martes, 28 de abril de 2015

Como Shakespeare, más o menos

A Pedro Muñoz Seca





Querido maestro: andaba yo esta mañana lleno de dudas pensando a quién dirigir este e-mail primaveral, cuando mi amigo Kloster me ha sugerido que lo mande algún escritor de alcance universal.
―¿A quién se te ocurre? Ten en cuenta que ya escribí a personajes literarios de renombre, como don Quijote, Dulcinea, Ulises, Miss Marple…
―Yo pensaba en Shakespeare, Tolstoi, Dostoievski, Calderón…
―De acuerdo ―le he contestado―; escribiré a uno de los grandes, a Muñoz Seca.
―¿El de “La venganza de don Mendo”?
―No te lo tomes a broma, colega; don Mendo es un personaje inmortal como Hamlet o Segismundo. Y su padre literario es uno de los pocos genios que ha dado el teatro español en su larga historia.
Lo que le ocurre a Kloster, como a la mayoría de la gente, es que no valora demasiado a los que escriben comedias. Piensa que hacer reír es menos importante que hacer llorar; que, donde haya una buena tragedia, sobran las astracanadas.
 Yo cambio pienso que todas las tragedias que se han escrito en la historia de la literatura se parecen demasiado. Para mí que hay una sola tragedia con mínimas variaciones. Pueden estar redactadas en prosa, en verso o con gorgoritos musicales, pero, a la postre, siempre lo mismo: el amor imposible, los celos, el odio, las grescas familiares… ¡Qué aburrimiento, por Dios!
Si a la Traviata de Verdi le quitamos la música, el libreto se nos caerá de las manos porque apenas llega a la altura de un mal culebrón. Y, si Shakespeare nos parece realmente grande es porque ha logrado salvar de la quema unas historias ridículas, envolviéndolas en el meritorio celofán de una prosa magnífica, llena de metáforas brillantes y diálogos o monólogos inolvidables.
(Me parece oír el ruido de vuestras vestiduras al rasgarse). No sigáis, por favor, que hace frío. Dejadme que continúe escandalizándoos.
León Tolstoi comenzó “Ana Karenina” con esta conocida afirmación: “todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”.
Brillante, pero falso, amigo Tolstoi. Yo habría dicho exactamente lo contrario. Las desgracias son monótonas y aburridas como lo es el infierno; por eso son doblemente desgracias. En cambio, la felicidad se viste cada día de un color distinto. De ahí que el Cielo sea variadísimo, millonario en risas y sorpresas; como un banquete o un viaje de bodas sin fin.
 Algo semejante pasa con el humor. Es variado y cambiante. En cada país se expresa de una forma distinta. Hay un humor español y un humor británico, que no se parece en nada, pero es admirable. Y hay un humor francés, alemán…, incluso chino, aunque nunca he sido capaz de entenderlo.
Dicen que el humor envejece. Es cierto, y en eso manifiesta su vitalidad. Evoluciona con los años, decae, muere y resucita con una vestidura nueva. Los dramas en cambio no pierden actualidad, porque son fósiles.
Y si esto es así, ¿cómo se explica que “La venganza de don Mendo” goce de tan buena salud casi un siglo después de su estreno? Muy sencillo, querido don Pedro; porque usted no fue sólo un gran humorista. Fue un genio y también un hombre de extraordinaria cultura ―profesor de latín, griego y hebreo―, que dominaba como nadie el teatro clásico, las distintas formas de versificación y todos los recursos de la gran comedia.
¡Y qué gran final reservó para el último acto de su vida! Aún se ríen los ángeles en el Cielo recordando su sorprendente entrada en la Gloria. Era el 28 de noviembre de 1936 y estaba a punto de morir fusilado en Paracuellos del Jarama por milicianos comunistas.
―”Podéis quitarme la hacienda ―declaró entonces―, mis tierras, mi riqueza, incluso podéis quitarme la vida; pero hay una cosa que no me podéis quitar… y es el miedo que tengo.”
Genio y figura, don Mendo; quiero decir, Don Pedro. 





