miércoles, 30 de abril de 2014

1-3 1-3 1-3 1-3 1-3


--Al fútbol me ganarás; pero no pienso invitarte a tomar el te.
--Sería un detalle, la verdad.

Ser madre es un plus

Alicia, la madre de Valvanera y de siete más, protagoniza este corto patrocinado por la Federación de familias numerosas de Euzkadi. Comprenderéis que no me sienta capaz de comentarlo con objetividad: Alicia es antigua alumna de Aldeafuente, y Nacho, su marido, es un grandísimo amigo; celebré su matrimonio hace quince años más o menos y he bautizado a casi toda la tropa. 

En letra impresa

Os lo advertí aquí: nunca pongáis palabrotas por escrito. Como desahogo verbal pueden tolerarse, pero en letra impresa, jamás.
Lo dije bien clarito, pero se conoce que ella no lo leyó. Y, claro, luego pasa lo que pasa. Vedlo en este periódico si queréis; no lo reproduciré yo ni por imperativo legal. Ella debía saber que la grosería se convertiría en noticia escrita, más aún que el resto del discurso.

martes, 29 de abril de 2014

El Bayern de los caídos





¿Necesitas trabajo?



Una buena oferta al menos para la mitad de la población. Gracias, Ramón, por enviármela.

lunes, 28 de abril de 2014

El anuncio del lunes



No está mal el anuncio de Decathlon. Espero que los amigos del Barça no se me enfaden esta vez. Lo de correr no va por ellos.

domingo, 27 de abril de 2014

Los del Barça ¿me abandonan?

Acabo de recibir el siguiente correo electrónico de un tal Echevarría:
Los del Barsa dejamos YA de entrar en su globo por publicar el anuncio de "haz como ellos no corras". Viva el Bayer.
El remitente de tan insólito mensaje no puede ser del Barça: en ese club siempre han tenido gran sentido del humor. Seguro que les hará mucha gracia este otro anuncio que me envía Leo Messi:
:

Faltan pocas horas



Sí, esta vez no os engaño: son las cuatro y veinte de la mañana, hora canaria, y como no puedo dormir, he decidido ponerme en pie para comenzar la Liturgia de las horas y, ya de paso, escribir algunas líneas en el globo.
Hoy, domingo de la Divina Misericordia de 2014 es una fecha que pasará a los libros de historia con letra grande. El Santo Padre Francisco va a canonizar el mismo día a dos Papas gigantescos, dos figuras del siglo XX que han dejado en el mundo una huella imborrable.
A estas horas de la mañana, uno no tiene la mente demasiado engrasada ni lúcida, pero me viene la cabeza al menos una consideración:
En uno de los siglos más duros y difíciles para la fe cristiana―el siglo del marxismo, del nazismo, de la secularización, del materialismo, de la cristofobia, de los escándalos eclesiásticos y de las grandes persecuciones religiosas― Dios nuestro Señor nos ha concedido ocho Papas excepcionales: tres de ellos ya son santos canonizados (Pio X, Juan XXIII y Juan Pablo II); dos son “Venerables”, es decir, con su proceso de beatificación muy avanzado (Pio XII y Pablo VI); uno más, “siervo de Dios”, en camino también de beatificación (Juan Pablo I); y sólo dos Romanos Pontífices más que, de momento, no han emprendido ese camino: Pio XI y Benedicto XV. (*)
―¿Y qué deduces de todo esto?
―Elemental, mi querido Kloster: cuando en el cuerpo de la Iglesia se respira calma y no hay grandes problemas, alguna vez hemos tenido Papas mediocres, incluso poco dignos. Pero si la persecución arrecia o la fe del pueblo se debilita, Dios nuestro Señor nos envía un gigante, o los que haga falta, para confirmarnos en la fe.
―Así que llevamos un siglo de gigantes.
―Más de un siglo, amigo.

