viernes, 31 de enero de 2014

Atarse para ser libres


Querido Ulises:

Han pasado casi treinta siglos ―centuria arriba, centuria abajo― desde que emprendiste viaje de regreso a Ítaca, al acabar la guerra de Troya. Tenías que recuperar tu reino, y además te esperaba Penélope, tu fiel esposa y Telémaco, tu hijo. ¡Menudo viaje! Fue tan largo y peligroso que dio lugar a “La Odisea”, un excelso poema épico de 24 cantos que sigue vivo, a pesar de lo que ha llovido desde entonces, gracias al genio de Homero.
Como sabrás, ahora recorremos distancias muchos más largas volando sobre las nubes en modernas carrozas de fuego, atendidos por sirenas uniformadas que nos obsequian con mágicos manjares para hacernos más grata la travesía. Tú, en cambio, lo pasaste regular. Contabas con la protección de Palas Atenea, hija del mismísimo Zeus, pero los demás dioses (¡diosecillos!) te lo pusieron difícil con sus engaños y trampas. Venciste a al gigante Polifemo, a su padre, Poseidón, a los lotófagos, a un par de hechiceras y qué se yo…
Quizá el pasaje más conocido de tu aventura fue el de las sirenas. ¡Cuántas veces lo habrás contado!
Las sirenas no eran doncellas bellísimas con cola de merluza congelada como piensan la mayoría de mis contemporáneos: el romanticismo y su profeta Walt Disney han hecho mucho daño. Eran más bien entes monstruosos, criaturas probablemente ligadas al mundo de los muertos, con cuerpo de pájaro y torso de mujer.
Las sirenas tenían un don al que nadie se resistía; una voz musical, prodigiosamente atractiva e hipnótica.  Y si me preguntáis cómo una canción es capaz de seducir de forma tan eficaz a quien la oye, la respuesta la conoce muy bien Ulises: el pico de aquellas sirenas cantaba las hazañas de los héroes que pasaban por sus aguas. A cada héroe le contaban la suya, y éste se quedaba tan embelesado deleitándose en el relato de sus triunfos que ya nunca más quería marcharse de allí.
Tú, Ulises, conocías el peligro. Sabías que un héroe no debe mirarse al espejo de su vanidad demasiado tiempo. Tus hazañas debía cantarlas Homero cuando tú ya hubieses desaparecido; pero las sirenas no. Los halagos hechizan, reblandecen la conciencia, domestican el alma del guerrero y lo convierten en un guiñapo estúpido y gordinflón.
Por eso te ataste al palo mayor de tu nave y te amordazaste para no gritar. Pudiste haberte tapado los oídos con cera como los demás tripulantes, pero optaste por combatir la tentación mirándola de frente. Y tu victoria fue completa: fuiste fiel a Penélope, a tu hijo y a tu reino a pesar de haber oído el canto de las sirenas.
¿Sabes por qué te recuerdo esta historia? Por culpa de un e-mail (un poco cursi, la verdad) que recibí hace un par de meses de viejo amigo.
“No, Enrique, ―me dice―. Esta vez no voy a atarme. P y yo queremos ser libres, sin-papeles, como los negros que llegan a nuestras costas. Solos y desnudos frente al mar. No queremos un amor que encadene, sino que libere. Por eso tampoco tendremos boda ni hijos”.
Tú sabes bien, querido Ulises, que ésa es la libertad del perrito que nunca renuncia a cambiar un hueso por otro; la “libertad” banal de este siglo, que, inevitablemente, desemboca en la soledad y el hastío.
El hombre libre es capaz de decir “para siempre” y cumplir su palabra aunque el viento sea contrario, aunque los diosecillos del egoísmo, la vanidad o la lujuria arremetan con fuerza contra su nave. Y si alguna vez debe atarse al palo mayor, besará esos nudos, porque en ellos puede estar su libertad.
Atentamente, tu fiel lector,