lunes, 27 de abril de 2015

Retiro de diseño




Empiezo otro curso de retiro en Miraflores de la Sierra. Iba a decir que éste es diferente, pero en realidad no hay dos retiros iguales. Uno procura confeccionarlos “a medida”, como un buen traje, en función de las características personales de cada asistente.
Hoy, después de repasar la lista, comprendo que deberé esforzarme por hablar un poco más alto, ya que la hipoacusia aumenta con los años y aquí hay muchos años acumulados. También compruebo que se trata de un grupo pequeño y selecto. Mejor; así cada meditación será como una tertulia alrededor de Jesús Sacramentado. Lo pasaremos bien y aprenderemos a escucharle a Él, que siempre se hace oír a pesar de las sorderas y de la monserga inaguantable del predicador.

sábado, 25 de abril de 2015

La información se abre paso.




Ya no valen excusas. Aunque se estropee el ordenador, aunque se vuelva loca la wifi y los ángeles de la red jueguen al tenis con los virus informáticos, siempre hay alguien que echa una mano para poner el globo en el aire.
Mi ordenata sigue en boxes y no sé cuando lo recuperaré, pero entre tanto ha aparecido un Acer sobre la mesa de mi despacho. Lo abro y compruebo que está sin estrenar. Hay que configurarlo por completo e instalar los programas necesarios para que todo funcione. Una hora de trabajo.
Ahora debería contar algo del acto que celebraron ayer las Antiguas Alumnas de Aldeafuente en el Colegio. A las 7, Santa Misa concelebrada por dos viejos capellanes. Me tocó predicar a mí por ser el más veterano y el que más años aguantó en el cargo: 18.
Yo había previsto salir huyendo después de la ceremonia, pero la avalancha del mujerío me lo impedía a cada paso. Tardé casi una hora. Menos mal que uno tiene cara de piedra y sabe disimular las emociones. Cuando me falló la voz, dije que era por culpa de la alergia.
Hoy no diré nada más. Aún sigo esperando las fotos que me prometieron las fotógrafas oficiales e improvisadas.  De momento, queda claro que el globo vuelve a volar sin freno. 


miércoles, 22 de abril de 2015

Cerrado por avería

Como dije  hace varios días, una avería en el teclado del ordenata me ha obligado a moderar mis ímpetus literarios y dejar medio abandonado el globo. Los técnicos de Toshiba me aconsejaron que apagara inmediatamente el portátil, quitase la batería y lo llevase a Madrid en una UVI móvil para no perder la garantía.
Desde entonces comparto el ordenador de Airaga con quienes tienen más derecho que yo a utilizarlo; pero hoy se me acaba el chollo. Supongo que no podré volver  hasta el martes o miércoles próximo.
Mañana vuelo hacia Madrid y adelantaré una hora el reloj. Durante el viaje trataré de leer una vez más alguno de los libros de Harry Potter que tengo almacenados en la agenda y prepararé la misa de las Antiguas alumnas de Aldeafuente, que celebraremos el viernes a las siete de la tarde.
Ahora debería hablaros de mi última excursión a Firgas, un pueblo precioso del norte de la isla con un manantial inagotable. Y de Adela, mi farmacéutica predilecta, que me hizo un ochenta por ciento de descuento en un medicamento sólo porque había olvidado la receta en Madrid; de Tanya, una rusa cuarentona que casó con un canario de Arucas y asegura que ya ha olvidado el ruso. Pero, sobre todo, os pido que recéis por un sacerdote de la Obra, que está enfermo y tal vez afronte la recta final de su vida en la tierra.
¡Quién fuera capaz de conservar hasta el final la sonrisa con que me recibió en su casa!  