(*) No cuento a León XIII, que murió en 1903.

sábado, 26 de abril de 2014

En Airaga, con Alvarito y un sombrero


A las 12,15 del mediodía llegó a Airaga la familia Serrano: Nacho y Ana con Nacho junior y Alvarito, el caballista superviviente del que hablé anteayer. Además viene Jaime, compañero de curso de Nacho y amigo de todos.
En el "patio de San José" tomamos un aperitivo y el bueno de Alvarito --ése que se agarra al palo de la sombrilla-- me regala un "panamá" auténtico que se ajusta como un guante a mi voluminosa cabeza. Le mandaré la foto a mi dermatóloga para que vea que le hago caso. Hablamos del colegio, de las primeras confesiones y comuniones, de caballos, de libros... De pronto caigo en la cuenta de que no tengo a mano ni uno sólo de los libros que he escrito, y, como es mi costumbre, quedo fatal.

viernes, 25 de abril de 2014

En Triana, aún sin sombrero



Vuelvo a Las Palmas en busca de un sombrero, y enfilo la calle Triana.
―Bendición, padre…
―Que Dios te bendiga, hija.
He respondido lo primero que me ha venido a la boca, y mi hermano, que anda por Puerto Rico, me confirma que ésa es la fórmula correcta.
Por lo demás, tengo la impresión de visitar La Habana a pesar de que nunca he estado allí. Los edificios, los rostros y el acento de los canarios recuerda al que uno ha visto y oído en las películas.
―¿Me da un eurito para comer. padre?
El mendigo está flaco y mira con ojos tristes, como un perro vagabundo. Tiene la barba gris, y la piel aceitunada.
―¿De dónde eres?
―De Galdar.
Algunos nombres de esta tierra, no sé por qué, me recuerdan al señor de los anillos.
―¿Me da un euro? ―repite.
―Espérame en la puerta de esta tienda; ahora salgo con cambio.
En la tienda, la dependienta, que es encantadora como todo el mundo en esta isla, sonríe y me adelanta el euro para el mendigo.
Le digo que busco un sombrero de mi talla, y responde apenada:
―Los sombreros son talla única.
Cojo uno y, en efecto: 54 a 62, dice la etiqueta. Yo, que necesito un 60, me lo coloco sobre la testa y tengo la impresión de me ha salido un tejadillo en lo alto de la azotea.
―Ya ve que no me cabe… Cámbieme 50 euros y le devuelvo el euro del mendigo.
―¡No se apure, padre! ―responde la chica―. La limosna corre por nuestra cuenta.
Como aún necesito comprar una pasta de dientes, entro en el “Dino”, un hipermercado cercano.
―Padre ―me interpela una señora de aspecto rotundo―. ¿Cuántos años de estudio se necesitan para hacerse sacerdote?
―¿Quién quiere ser sacerdote? ―le respondo―.
Yo quiero que mi niño sea cura. Y le digo que no es muy difícil y que tendrá trabajo. Pero él no está seguro.
―¿Qué estudia?
―Es chiquito todavía. Va hacer la Primera Comunión.
Al fin, en la misma calle Triana, encuentro una sombrerería de lujo. Tienen toda clase de prendas de cabeza, pero tan caras que no me decido.
Vuelvo a Airaga en el pequeño Toyota azul que uso estos días como sombrero.


¿La Habana? No. Las Palmas. Calle Triana

jueves, 24 de abril de 2014

Bajo el sol


Tras la victoria del Real Madrid sobre el Bayercelona, la wifi de Airaga se aceleró de improviso y, desde entonces, puedo trabajar sin apenas sobresaltos informáticos.
Hay me ha telefoneado el padre de Alvarito, un niño canario que tuvo un accidente con un caballo hace tres o cuatro años y estuvo a puntito de irse de este mundo. Lo publicamos entonces en el globo y todos rezamos por él y por sus papás, Nacho y Ana, que fueron los que más sufrieron.
Me cuenta Nacho que Alvarito está en plena forma y quieren venir a verme a Airaga. Los espero impaciente, y si me dejan, sacaremos unas fotos para colgarlas en esta página.
Ayer, excursión. Yo me limito a dar un paseo por la zona comercial de Las Palmas en busca de un sombrero de paja. Mi dermatóloga de cabecera está empeñada en que circule por la Isla bien protegido de los rayos solares, pero mi perímetro craneal no cabe en los gorros que venden en esta tierra.
―Es que usted tiene mucha cabeza ―me suelta una empleada del Carrefour―.
―Sí, señorita, pero le aseguro que no lo hago adrede.
Regreso a Trapiche con la calavera desnuda. El sol brilla en todo lo alto. La boina que habitualmente cubre el norte de la isla aún no ha aparecido en Airaga.


miércoles, 23 de abril de 2014

Los buenos libros

En el "día del libro", Enrique García-Máiquez cuelga esta imagen en su blog y yo la robo para el mío. Supongo que también habrá un ángel ilustrado para que nos proteja de los libros tóxicos, de los venenosos y de los ladrillos.

