Acabo de regresar a Madrid y aún tengo que
leer más de un centenar de e-mails. El primero es éste. No sé quién me lo envía
ni estoy en condiciones de juzgar el texto desde el punto de vista literario.
Lo he leído deprisa y, al acabar he dicho "amén".
SÉ que me la juego por escribir esto
Estoy por declararme en huelga de
escritura.
La tinta se pone más de luto que de
ordinario.
No escribe: se desangra. La tristeza
y el temblor apenas me dejan enhebrar
palabras
con un mínimo de aliento y de soltura.
Una millonada de abortos anuales
no me dejan respirar con normalidad la
brisa,
y envenenan la esperanza de cualquiera.
Una Segunda Guerra Mundial cada año. Un
exterminio
estalinista cada año. O nazi o camboyano
o…
Las tinieblas se extienden por las almas
(cuesta creer que todavía siga siendo
azul
el cielo cada mañana),
y esa negrura cala en la tierra, y en las
avenidas.
Y en esta noche oscura de la Humanidad
contemplo las estrellas con más ahínco
y advierto las lágrimas de Dios.
La vida mutilada, asesinada sin
paliativos.
Nuestra civilización, tal y como la
conocemos,
agoniza, niño a niño, miembro a miembro.
El corazón del hombre planifica la
muerte,
pero ya ni siquiera es por odio. Es
obsceno negocio
camuflado en un millón de trápalas y
eufemismos.
Y morimos todos con esas criaturas
descuartizadas como animales,
con el alma abierta en canal. Tiran sus
vidas
-la Vida- a la basura, como si nada,
como si fueran una mixtura apócrifa. Sin
opciones.
Muerte o muerte. Matacía. Demencia.
Sacrilegio. Malicia.
Pero ese dolor puede hacer estallar la
justicia divina.
Ríanse de Sodoma y de la decadencia de
Roma.
Esto se acaba, no puede durar mucho
como sigamos así, por este camino que va
al abismo.
El mundo, tal y como lo conocemos, se
marchita,
se agusana, se pudre
en irracional desenfreno y bestialidad
(cuesta imaginar el renacimiento del
hombre).
Huérfano de Dios
la desnutrición espiritual conlleva
una evidente sinrazón y postrimería,
una herida purulenta, una deshumanización
de la que el aborto es el exponente más
suicida
GUILLERMO URBIZU