Kloster 


jueves, 30 de enero de 2014

Los ingenieros homenajean a don Álvaro del Portillo





MADRID, 30 de enero de 2014 (Zenit.org) - La Escuela Técnica Superior de Ingeniería Civil de la Universidad Politécnica de Madrid ha acogido ayer una mesa redonda sobre la figura de Mons. Álvaro del Portillo, uno de sus antiguos alumnos más ilustres y que será beatificado el próximo 27 de septiembre en la capital de España.
El director de la Escuela, Carlos Delgado Alonso-Martirena, y el decano del Colegio de Obras Públicas, Jesús Martínez Alegre, han presidido el acto institucional en el que han reconocido la vida y las aportaciones de "un colega universal", primer sucesor de san Josemaría al frente del Opus Dei, y que nació en Madrid hace ahora 100 años.
Martínez Alegre ha afirmado que "Álvaro del Portillo inició su carrera profesional como ayudante de Obras Públicas, y ese carácter de ayuda y servicio a la sociedad fue el que configuró toda su vida, como se comprueba por las realizaciones que se llevaron a cabo con su iniciativa en beneficio de las necesidades sociales".
Por su parte, el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Navarra, Pablo Pérez López ha destacado en Del Portillo "un intenso sentido social" y una vida volcada en “un proyecto común, pendiente del servicio a la Iglesia en el Opus Dei”.
Pérez López ha señalado también que el futuro beato fue “un gran amigo de la libertad, que edificó su vida sobre un voluntario olvido de sí mismo para ponerse al servicio de muchos”.
Trazando un paralelismo entre su vida y algunas características señaladas del siglo XX, el catedrático ha recordado que, contra la tendencia al colectivismo y el triunfo del individualismo, Don Álvaro "tuvo un gran interés por lo social en todas las etapas de su vida" con ejemplos prácticos y concretos que hoy son iniciativas sociales repartidas por los cinco continentes.
En esta línea, ha subrayado que su vida fue "pensar siempre en el bienestar de los demás" y contribuir con su iniciativa y su implicación a "aliviar el sufrimiento de las personas", como demuestra, entre otras cosas, su impulso a la investigación médica aplicada en proyectos como el CIMA, de la Universidad de Navarra, o el Campus Biomédico de Roma.
Por último, Pérez López ha apuntado que el sucesor de san Josemaría fue "un gran amigo de la tecnología, aunque estaba convencido de que la solución de los problemas no es sólo técnica, sino sobre todo, ética". Y ha destacado "su valentía para arriesgar" y su "audacia moral sobresaliente" en unos momentos en los que la seguridad se había convertido en la garantía de los grandes retos.
Durante el acto institucional, se ha proyectado el documental "Saxum. Recuerdos de Mons. Álvaro del Portillo", producido por Betafilms. Su director, el periodista Antonio Tormo, ha afirmado que "he encontrado rasgos de su formación profesional. A veces habla del 'coeficiente de dilatación', en el sentido de agrandar su capacidad de amar. Y afronta como ingeniero problemas complejos: orden y jerarquización, visión de conjunto, serenidad, búsqueda de soluciones sencillas y eficaces".



Monseñor Álvaro del Portillo cursó Ingeniería Civil en Madrid, entre 1932 y 1935, y en el Colegio de Ingenieros de Obras Públicas aparece registrado como colegiado número 788.
Trabajó en la Jefatura de Puentes y Cimentaciones del ministerio de Obras Públicas. Desde 1941 fue Ingeniero de Caminos.
En 1944 se ordenó sacerdote. Fiel colaborador de san Josemaría fue, además, su primer sucesor al frente del Opus Dei.
Sacerdote ejemplar, sirvió a la Iglesia en todo momento. Colaboró en los trabajos del Concilio Vaticano II y recibió la ordenación episcopal en 1991 de manos del beato Juan Pablo. 
Falleció repentinamente en la madrugada del 23 de marzo de 1994 en la sede central del Opus Dei en Roma, horas después de haber regresado de Tierra Santa y de haber celebrado una misa en el Cenáculo de Jerusalén, lugar de la Ultima Cena.
El Pontífice polaco visitó su capilla ardiente mostrando así el cariño que siempre había profesado a Don Álvaro.
Tras su muerte, miles de personas han testimoniado por escrito su recuerdo del prelado: su bondad, el calor de su sonrisa, su humildad, su audacia sobrenatural, la paz interior que su palabra les comunicaba.
El próximo 27 de septiembre monseñor Del Portillo será beatificado en su Madrid natal. 