lunes, 20 de abril de 2015

Últimos días

Los últimos días en la Gran Canaria están resultando particularmente intensos. Sé que regresaré pronto a esta isla, pero las maletas de las despedidas son siempre las más pesadas.
Anteayer, por fin, logré que me recibiera un viejo amigo (pongamos que se llama Manuel). No nos habíamos visto desde el verano de 1964. Él estudiaba cuarto curso de carrera en Sevilla y yo había empezado a trabajar en un bufete de abogados de la misma ciudad. Ese verano me fui a Roma a estudiar teología y mi amigo ―mi gran amigo― no lo pudo soportar:
―Si te haces cura no vuelvas a dirigirme la palabra.
Manuel era de origen árabe, musulmán por tradición y anticlerical por convicción. Además amaba el teatro apasionadamente y soñaba con interpretar a Shakespeare.
El caso es que no me tomé muy en serio sus palabras, y, desde Roma, le escribí tres o cuatro veces. Sólo me respondió una, con un extraño Christmas de Navidad que representaba la escultura en piedra de la diosa Ceres. Unos años más tarde le invité a mi ordenación sacerdotal y me contestó su mujer desde Las Palmas. Estaba recién casado. Así supe su dirección y su teléfono.
Cada vez que he venido a esta Isla he tratado de verlo, sin éxito. Hasta el jueves pasado. 
―De acuerdo, “Monas” ―me dijo―. Nos vemos en casa.
Caminando junto a la Playa de la Canteras, volvimos a hablar de teatro, de política, de la familia, de los hijos, de antiguos amigos, de poesía…
―¿Cuándo tratarás de convertirme? ―soltó al fin―.
¿Te dejarías?
Inténtalo…
 

Por la tarde, otra visita. Estuve celebrando la Misa del domingo en la Parroquia de San Pedro Apóstol de Bañaderos, una iglesia blanca, preciosa y muy bien cuidada. El Párroco ―mi amigo José Luis― me lo había pedido como “un gran favor”. Tendré que explicarle que soy yo quien tiene que darle las gracias por sacarme de Airaga de vez en cuando.
Y al día siguiente fui a ver a un sacerdote amigo que está muy enfermo. Quizá más adelante lo cuente con detalle. Él me ha pedido oraciones, y su sonrisa permanece inalterable.

sábado, 18 de abril de 2015

Entrevista con el Papa Francisco

Entre los muchos vídeos del Papa que vuelan por la red, me ha gustado especialmente éste. Se trata de un resumen de la entrevista concedida por el Santo Padre a una periodista mexicana de Univisión.

viernes, 17 de abril de 2015

En la Tierra Media

 Desde la montaña, la iglesia parece, en efecto, una catedral
Gáldar, Cambalud, Teror, Arquineguín… ¿No tenéis la impresión de que la Gran Canaria es en realidad la Tierra Media de El Señor de los anillos?
Sus paisanos son listos como hobbits y seductores como elfos. Las dependientas de los comercios son hadas de cabello negro que te llaman “mi niño” y sonríen como si en efecto pensaran que eres un muchachito.
En esta isla hay bosques encantados llenos de plantas desconocidas y frutos mágicos de aromas extraños que uno no se atreve a probar por si producen efectos letárgicos.
Hoy he estado en la montaña de Arucas, un cono verde de proporciones perfectas que parece la creación de algún gigante aburrido. A sus pies viven unos gnomos sabios que fabrican ron, un licor cautivador, y lo combinan con miel para seducir mejor a los visitantes. Yo no he comprado una botella porque sólo hay una forma de transportar líquidos por avión: en el interior del propio organismo.
En un bar del pueblo, el propietario, que ha resultado ser de Castellón, me habla de la Malvasía volcánica de Lanzarote, un vino blanco que, según dice, tengo que probar antes de abandonar la Isla. También hablamos del paso del tiempo, que en Canarias tiene otro ritmo, de un sacerdote que está enfermo en el hospital, y yo le pido que rece por él, porque hacemos falta todos.
―Lo haré ―me dice―. Aquí rezamos mucho para compensar lo mal que nos portamos por culpa del turismo.
Quedamos para el año próximo.
―Si Dios quiere ―matiza―, si Dios quiere…

