandy. Si intenta impedírmelo, cambiaré de pediatra. A mis parientes y amigos sólo les pido que no intenten convencerme de que "todavía" soy joven, que estoy como siempre, que por mí no pasan los años y otras bobadas semejantes. Siempre quise llegar a viejo y, al fin, lo he conseguido. ¿Por qué queréis quitarme también esto? Llevo más de un mes proclamando que he cumplido los 80. Es estupendo ponerse años, mejor que quitárselos, como una manifestación más de coquetería.

—¿Y los achaques?

Bien, gracias. Ahí siguen, creciendo un poco cada día. Son el recordatorio de que hay que ir preparando la maleta, sin prisas, para el último viaje de la vida. Eso me dijo mi amigo Mariano, un chico de mi edad, cuando me telefoneó hace un par de años:

—No nos hemos visto desde la universidad, pero creo que ya no tengo excusas. Deberías ayudarme a preparar la maleta.

La preparamos juntos en su chalet de Las Rozas, quemando los malos recuerdos en la hoguera de la contrición y embalando los buenos para el viaje.

A esta edad, a uno le van jubilando por la espalda aunque no quiera. También a los que cultivamos la tarea de ser sacerdotes in aeternum. Uno ya no está disponible para correr el encierro en San Fermín ni para hacer el camino de Santiago. Quizá todavía esté en condiciones de predicar sin demasiados balbuceos, pero esto durará poco.  Lo nuestro ahora es "abuelear" a diestro y siniestro.

¿Abuelear? Sí. Me propongo escribir al director de la Real Academia para que incluya este verbo cuanto antes en el diccionario. De momento no se me ocurre una definición breve y precisa, pero puedo arriesgarme a describir su contenido.

Abuelear es profesar de abuelo aunque uno, como es mi caso, no tenga nietos. También sirven los sobrinietos, los hijos de los alumnos y sus amigos.  Abuelear es estar disponible para lo más importante de la vida aunque uno sea un completo inútil para lo accidental. Es ser canguro cuando los padres se van de finde o tienen demasiado trabajo; ser maestro de primaria; ser oyente y sobre todo escuchante de las increíbles historias que relatan los niños, ésas que los padres no tienen tiempo de valorar. Es aprender a contar cuentos que siempre terminan bien y, paradójicamente, nunca acaban.  Es transmitir por contagio, con pocas pero francas palabras, la sabiduría que uno guarda en la memoria del corazón, aunque la otra memoria empiece a naufragar y se vayan borrando los nombres y los apellidos que uno debería haber conservado.

Abuelear es aprender a mimar a los niños sin ser empalagoso ni indigesto. Es dar lecciones magistrales que deberían impartir los padres pero que, algunas veces —ay de mí—, parecen haber olvidado. Es hablar de Dios, de la Virgen María y de los santos con la naturalidad que uno emplea para charlar sobre la mascota de la familia. Abuelear es ser generoso para dar y para darse. Es aprender a ser niño otra vez y descubrir que la formación del abuelo no termina nunca.

Yo sé que un día me dirán, con todo el afecto del mundo, que no renueve más el permiso de conducir porque puedo causar una catástrofe en la vecindad; que intente no repetir tanto las mismas historias, porque, la verdad, empiezan a cansar al personal; pero como, gracias a Dios, mi familia es la mejor, me tomaré con todos la copa del decenio para que ellos también aprendan a abuelear.

20 comentarios:

  1. !!!Felicidades don Enrique.¡¡¡
    Muchas gracias por sus palabras y por sus meditaciones que tanto ayudan.le ayudaremos a abuelear ...
    un saludo
    Rafaela.

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  2. No sé si tiene otra pediatra, pero ésta le da permiso y le gustaría acompañarle en el consumo del lingotazo. Muchísimas felicidades por adelantado.

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  3. Que padre que este de regreso Padre!!!! Muchas felicidades. Se le extraña

    Marite

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  4. Abuelea de maravilla D. Enrique!!!
    Me encanta que se acuerde de sus alumnos y sus sobrinonietos.
    Qué suerte tienen todos ellos!!!

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  5. -Gracias,Don Enrique!!!

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  6. Felicidades Don Enrique!! sin duda abuelear le quedara de maravilla!

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  7. Felicidades desde ya ! D. Enrique!

    Abuelear esta muy bien

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  8. Qué bien se lo va a pasar abueleando. Y que sea por muchos años. ¡Muchas felicidades por adelantado!

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  9. Don Enrique, muchísimas felicidades, es estupendo Abuelear, yo también lo hago. Gracias por sus palabras, como siempre le digo, me hace muchísimo bien

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  10. Qué suerte de quien pueda verle "abueleando"
    Anabel

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  11. Salud Don Enrique 🥂
    Es un gusto poder aprender a abuelear a su lado. Esta entrada en el blog me ha caído de maravilla. Justo lo que necesitaba. Ya estaba extrañando leerlo
    Saludos 🇻🇪

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  12. Muy feliz cumpleaños,
    que disfrute de este nuevo año con la privilegiada visibilidad que dan las entrañables vivencias de los años anteriores
    un megabrazo

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  13. Con mucho retraso, felicidades Don Enrique!!! Esta hecho un abuelo todo terreno... No hay quien le siga 😂😂🎉🎉🎉👏🎊🙏

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  14. Muchas felicidades!! A por otros 80 sin parar de abuelar!!
    Nunca olvidaré las navidades de Solaviella de hace unos cuantos años, las oropéndolas y aquel “he besado al arzobispo el anillo pastoral”.

    Un abrazo grande y a ver si podemos vernos. Me haría mucha ilusión.

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  15. Muchas felicidades!! A por otros 80 sin parar de abuelar!!
    Nunca olvidaré las navidades de Solaviella de hace unos cuantos años, las oropéndolas y aquel “he besado al arzobispo el anillo pastoral”.

    Un abrazo grande y a ver si podemos vernos. Me haría mucha ilusión.

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  16. Muchas felicidades!! A por otros 80 sin parar de abuelar!!
    Nunca olvidaré las navidades de Solaviella de hace unos cuantos años, las oropéndolas y aquel “he besado al arzobispo el anillo pastoral”.

    Un abrazo grande y a ver si podemos vernos. Me haría mucha ilusión.

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  17. En este hermoso día que Dios los bendiga y María les haga compañía
    Deseando que estén bien y extrañando las entradas y meditaciones

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  18. Me ha encantado el término " abuelear". Lo práctico y me hace muy feliz.Abuelear es invitar a tus nietos adolescentes a cenar y dejarles hablar y hablar. Escuchándoles, me acerco a ellos. Y entre col y col...lechuga. Dios se cuela entre nosotros.

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