miércoles, 29 de enero de 2014

Donato



No me ha costado encontrar la casa. Tengo buena memoria y estuve aquí hace cinco o seis años. Fue un día de viento y aguanieve. Hoy en cambio he venido protegido por la niebla. Como todo el mundo sabe, me apaño mejor en la oscuridad
La primera vez llegué renqueando, pero no puedo olvidar la amable acogida de aquel tipo.  Dentro de la casa había sólo una luz muy tenue. Me arrimé a la ventana con cierto temor, y entonces me vio. Era grande y vestía de negro. Dejó el periódico sobre la mesa y salió al exterior. No se asustó por mi presencia. Dijo algo, pero como es natural no le entendí. Entonces le mostré la herida que tenía en la pata derecha y su mirada afectuosa me tranquilizó.
Me tomó en brazos y me llevó al interior de la casa. Yo le di un picotazo cariñoso en la mano, sin ánimo de hacerle daño, y sangró un poco; casi nada, en realidad. Él me aplicó sobre la pata un líquido de color oscuro y, con la ayuda de un amigo que andaba por allí y con unos palillos de dientes y un esparadrapo me entablilló la pata con más afecto que habilidad.
Aquella noche dormí en el jardín junto a la ventana. Tardé algún tiempo en poder cazar, pero mis dos anfitriones me alimentaron con pedazos de carne.
Pocos días después el tipo grande tuvo que marcharse. Yo regresé muchas veces a la misma ventana, pero no volví a verlo hasta hoy. Ahora mismo está sentado en otra butaca y tiene en las manos una especie de libro luminoso. He dado un picotazo en el cristal y se ha sobresaltado al verme. Creo que me ha reconocido.
Me llamo Donato y soy un cárabo común.


"Cúrame a mí también"

Bárbara Liuti, una de mis alumnas más brillantes, ha escrito un precioso folleto con éste sugestivo título. Le he pedido que haga ella misma la reseña y me ha escrito ésto:


Este librito* quiere ser una ayuda más para conocer a Jesús a través del Evangelio. Te propongo contemplar algunos milagros que realizó el Señor y te invito a entrar en la piel de los que fueron curados por el Maestro. Pienso que es un punto de vista privilegiado para observar los gestos, las palabras y las miradas de Cristo. De esa forma aprenderemos a querer más y más al Señor.
Ésto es lo que me propongo; que Jesús nos cure a los dos: a ti, que lees estas páginas, y a mí, que las he escrito pensando en mis propias miserias. Que sane nuestro egoísmo con la fuerza de su amor y un poco de fe por nuestra parte. 

* Cúrame a mí también. Ediciones Cobel, 2013



lunes, 27 de enero de 2014

La muerte tenía un precio

Leo en "El País" que, “según fuentes gubernamentales, la reforma de la ley del aborto será beneficiosa para la economía”.
Al genio que ha hecho semejante declaración, quizá con el loable propósito de defender la vida humana, habría que recordarle que la abolición de la esclavitud perjudicó, y mucho, a la economía norteamericana; pero acudir a argumentos monetarios cuando está en juego la vida o la dignidad del hombre, es mezquino y estúpido.
Al menos eso es lo que me ha dicho Kloster.

El anuncio del lunes

La publicidad está descubriendo el atractivo de lo fabricado a mano, amorosamente, pieza a pieza. Hay muchos anuncios que apelan al carácter artesanal del producto que publicitan. También la cerveza artesana, doméstica, se ha puesto de moda en los últimos años.
La cerveza Alhambra no es precisamente artesana, pero aprovecha esta moda para quitar la etiqueta de la botella. Así mola más.

sábado, 25 de enero de 2014

Un libro muy especial

Es bien sabido que en España hay muchos más poetas que lectores de poesía, pero aun así me arriesgo a recomendar un poemario de Carlos Pujol.
Carlos Pujol, escritor catalán fallecido hace dos años, fue novelista, ensayista, columnista, biógrafo..., siempre de prosa elegante y atractiva. Lo que yo no sabía es que también escribió poemas. Acaba de descubrírmelo Enrique García-Máiquez con esta preciosa reseña.
Un poemario sobre la Virgen María es, sólo por eso, una gran noticia. Si, además, lo recomienda mi tocayo poeta, G-M, hoy mismo trataré de incorporarlo a mi pequeño Olimpo de poetas.