miércoles, 15 de abril de 2015

La Templanza




Acabo de leer “La Templanza”, la tercera novela de María Dueñas. Me resistía a terminarla, pero, al fin no ha habido más remedio que llegar al largo epílogo de “agradecimientos”. ¡Qué maravilla! La historia me atrapó desde la primera página y me ha tenido prisionero más de un mes. Nunca he  sido crítico literario, pero esta vez necesito  dedicar un aplauso entusiasta desde el globo a la novela que más me ha fascinado en los últimos treinta o cuarenta años.
Con un lenguaje brillante y eficaz, colmado de aromas coloniales, aztecas y caribeños, María Dueñas nos traslada a México, a la Habana y a Jerez de la Frontera en las botas de un indiano que se arruina en la primera página y trata de rehacer su fortuna sin perder nunca su señorío ni abdicar de su dignidad.
Sólo añadiré un detalle: las novelas de María Dueñas empiezan por el principio y acaban por el final, como hacen siempre los grandes. Uno empezaba a estar harto de escritores mediocres que necesitan amanerar su estilo literario para que el lector empiece a enterarse de qué va la cosa en la página 35. Yo casi nunca logro alcanzar esa página.



martes, 14 de abril de 2015

Romería a la Virgen del Pino




El día de excursión se presenta espléndido según la agencia estatal de meteorología, que anuncia sol radiante en todas las islas y temperaturas en alza.
Salgo de Airaga a las 11 camino de Teror, donde me espera la Virgen del Pino, que es la Patrona de la Isla. Solo hay una nube, pero es muy gorda y se ha posado justo encima del coche. Acelero para quitármela de encima, pero me ha tomado cariño. La temperatura exterior baja tres grados.
El navegador que me traje de Madrid anda un poco despistado  y decide que tomemos una ruta alternativa. Pasamos por pueblos desconocidos que recuerdan por sus nombres a los de El Señor de los Anillos.
Me habían dicho que llegaría a Teror en 20 minutos. Tres cuartos de hora más tarde me detengo en una estación de servicio, y el chico de la manguera me dice que voy bien; pero me da un último consejo y me pierdo definitivamente.
La nube lo cubre todo. Es la hora del Regina Coeli y la temperatura exterior es de 14 grados. Corre una brisa húmeda que congela las ideas.
Al fin Teror, la ciudad de los balcones. 650 metros de altitud sobre el nivel del mar. Aparco   cerca de la Basílica y entro inmediatamente en el Templo. La Virgen, en lo más alto, parece inaccesible, pero tengo algunos recursos y necesito hablar con Ella cara a cara para hablarle de un amigo común.
A la salida doy un paseo por el pueblo. Hay dos o tres tiendas de ropa que hacen su agosto a cuenta de los pobres guiris. Ellos suponían que esto es el trópico y que había que venir con bañador y crema bronceadora. Craso error. Se dispara la venta de jerséis de lana.
Usted estuvo aquí hace un par de años…
La camarera del bar que hay en la plaza, una chiquilla de veintipocos años, tiene buena memoria. Y yo también.
En efecto. Y te pregunté cómo se llama este árbol tan grande.
Y yo le dije que Laurel de Indias.
Es verdad; pero no supiste decirme cuántos años tiene…
El año que viene se lo digo.
¿Estás segura de que vendré el año que viene?
Sí, porque viene a la Virgen, ¿verdad?
Me pide que rece por una cosa suya. Y yo le hago ver que ella está siempre aquí y que tiene a la Virgen más a mano que nadie. De todas formas llegamos a un acuerdo.
Regreso a Airaga tiritando. El viaje de vuelta dura exactamente dieciocho minutos. 
 

lunes, 13 de abril de 2015

Por decir algo...