martes, 22 de abril de 2014

wifi a pedales



La casa de convivencias que me acoge desde hace diez días se llama Airaga y está en Trapiche, un pueblín de la Gran Canaria, pequeño y aislado del mundo, como el Macondo de García Márquez. Se está bien aquí, aunque no tengamos más contacto con la civilización que una carretera sin arcenes, estrecha y llena de curvas, que nos deposita en Bañaderos si no nos despeña un camión a mitad de trayecto.
En el pueblo no hay ni siquiera un bar. Ya me gustaría a mí acercarme a alguna televisión para ver el partido del Atleti y el Chelsea, aunque tuviese que pagar una Tropical y un pincho de calamares; pero, como digo, no hay forma. El único establecimiento público abierto es un “supermercado” de 100 metros cuadrados donde venden papas fritas y agua de Firgas.
Hace un año vino la wifi y no funcionó mal durante una temporada. Recuerdo que, allá por el mes de octubre, incluso me permitía asomarme al telediario en el ordenata, pero algo malo ha ocurrido con la línea. Ahora llega renqueante, como si la trajeran a pedales desde Las Palmas.
Es posible que no pueda colgar en el globo estas bobadas que ahora escribo. Si lo consigo, entenderéis mis silencios de estos días.

lunes, 21 de abril de 2014

La encuesta







El bajón de lectores que se produjo en el globo con motivo de la Semana Santa se ha reflejado, como era previsible, en la encuesta que planteé hace unos días sobre los finalistas de la Liga de Campeones.
En cualquier caso los resultados se me antojan significativos:
El 53 por ciento de los encuestados apuestan por una final entre el Atleti de Madrid y el Bayern. Por tanto dan por supuesto que los alemanes eliminarán una vez más a los chicos de Ronaldo y Mouriño caerá ante el Cholo Simeone.
El 29 por ciento se inclina por una final española. El 7 por ciento piensa que el Real Madrid jugará la final contra el Chelsea, y sólo el 4 por ciento contempla a los dos equipos extranjeros en la final.
Yo, que soy pesimista por naturaleza, voto como el 4% de los globeros.

El anuncio del lunes


Hay empresas de publicidad que, a falta de imaginación, recurren a los efectos especiales. Éste es el caso, me temo.  Uno echa de menos el talento de los guionistas de Coca-Cola, por ejemplo.
Desde la Gran Canaria, feliz Pascua de Resurrección a todos mis pacientes seguidores.



domingo, 20 de abril de 2014

sábado, 19 de abril de 2014

Hce 9 años...


Hace 9 años, tres días después de cumplir 78, Joseph Ratzinger cambió de nombre. Desde entonces lo llamamos Benedicto XVI.
Ha sido un gran Papa, uno más de los grandes Pontífices Romanos del último siglo, y sigue siendo, un hombre sabio, humilde y santo al que la historia le hará justicia. Estoy convencido de que lo veremos en los altares. Su Magisterio trasciende al siglo XXI.

viernes, 18 de abril de 2014

Diez razones..., o más


Gustavo Entrala, Managing Director de la "agencia de Publicidad 101" tiene un blog muy interesante en el que publica artículos tan oportunos como éste, que os recomiendo:
10 razones por las que desearás que tu hijo no sea el futuro Messi.

La fe lo cambió todo sin cambiar nada

Eso es lo que dice este chaval valenciano. Va la pena ver el vídeo. A mí, el Colegio Mayor Albalat me ha traído tantos recuerdos...

jueves, 17 de abril de 2014

Jueves Santo


Hoy es el día...



  • ...en el que el Señor instituyó la Eucaristía,
  • en el que Jesús ordenó a sus primeros sacerdotes,
  • en el que los apóstoles hicieron su primera Comunión,
  • en el que Jesús nos llamó amigos,
  • en el que el Maestro se convirtió en esclavo y nos lavó los pies,
  • en el que nos habló con claridad del Padre y del Espíritu Santo,
  • en el que pidió al Padre el don de la unidad para su Iglesia
  • y a los suyos nos dio un Mandamiento Nuevo,
  • en el que se consumó la traición de Judas,
  • en el que Cristo entró en agonía
  • en el que los primeros obispos de la Iglesia se caían de sueño,
  • en el que Pedro negó a Cristo…

 Ayer  Fernando Q. escribió en un comentario:
“El papel de Judas en la salvación y redención del mundo no es despreciable”
Respondo:
Dios escribe derecho con renglones torcidos, pero eso no significa que debamos dar las gracias a los que dibujan esos tristes renglones. El Señor no nos redimió gracias a una traición, sino a pesar de ella.




miércoles, 16 de abril de 2014

Miércoles Santo.