Vuelos


El vídeo que nos propone Miguel desde Roma no puede ser más espectacular. Vale la pena verlo y disfrutar cada plano de estos 4 minutos y medio.
Yo hoy sólo he salido de casa para dar un paseo de media hora. No he visto nada especial; sólo el vuelo circular de una pareja de águilas reales en busca de alimento.
Ya se fue la niebla. El anticiclón parece decidido a quedarse en Castilla una temporada, y las grandes rapaces reanudan el vuelo para secarse las alas al sol frío de la mañana.

jueves, 23 de enero de 2014

Corregir exámenes




Claro que sí, Rafa. Mis alumnas también tienen exámenes, y el profesor ―en este caso, yo― los corrige con todo rigor y los califica del 0 al 10. Los exámenes siempre han sido necesarios. Sin ellos, los alumnos más trabajadores estudiarían la mitad. Y no digamos los “listillos”. Gracias a esas pruebas finales, yo todavía sé algo de Derecho.
Es cierto que ahora las cosas son diferentes. Mis alumnas de Teología no se juegan nada; simplemente quieren “conocer” algo más, aplicando la luz de la fe y el esfuerzo de la razón a los Misterios revelados para aprender a contemplarlos como niños pequeños, que eso somos delante de Dios.
Cuando se estudia así, dar clase es una delicia, y corregir los exámenes aún más. Nadie trata de engañar al profesor: ellas reflexionan sobre lo que han oído en clase y sobre lo que han estudiado, y dejan sobre el papel el fruto de su trabajo y de su talento.
Yo tomo nota, aprendo de mis alumnas, anoto al margen algún comentario. Y casi siempre les doy el sobresaliente que se merecen.

miércoles, 22 de enero de 2014

Cita en Madrid el 27 de septiembre












Las noticias corren como la pólvora, pero por si acaso hay alguien que no la conoce, aquí tenéis todo sobre la beatificación de don Álvaro del Portillo.

Surrealismo en Repsol




Hoy, día de excursión, he bajado a Madrid para comprobar que sigo teniendo una casa donde descansar de vez en cuando y un peluquero marroquí que me corta el pelo a bajo precio.
Por la tarde regreso a Riaza. No hay peligro de hielo o nevadas, pero, a los pocos kilómetros de abandonar el casco urbano, comienza a llover con entusiasmo y unos nubarrones negros no presagian nada bueno.
Me detengo en Buitrago, en medio del chaparrón, para poner gasoil al bólido y, por si acaso, antes de salir al espacio exterior, me encasqueto un sombrero impermeable. Nada más abrir la puerta del coche, oigo  a mis espaldas un grito agudo como un bisturí:
―¡¡Don Enriqueeeeeeeee!!
Me vuelvo. Es una chiquilla de unos treinta y tantos años con cara de antigua alumna.
―¡¡Pero qué alegría!! ¡Está usted igual que siempre!
―Tú en cambio estás como nunca ―respondo con un piropo, tal vez inadecuado, mientras trato de poner un nombre a esa cara redonda de ojos achinados―.
―Ríe a carcajadas mi interlocutora y se aleja hacia su coche para traerme a un par de niñas preciosas de cuatro o cinco años.
―¡Miré, don Enrique; mis dos tesoros! A ver, Ana, ¿cuántas veces os he hablado de don Enrique?
Me lo temía: la niña no sabe de qué va la historia y se encoge de hombros. Entre tanto, la más pequeña dice que quiere hacer pis. A la madre la cosa le hace muchísima gracia, la toma de la mano y se la lleva al interior del local. En ese instante viene el marido, que acaba de pasar por caja, y me dice:
―Como ve, al fin nos casamos.
Yo, que me había propuesto preguntarle sus nombres de la forma más delicada posible, me acobardo y pongo cara de póquer.
―Ya veo, ya… ¿Y os va bien?
―De cine ―responde―.
La madre y la niña salen del cuarto de baño y corren bajo la lluvia hacia mí.
―¡Rocío, vamos a dar un besito a don Enrique y nos vamos!
Al fin se alejan en un Renault familiar. Yo me dirijo a la caja.
―¿La número 3? No me debe nada, caballero. Ya está pagada… El caballero que ha pasado antes…
Me pregunto si mis amables benefactores leerán este globo. Si fuera así, seguro que perdonan mi amnesia. A lo mejor, incluso, ponen un comentario a esta entrada. Yo sólo puedo decir que siento mucho ser tan despistado y les agradezco con toda el alma que me hayan llenado el depósito.
 