15 días de encierro en Airaga son demasiados, incluso para mí, que ya me he acostumbrado a estos periodos de silencio y soledad. Y eso que aquí dispongo de un patinillo de 20 metros cuadrados bien provisto de flores rojas, donde se posa de vez en cuando una pequeña alpispa (lavandera cascadeña en la Península), que se ha acostumbrado ya a mi presencia y con la que mantengo largas y elocuentes conversaciones.
En el patinillo está también el coche, un “Volkswagen up” blanco, el modelo más pequeño de esa marca. Tiene la ventaja de que cabe perfectamente por la puerta y no necesito hacer demasiados cálculos para evitar roces con la pared.
Ahora estoy sentado frente al ordenador con un mando a distancia al alcance de la mano. Sirve para entrar o salir con el automóvil. Aprieto el botón y comienza a deslizarse la puerta silenciosamente. Al otro lado, a dos metros, hay un muro blanco que encauza el Pasaje del Párroco Páez; ése es mi paisaje.
De mañana no pasa; aprovecharé que las chicas se van de excursión, para irme yo también a visitar a la Virgen del Pino, Patrona de la Gran Canaria, que tiene su casita en Teror, a media hora de Airaga.
Teror es un pueblo precioso lleno de balcones, y sus gentes son cordiales y charlatanas. Hablaremos por los codos y seguro que traigo algo al globo. 

jueves, 9 de abril de 2015

Adivinanza Pascual


¿Quién ha dicho esto? Lo reproduzco tal cual, cambiando un par de palabras para no dar pistas:
  1. El Presidente de Canarias?
  2. El Obispo de Tenerife?
  3. El Primer ministro británico?
  4. Mariano Rajoy?
  5. Angela Merkel?
  6. Obama?



La Pascua es la ocasión para los cristianos de celebrar el triunfo definitivo del amor sobre la muerte, con ocasión de la resurrección de Jesús.
Y para todos nosotros es una ocasión de reflexionar sobre el papel del cristianismo en la vida de nuestra nación.
La Iglesia no es una colección de edificios antiguos de gran belleza; es una fuerza viva y activa que realiza obras admirables a lo largo y ancho de nuestro país: cuando la gente carece de hogar, allí está la Iglesia proporcionando alimentos calientes y cobijo; cuando la gente es aplastada por la adicción o está desahuciada, cuando la gente sufre o está desolada, ahí está la Iglesia.
Personalmente he experimentado en los momentos más difíciles de mi vida el gran consuelo que representa la misericordia de la Iglesia; en todo el País  la Iglesia no solamente predica ama a tu prójimo, sino que lo vive constantemente en los centros de fe, las cárceles, en las asociaciones ciudadanas. Y es por todas estas razones por las cuales debemos sentirnos orgullosos de proclamar que este país es un país cristiano.
Así es: somos una nación que abraza, recibe y acepta todas las creencias y también la falta de fe, pero somos aun así un país cristiano. Y esa es la razón por la cual el gobierno ha realizado algunas acciones importantes: desde invertir decenas de millones de euros para el mantenimiento de iglesias y catedrales hasta aprobar leyes que reafirman el derecho de los consistorios municipales a recitar oraciones en sus ayuntamientos.
Y como país cristiano nuestra responsabilidad no termina aquí: tenemos el deber de levantar nuestras voces contra la persecución de los cristianos en el mundo.
Es realmente dramático el hecho que en 2015 todavía hay cristianos amenazados, torturados e incluso asesinados por causa de su fe, desde Egipto a Nigeria, de Libia a Corea del Norte. En Oriente Medio, los cristianos se han visto asediados hasta ser expulsados de sus hogares, forzados a huir de una población a otra, verse forzados a renunciar a su fe o asesinados brutalmente.
A todos los cristianos en Irak o en Siria que practican su fe o que dan cobijo a otros debemos decirles: Estamos a vuestro lado. Este gobierno ha convertido estas palabras en obras, bien haciendo llegar ayuda humanitaria a todos aquellos abandonados en el Monte Sinjar, bien aportando fondos a los grupos de reconciliación de base en Irak. Y en los meses venideros deberemos continuar hablando con una sola voz en defensa de la libertad de fe.
Así, en este tiempo de Pascua deberíamos tener en nuestro pensamiento a todos esos cristianos en países distintos al nuestro que se enfrentan a la persecución, y a la vez agradecer a todos los cristianos que marcan una diferencia aquí en nuestro hogar. Y con esto, quiero desearos a todos vosotros y a vuestras familias, una muy Buena Pascua
En efecto, lo habéis adivinado. Se trata de un mensaje del primer ministro inglés, David Cameron, dirigido a la nación y transmitido por televisión. Después de leerlo, mi amigo Kloster me pregunta qué hay que hacer para nacionalizarse británico. Creo que exagera.  



