domingo, 5 de junio de 2011

¿Se va el Señor?


Yo estaré con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos…
Estaré escondido, para que me descubráis, en el Pan y en el Vino consagrados; en mi Palabra proclamada a todos los hombres; en las manos de los sacerdotes, que serán mías igual que las palabras que yo pondré en sus labios. Estaré en el centro mismo de vuestra alma en Gracia; en medio de los que se reúnan para hablar con mi Padre del Cielo; en el agua del bautismo, en el óleo de la confirmación y en el que unge la frente de los moribundos.
Y podréis descubrirme en la mirada de los niños, en el dolor de los enfermos, en las manos vacías de los mendigos, en la risa boba de los ingenuos, en las lágrimas de los deprimidos, en la carcajada de los payasos, en los suspiros de los enamorados, en el sudor de tu frente...
Y si no os olvidáis de mirar al Cielo...,
estaré con vosotros, sí. ¿Pensáis que me he marchado? Era sólo una broma. Sólo quiero jugar al escondite hasta que vuelva.

En la solemnidad de la Ascensión del Jesús al Cielo. 

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola D. Enrique, aunque muchos veces con tus entradas te vas por los cerros de Úbeda, llevas unos Dias que se nota que el Espírtu Santo te está tocando, por que estas dando de pleno en la diana. Sigue en la onda de Espíritu.
Jesús no dice: "Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los tiempos". ¿Donde? cerca, muy cerca, que riqueza, que maravilla que privilegio que lo podamos decubrir guiados por el Espíritu Santo. Elpidio

Enrique Monasterio dijo...

No sé que tienes tu contra los cerros de Úbeda...

Papathoma dijo...

Mi cura del retorno siempre me hablaba de que a Dios le encanta jugar al escondite con nosotros.
Yo me pillaba unos rebotes de aúpa, porque no entendía el juego.

Cuando finalmente le coges el tranquillo, te llevas unos sorpresones... Resulta que el juego no consiste en que lo encuentres, sino que lo buscas y cuando menos te los esperas plas! "aquí estoy".

Heteroayuda dijo...

Hay gran cercanía entre el ateo honrado y el místico católico: ambos experimentan el silencio de Dios.

Mercedes dijo...

Con la diferencia, Heteroayuda, de que el místico católico sabe que Dios está allí, aunque de momento calle, mientras que el ateo honrado seguramente desea que esté, pero no lo tiene seguro. De todas formas, yo creo que si es verdaderamente honrado, lo acabará encontrando.
No sé dónde leí una oración, que podría ser de ese ateo honrado:
Dios mío, si existes, salva mi alma, si es que tengo alma.
Yo estoy segura de que Dios no dejaría de escuchar a alguien que le pide así. Un saludo.

DAVID DIAZ CRIADO dijo...

Pues a mi de niño me gustaba jugar al escondite y tambien al rescate.
Ahora prefiero jugar al mus aunque hace mucho que no juego...snifff.

Heteroayuda dijo...

Mercedes: La palabra «ateo» puede tener un sentido activo y un sentido pasivo. Puede indicar uno que rechaza a Dios, pero también uno que -al menos así les parece- es rechazado por Dios. En el primer caso, se trata de un ateismo de culpa (cuando no es de buena fe), en el segundo de un ateismo de pena, o de expiación. En este último sentido podemos decir que los místicos, en la noche del espíritu, son los a-teos, los sin Dios. Madre Teresa tiene palabras que nadie habría sospechado en ella:

«Dicen que la pena eterna que sufren las almas en el infierno es la pérdida de Dios... En mi alma yo experimento precisamente esta terrible pena de la pérdida, de Dios que no me quiere, de Dios que no es Dios, de Dios que en realidad no existe. Jesús, te lo ruego, perdona mi blasfemia» [16]. (Postulación).
Aunque esta no es más que la opinión de R Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia.

Cordelia dijo...

Heteroayuda (curiosa evolución de nick que me tiene intrigada), qué cosa tan triste eso que dices del ateísmo del segundo tipo. Me alegro infinito de ser simple como el asauncubo, yo no me había planteado esa posibilidad tan horrible. Que Dios te rechace... no quiero ni pensarlo. Con permiso, haré como que nunca lo he oído mencionar

vila dijo...

Lo que pasa D. Enrique es que muchas veces a los adultos se nos da mal eso de jugar al escondite y nos toca aprender de los niños. no queda otra.

Antuán dijo...

Bueno, vale... no se que añadir pero yo a veces me pierdo estando delante de Dios, en su presencia eucaristica Jesús. Y se me pasa el tiempo o lo dejo pasar en silencio... ya estamos. Porque soy tan poco delante de El que me parece demasié el echo de esa audiencia. Y porque se que no se ha ido sino quiza seria yo quien no fuera y ¡pobre de mi! no habria fiestas de san Fermin, que ya falta menos. Adiosle

Anónimo dijo...

!!!EN ESA BELLEZA DE PUESTA DE SOL!!!ESTA DIOS.que bien habla Don Enrique,estoy de acuerdo en que el Espiritu Santo le ilumina,por supuesto que Dios nos ama a todos, lo que pasa es que nosotros no le sabemos devolver ese amor, hay que descubrirlo y tratarlo, pues de lo contrario como la gente va a querer cada vez mas al AMOR DE LOS AMORES QUE TODO LO LLENA...SOLO DIOS BASTA...A.R,

Miriam dijo...

Esta fiesta siempre me ha costado.
Por eso me ha gustado lo del escondite¡
Gracias por facilitarme la celebración

Lulú dijo...

Nuevamente gracias D. Enrique

Anónimo dijo...

¿Escondite? No sé... Yo lo veo más como el que se ha comprado un coche nuevo, que no hace más que ver coches iguales por todas partes. O el coleccionista, al que sin querer le llaman la atención los objetos de su "obsesión", que a otros pasan inadvertidos.
Leí de pequeña una historieta de un Sioux que visita la gran ciudad. En medio de la calle se para, escucha, y descubre un grillo en un resquicio de un muro. Su amigo urbanita le elogia el finísimo oído de indio de pura cepa. Pero él le responde:
"Mi oído no es más fino que el de cualquiera; observa".
El Sioux arroja una pequeña moneda en la acera. Al sonido del tintineo, varias personas giran la cabeza, y una de ellas descubre la moneda sin dificultad.
"¿Ves? Esa moneda no ha hecho más ruido que el grillo. Pero cada uno encontrará lo que, sin siquiera saberlo, está buscando".
El que tenga oídos...

Heteroayuda dijo...

Amable Cordelia
Hay demasiados libros de auto-ayuda. Empiezo a pensar que es más necesario que otros ayuden: particularmente a los más jóvenes.
El sentimiento o experiencia o sensación de que Dios no está o te rechaza... lo han "sufrido" todos los místicos: Sta. Teresa de Jesús entre ellos. Probablemente Cristo lo sufrió en la Cruz: Dios mío, por qué me has abandonado. En eso también se parecen a Cristo.
Seguramente los que no somos místicos, no debamos preocuparnos por una intensidad semejante... o tal vez si, no lo se.