Judas

Ya está hecho. No puedo volverme atrás. Sé que tengo razón. Nuestras autoridades lo saben y me han pagado bien por prestar este servicio al pueblo. ¿Traidor? Lo sería si no entregase a Jesús; traidor a mi raza, a la Sinagoga, al Templo.
He dicho a Caifás que pueden detenerlo durante la cena de Pascua. Estaremos todos reunidos y les será fácil y hacerse con él sin escándalo. Yo fingiré no saber nada. Luego, durante los días siguientes, hablaré con los demás y les explicaré…
¿Por qué nadie me dice dónde se celebrará la cena? Jesús lo lleva en secreto, como si temiese algo, y sólo se lo ha comunicado a Pedro, Santiago y a Juan. “Encontraréis a un hombre con un cántaro. Seguidle…” ¿Qué broma es ésta? Yo no puedo acompañarlos.
―Tú, no ―me ha dicho el Maestro―. Quédate conmigo y haz lo que tienes que hacer.
¿Dónde guardaré las monedas? En la bolsa, no, desde luego… Quizá las esconda en el huerto, a los pies de uno de aquellos olivos.
Mañana habrá terminado todo. Será un gran día. Nadie, ni Satanás, podrá impedirlo.

lunes, 14 de abril de 2014

Aromas




Cumplo lo que prometí ayer, a pesar de que la wifi de Airaga ha entrado en una fase de languidez incurable.
Como digo, he viajado a Canarias rodeado por un equipo de baloncesto de las Islas formado por tres gigantes y cuatro o cinco pequeñitos de mi estatura. Yo había reservado en el avión uno de los asientos llamados “largos”. Como es sabido, por un módico precio es posible conseguir acomodo para un fémur europeo tipo estándar sin necesidad de sacar a pasear las piernas al pasillo y poner zancadillas a las azafatas.
En el avión de AirEuropa había ocho asientos de este tipo. Siete fueron adjudicados a la plantilla de gigantes; el octavo me tocó a mí.
Yo tenía a mi derecha un pasillo y a mi izquierda un muchacho rubio de enormes extremidades que entró en el avión con un par de auriculares perfectamente acoplados a sus orejas, más o menos como los que lleva la Dama de Elche.
Tomó asiento el mozo a mi vera, apoyó su voluminosa testa en el cabezal y quedó dormido de forma instantánea. Yo miré a uno de sus compañeros de equipo, un afroamericano de aspecto más cordial, quien, con gestos, me hizo notar que mi vecino siempre se comportaba así.
Traté de sacar un libro de la mochila y en ese instante, el bello durmiente ensanchó sus enormes piernas hasta dejarlas en ángulo recto: con la izquierda, arreo una coz a su colega, y con la derecha ocupó la totalidad de mi espacio. Como me había puesto de pie para buscar el libro, me libré de la patada.
Me senté como pude y traté de despertarlo golpeándole suavemente en el hombro. Intento fallido. Le empujé la pierna hacia su territorio. Imposible; era una roca y el monstruo resoplaba plácidamente. El negro me sugirió que le diera un puntapié en el tobillo sin  miedo; pero el miedo es libre y no tuve valor.
De pronto, el gigante sufrió una especie de espasmo y se despertó. Me miró, dijo “bruuhfgrseswafff”, se desesperezó como Tarzán sin el menor recato, sacó un Ipad, cambió de auriculares y estiró sus zancos hacia lo alto hasta apoyarlos en la pared a la altura aproximada de nuestros apéndices nasales. Sus pies ―enormes― estaban embutidos en unas botas amarillas de muchos dólares que llenaron mi espacio aéreo de un hedor que prefiero no describir.
El tipo había comenzado a ver una película de mucha risa, a juzgar por las carcajadas silenciosas que emitía su voluminosa caja torácica.
Interrumpí el espectáculo. Señalé al monstruo sus pies y, simultáneamente, puse el dedo índice en mi nariz con un gesto suficientemente expresivo. Se rió a carcajadas el mozo; dijo que sí, sí con la cabeza y no desplazó sus pinreles ni un milímetro.
Renuncié a dar la batalla. Leí de una sentada un magnífico libro del Dr. Javier Schlatter* que habla del “poder curativo del perdón”, y casi me convencí de que tendría que perdonar a mi vecino sus aromas y su espontaneidad un tanto selvática.
*(Por cierto, el libro es muy recomendable. Se titula “Heridas en el corazón” y está editado este mismo año por Rialp).