miércoles, 8 de abril de 2015

La religión de la juerga

Itxu Díaz ha publicado en el diario “La Región”, de Orense, un magnífico artículo que comienza así:



Que el cristianismo no está reñido con el vino lo prueba la fiesta de hoy. Lo esencial de un cristiano es la alegría. No necesariamente etílica, pero también. La Pasión de Cristo no fue más que una pincelada terrorífica en un mar de alegría, esperanza, y milagros para todos. Sin el humor, el amor se seca y se muere. Y sólo los hombres tienen sentido del humor. Las gaviotas se ríen a grandes voces pero nunca entienden el chiste. Tampoco por casualidad, sólo el hombre puede amar. Y el cristianismo es la religión del amor, de acuerdo, pero también la del humor, la del buen humor.

Podéis leer el resto pinchando aquí.


martes, 7 de abril de 2015

Canarias, sin rodeos

Cuando uno llega a una isla lo primero que se le ocurre es rodearla. En Tenerife, mi amigo Paco me lo propuso imperativamente y, en efecto, la circunvalamos en unas pocas horas a bordo de un coche la mar de veterano y con experiencia.
Ahora, en la Gran Canaria, he vuelto a sentir la misma tentación, que, de momento, he logrado rechazar:
--¿Y qué saco yo en limpio rodeando este pedazo de tierra?
--Es como si tomaras posesión de la isla –me responde Kloster--. Es lo que ha hecho siempre los grandes descubridores. Abrazan el pequeño mundo que acaban de pisar y clavan en la playa el estandarte de su rey.
No me ha convencido mi amigo. Rodear la isla sólo sirve para comprobar lo pequeño que es todo y sentir una especie de claustrofobia nada recomendable. Las Canarias son preciosas, desde luego, y el clima es inmejorable; pero prefiero los espacios amplios, las llanuras interminables, las viejas cordilleras de la Península, y las vacas pastando en el prado. Aquí no hay prado y me temo que tampoco vacas.
--Te la ha cargado, colega –me dice Kloster--. Has ofendido a los canarios.
--Espero que no. Es más, conozco a un gran poeta tinerfeño que sintió esa misma claustrofobia insular en su juventud y tituló su primer poemario “Oda al festival de eurovisión” en recuerdo del programa de la tele que era su única conexión espiritual con el resto de Europa y del mundo.
No es bueno ser una isla. Ya veréis como cualquier día construyen un puente que una Las Palmas con Cádiz. De este milenio no pasa. ¿Qué te apuestas, Kloster?

 

lunes, 6 de abril de 2015

Aviso a los navegantes del globo

Mi pequeño ordenata ha sufrido una inesperada avería que no podré resolver en Las Palmas. El próximo día 24 lo esperan en el servicio técnico oficial, y me aseguran que probablemente lo recuperaré en los primeros días de mayo.
Hasta entonces el globo navegará con intermitencias, ya que estoy utilizando un ordenador ajeno que debo compartir con otras personas.
Algo parecido ocurrirá con mi cuenta de twitter, que activé hace sólo una semana. Me había propuesto poner cada día un breve "pensiero", pero ya se ve que no basta con tener buenos deseos. En el fondo es una suerte. Después del consiguiente disgusto empecé a sentirme un poco más libre. A ver si me acostumbro otra vez a escribir con bolígrafo.

domingo, 5 de abril de 2015

¡Aleluya!