 
 

martes, 21 de enero de 2014

El Cielo se parece a...(IX)



…¿a una familia?


Aquí, en la tierra, “intimidad” y “soledad” son dos palabras que van siempre juntas. Los amantes comparten su intimidad quedándose a solas. “Tres son multitud”, suele decirse.
En el Cielo las cosas son diferentes. Tenemos una cita en el corazón de Dios. Y allí nos encontraremos todos muy apretados, pero a solas con el Amor. 
No me pidáis que lo explique, porque no sé hacerlo. Sólo sé que cuanto mayor sea la muchedumbre, más participaremos de la intimidad con Dios. No nos veremos nunca como parte de un rebaño; al contrario; nos sabremos amados personalmente como si no existiese nadie más en el mundo. Y Jesús nos abrirá de par en par todos los secretos de su corazón.
―Y eso, ¿a qué se parece?
―¿Tal vez a una familia? Sí, creo que sí. Yo al menos he conocido a alguna familia muy numerosa que, a medida que iba creciendo parecía más pequeña y más feliz. Me quedaría con ellos toda la vida.

lunes, 20 de enero de 2014

El anuncio del lunes

Como felicitación de Navidad me parece horrenda, por eso no la puse aquí; pero para la cuesta de enero vale. Ha vuelto a la tele el ponney bailarín.


domingo, 19 de enero de 2014

Palidece el paisaje

Se hace silencio. Es la nieve, que llega al fin acallando todas las voces del jardín.
Los copos caen de puntillas sobre el césped. Ahora son enormes, Los veo a través de la puerta de entrada, que es de cristal, y los sigo con la mirada hasta que se posan en el suelo uno a uno. La temperatura no es muy fría, pero a partir de ahora empieza a bajar. Pronto estaremos bajo cero. Presiento que mañana la carretera estará helada y Javi no se atreverá a venir a hacerme una visita, como prometió.
De nuevo estoy solo en el albergue. Vuelvo a mirar por la ventana. Se ha desplomado repentinamente sobre nosotros una niebla densa y pálida como un fantasma. Para colmo me he quedado sin cobertura en el móvil.
Noto una corriente helada. ¿Qué puede ser? Salgo de la habitación y veo que la puerta que da al jardín está abierta de par en par. Estoy seguro que la dejé bien cerrada hace dos minutos y no sopla una brizna de brisa que explique este inquietante fenómeno.
―¡Hola!, ¿hay alguien ahí…?
Me parece que pondré en la tele una buena peli de terror para tranquilizarme.
 
 

sábado, 18 de enero de 2014

El Cielo se parece a...(VIII)

 ...a un trabajo sin trabajo
Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza. Por eso lo quiso creador. La felicidad del Cielo no será un eterno reposo, una lánguida siesta sin fin. La vida es movimiento, vibración, actividad. Y el Paraíso debe ser así. Por eso, hasta el trabajo, que aquí en la tierra se nos presenta como una carga a veces insoportable, será feliz y liviano como el vuelo una pluma o como un juego.
Entonces, ¿no descansaremos? Sí; pero sólo de lo que realmente agota; del egoísmo, de la arrogancia, de la lujuria, de la pereza. Del trabajo no será necesario. El trabajo, libre ya del veneno que le inoculó el pecado, recuperará el papel que Dios le asignó antes de la caída original. Será la herramienta que devuelva al hombre el reino perdido y su dominio sobre la Creación. Ya no habrá fatiga, ni llanto, ni dolor.
Homo nascit al laborem et avis ad volatum, el hombre nace para el trabajo y las aves para volar, se lee en el libro de Job. Por eso, cuando, con la gracia de Dios, lleguemos a la vida eterna, el Cielo estará también en nuestras manos. Yo compondré un poema con palabras estrenadas para el caso. O tal vez escriba una novela interminable que se lea sin fatiga, y dure, y dure, por los siglos de los siglos. Luego seré escultor de montañas para los nuevos planetas. O conductor de estrellas en la vía láctea. Y trompetista (siempre he querido tocar un instrumento de viento). También quiero ser carpintero y pastor de alcatraces por el Océano.
 

viernes, 17 de enero de 2014

El Cielo se parece a... (VII)

 ...a aquella tarde, después de la tormenta.
 
