Pasión por volar
Querido Félix:
Hace un par de meses volví a visitar el
refugio de aves rapaces que tú fundaste hace más de cuarenta años en Montejo de
la Vega. Esta vez no me atreví a trepar por las laderas del cañón porque uno ya
no está para muchos trotes; me limité a pasear por la orilla del río, junto a
los bancales donde anidan los abejarucos. Luego, echado en la hierba, contemple
el regreso a casa de una bandada de buitres que tomaban tierra a muy pocos
metros en perfecta formación.
Siempre que me acerco a este parque
natural, me acuerdo del día en que lo descubrí. Apareció ante mis ojos de golpe
y yo, absorto por el espectáculo, me senté sobre una roca. Comenzaba a
anochecer y en el cielo aún podían verse
algunas nubes rojizas, como jirones deshilachados de la última tormenta. De
pronto una pareja de halcones peregrinos me dio la bienvenida con su mejor
repertorio de piruetas . El plumaje plateado de las aves centelleaba contra el
sol de poniente.
Ese día me convertí en
"ornitómano". Leí todo sobre las aves del mundo, compré unos buenos
prismáticos, y aquí sigo.
Han pasado treinta y tantos años, y mis
ímpetus pajareros se han atemperado, pero hace sólo unos días me dio un vuelco
el corazón al leer algo que tú escribiste:
—Estaba
yo un día solo. Había pasado el águila real, y no solamente me había brindado
uno de sus penetrantes vuelos de caza, sino que había estado describiendo las
más fantásticas acrobacias en compañía de su pareja. ¡El águila! El macho y la
hembra colgados en el cielo estuvieron como cinco o diez minutos, ¡quién
sabe!... ¡Yo estaba prendado de sus alas!, ¡yo quería volverme pájaro!”
¡Cómo me habría gustado charlar contigo,
querido Félix! Siempre fui uno de tus fans más fieles, y aún conservo algunos
de aquellos programas televisivos que te hicieron famoso en el mundo entero. Me
ganaste con la pasión que ponías al hablar de nuestra fauna. Transmitías
entusiasmo, deseos de luchar en defensa de la naturaleza y emoción ante la
belleza de la vida… Más de una vez, al ver aquellas imágenes y al escuchar tu
voz inconfundible, sentí ganas de volar, lo mismo que tú.
No creo que sea locura querer volar
como las águilas. Los Salmos, esos poemas bellísimos que recoge la Biblia y que
fueron escritos mucho antes del nacimiento de Cristo, nos invitan a unir
nuestra voz al "cántico nuevo" que entonan las criaturas. Para estos poetas
sagrados, el universo entero es un regalo que el Creador hace a los hombres,
para enseñarnos a descubrir, en la belleza de las criaturas, el rostro del
Artista que las ha diseñado. Por eso, cuando alguna vez vivimos esta
experiencia, ¿no es lógico que soñemos con remontar las montañas y las nubes
hasta mirar al sol cara a cara?
"Los cielos cantan la gloria de
Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos", exclama el salmista. Yo
pienso que tú lo viste claro y por eso nos diste lecciones de ecología.
Debíamos aprender a cuidar la naturaleza creada, a conservar intacta la belleza
que se nos ha regalado.
Lamentablemente en estos últimos años ha
surgido otro ecologismo materialista que se presenta como defensor de los
animales, pero lo único evidente es que no cree en la dignidad del hombre
fundada en su espíritu inmortal. Supone que los mamíferos somos mamíferos y
nada más. Y entre Caperucita Roja y el lobo feroz, siempre se quedará con el
lobo.
Seguiremos hablando de aves, querido
Félix. Ahora ya vuelas como las águilas y podrás contarme cómo ves el mundo
desde allí arriba, a vista de pájaro.
[*] Félix Samuel Rodríguez de la Fuente Nacido en Poza de la Sal,
Burgos, el 14 de marzo de 1928, fue naturalista y divulgador ambientalista,
defensor de la naturaleza, y creaador de documentales para radio y televisión.
Licenciado en medicina por la Universidad de Valladolid, premio extraordinario
en Odontología, autodidacta en biología, filósofo y humanista, aventurero y
experto en cetrería, fue un personaje polifacético cuya influencia ha perdurado
a pesar del paso de los años. Falleció en Shaktoolik, Alaska, el 14 de marzo de
1980, a consecuencia de un accidente de avioneta cuando realizaba uno de sus
reportajes.