"El Mesías" es un oratorio compuesto por Georg Friedrich Händel en 1741. 
Händel compuso la obra en Londres, en apenas tres semanas. Aunque tradicionalmente asociado con la Navidad, este oratorio trata no sólo el nacimiento de Jesús, sino toda su vida. Unos meses después de ser compuesta la obra se estrenó en Irlanda, durante un viaje de su autor, pero el gran estreno no llegó hasta 1742, en el New Music Hall de Dublín para un concierto benéfico.
El libretista Charles Jennens compuso el texto, formado por fragmentos bíblicos. Jennens presentó la obra como si fuese una ópera, dividida en tres actos subdivididos en escenas.
La primera parte tiene por tema el Adviento y la Navidad. Se anuncia la venida de Cristo, por lo que se encuentran algunos momentos de exaltación marcados por una gran intensidad expresiva.
La segunda parte ilustra la Pasión, la Resurrección y la Ascensión y finaliza con el Hallelujah, con coro, trompetas y timbales.
 

sábado, 4 de abril de 2015

La Vigilia


Los soldados romanos, los que flagelaron a Jesús, los miembros del Sanedrín, los guardias y los sacerdotes del Templo, ebrios de vino y odio, duermen a pierna suelta, contentos de que haya terminado la orgía de sangre que acabó con la vida del Galileo.
Poncio Pilato se agita desazonado entre las sábanas de su alcoba. Herodes ya ha borrado de su memoria al Nazareno y ríe a carcajadas con los bufones de la corte. Caifás busca en los libros sagrados algunas palabras que puedan serenar su conciencia. Barrabás aún se pregunta por qué lo ha liberado Pilato, y bebe para olvidarlo todo.
Los once apóstoles sólo piensan en huir lejos de sus recuerdos. Como el sábado no les está permitido viajar, aguardan la llegada del domingo, adormilados otra vez, como en el Huerto de los Olivos.
Sólo María está en vela. Ella sabe que Jesús saldrá del sepulcro al amanecer lleno de gloria y majestad. Le gustaría cantarlo a voz en grito como un nuevo Magníficat o decirlo al oído, en secreto, a cada uno de los que duermen, y a sus amigas, las Santas Mujeres. ¡Si lo supiera la Magdalena…! Pero una vez más Dios le pide que guarde silencio, igual que aquel día en Nazaret.
Es noche cerrada. La Señora se abriga con un manto azul y sale de casa. Brillan sus grandes ojos negros como cuando era niña. Sus pasos resuenan sobre las piedras pulidas de la calzada romana. El silencio es absoluto. Jerusalén duerme.
—¿Adónde vas, Llena de Gracia?
La Virgen me sonríe. Ya no se turba por mi presencia. Tiene una cita esta noche y se ha puesto el vestido de fiesta. Aún faltan algunas horas, pero ella no quiere hacerse esperar. Jesús vendrá a la cita en punto para dar el primer abrazo a su Madre.
Ya llega la aurora por Oriente. La Señora se pone en pie, y yo, que estoy siempre a su lado, le canto al oído:
Regina coeli, laetare. Alleluia! Reina del cielo alégrate, aleluya, porque el Señor a quien has merecido llevar en tu seno, aleluya, ha resucitado según su palabra; ¡aleluya!
  

El bautismo de Ceci


Esta noche se bautiza Ceci en Las Palmas. No sé casi nada de ella, solo su nombre, reducido a dos sílabas, y su edad: 11 años.
Ceci recibirá el bautismo según el rito establecido para los adultos. Ella —y no sus padrinos— pedirá ser admitida en la Iglesia, proclamará su fe en Jesús, nuestro Salvador, y se comprometerá ante Dios a conservar encendida la llama de la fe, simbolizada en el Cirio Pascual.
Ceci ha terminado ya su catecumenado, el periodo de preparación para el bautismo, que la Iglesia estableció desde los primeros siglos, y volverá a nacer. El agua lavará sus pecados y Dios nuestro Señor la llenará con su gracia.
Yo no asistiré a la ceremonia, pero la encomendaré de forma especial porque alguien que la quiere mucho me ha pedido que le dedique un libro. Le he escrito que "esta noche Dios va a poner un belén en su corazón." Le pido que luche por conservarlo siempre limpio y por enriquecerlo con su cariño al Señor.
Entre todos le ayudaremos a ser muy fiel.


viernes, 3 de abril de 2015

Viernes Santo


Lo escribí ayer en los 140 caracteres de Twitter:
Viernes Santo. La muerte de Cristo es el silencio de Dios y la euforia de sus enemigos. Pero los cristianos tenemos a María junto a la Cruz
Hoy —día de ayuno— pensaba ayunar de palabras y no escribir nada; pero luego he visto a esa niña rodeada de capirotes y no he podido resistir la tentación de ponerla en el globo. 


jueves, 2 de abril de 2015

De pueblo


Airaga, la casa de convivencias que me acoge estos días, está situada en Trapiche, un pueblecito mínimo de la Gran Canaria, que se abraza a la carretera que une Bañaderos con Arucas. La Parroquia de Trapiche está dedicada a San José de la Montaña y tiene una fachada blanca, como la de las casas contiguas, y tres enormes altavoces que llevan el sonido de las campanas muy lejos.
Cuando suenan las campanas, se supone que los vecinos se ponen en marcha, pero quien no falla a la cita es un perro blanco que se asoma a la terraza más próxima y se pone a ladrar como una fiera, no sé si como protesta o como acompañamiento orquestal.  
Esta tarde he concelebrado con don Yago en Trapiche la Misa "in Coena Domini". El recinto estaba prácticamente lleno y me ha conmovido ver la devoción de todos los paisanos, hombres y mujeres. José Luis, que es párroco de Bañaderos, de Trapiche y de "El Puertillo", lleva una semana ajetreada y agradece la pequeña ayuda que podemos prestarle los curas que hemos venido de la Península.
Al terminar la ceremonia, hemos trasladado el Santísimo a un sencillo monumento en el lateral de la Parroquia, y un grupo numeroso de mujeres se ha quedado haciendo compañía al Señor y cantando con entusiasmo.
De regreso a casa he considerado una verdad que a veces se nos despista: la modestísima Misa de Trapiche tiene el mismo valor que la que ha celebrado esta misma tarde el Papa en San Pedro; un valor infinito. Y las voces de pueblo, no muy afinadas, que han llenado toda la ceremonia, a los oídos de Dios habrán sonado como el mejor coro de Serafines.


miércoles, 1 de abril de 2015

La palmera


Hace más de veinte años, cuando vine a Airaga por primera vez, estabas igual que ahora. Por ti no pasan las décadas, amiga palmera. No es que seas una belleza precisamente. Al contrario, pareces una escoba vieja y despeinada, pero ya entonces me llamó la atención tu desmesurada estatura. Eres el árbol más alto del contorno: un tronco larguirucho y pelado, quién sabe de cuántos metros, que luce en la cúspide cuatro palmas mal contadas sin la menor gracia.
Supongo que eres una palmera anciana, pero deberías ir a la pelu para que te pongan en orden las pocas guedejas que te quedan. Tienes que asearte, amiga. Cuando uno es joven, peinarse es una extravagancia innecesaria, pero a nuestra edad no hay más remedio que ponerse en manos de un buen profesional.
Veo además que has empezado a doblarte por el centro. Apenas se nota, pero, reconócelo, ya no eres el "enhiesto surtidor de sombra y sueño" que cantó mi primo Gerardo Diego. A mí me pasa lo mismo: camino la mar de estirado por cualquier calle y, de pronto, aparece en un escaparate la imagen de un viejo encorvado con cuatro pelos en la cresta, que ya solo puede presumir de experiencia.
Supongo que volveré el año que viene, o a lo mejor antes. Cuídate. Toma el aire como hasta hoy; pasea un  par de horas, si puedes, que es bueno para el corazón, y di a tu palmero que te asee un poco. Eres mi espejo. Me miro en ti.