Fue en el Puerto de la Quesera, muy cerca de donde estoy ahora. Era una tarde-noche de verano y yo subía a ver los abejarucos y una pareja de halcones que tenían su territorio por aquella zona.
A mitad de camino, justo antes de llegar al hayedo de Riofrío, el cielo se cubrió de nubes y estalló una tormenta de esas que ponen los pelos de punta. Detuve el coche en lugar seguro y aguanté el chaparrón, el bombardeo de los truenos y la furia de los relámpagos durante un tiempo que me pareció interminable. En realidad el espectáculo apenas duró un cuarto de hora.
Al llegar a lo alto del Puerto, las nubes se retiraban por el norte y el sol empezaba a tomar tierra en el Oeste.
Han pasado muchos años, quizá diez o doce, y no he podido olvidar aquella luz ni aquella paleta de colores que nos regaló la tarde. Tampoco me siento capaz de describirla. En lo alto los nimbos se disolvían en un cielo azul limpio de bruma, mientras en el horizonte se encendían en todos los tonos de rojo unas nubes planas, como harapos o como brochazos de un pintor impresionista.
La pareja de halcones salió a tomar la fresca y a jugar con la brisa que se levantaba. El olor a tierra mojada se mezclaba con el aroma de la hierba y de las flores.
Hice allí mi oración y recordé aquel episodio de la Transfiguración del Señor en el Tabor. Yo también, como San Pedro, pensé que aquello era el Cielo.

jueves, 16 de enero de 2014

Un chupito mañanero

El Cielo, de momento, puede esperar.


Salgo de mi encierro y busco un pretexto para dar un paseo por el pueblo con los prismáticos al cuello. Hace un frío pelón y según los meteorólogos esta misma tarde pueden caer sobre Riaza las primeras nieves del año.
He comprobado que los prismáticos son un buen pretexto para entablar una conversación. Hoy, bajo los soportales de la plaza, me dirige la palabra un tipo grueso de unos cincuenta años:
―Perdone…; le he visto estos días por aquí. Usted no es del pueblo, ¿verdad? Lo digo por los prismáticos.
―¿Me ponen cara de turista?
―Es que yo sé algo de esto… ¿Son Leica?
Resulta que también  él es forastero, “de la parte de Aranda”; se llama Aurelio y tiene “mucho gusto en invitarme a un café”.
Aurelio habla como un castellano de los antiguos. Usa vocablos ya un tanto apolillados y los coloca fuera de sitio, como si acabaran de salir del diccionario y aún no hubiesen encontrado su lugar.
El café de Aurelio se transforma en un generoso chupito de hierbas.
―¿Me permitiría observar más de cerca sus prismáticos?
Los mira y remira como un experto. Ajusta la distancia de ojos y la diferencia de dioptrías, se los coloca en la forma correcta y enfoca una esquina de la plaza para calibrar las líneas verticales y las horizontales. Al final, me los devuelve y con un tono profesional, dice:
―Quinientos euros…
―¿Tan caro está el café en este pueblo? ―le respondo―.
No parece captar la broma, porque añade.
―Puedo darle incluso seiscientos, pero más no.
Hago mi contraoferta:
―Dos mil quinientos… Los pájaros se ofenderían si los vendiera por menos.
Ya se ve que las posturas están distantes y no es previsible un acuerdo. Se ríe Aurelio y cambiamos de conversación: las distintas ópticas que fabrican prismáticos, el modelo ideal para ver rapaces, la familia, los niños, la ley del aborto, el Cielo, el limbo de los niños, el Paraíso de los musulmanes. Y el licor de hierbas, “que en el invierno templa muy bien el estómago”.

miércoles, 15 de enero de 2014

El Cielo se parece a... (VI)

 
A la sonrisa de don Santos 
En mi encierro de Riaza me entero de que don Santos Velasco, sacerdote del Opus Dei, ha fallecido en Madrid. Lo conocí hace medio siglo, antes de su ordenación y de la mía. Hoy he ofrecido la Misa por su eterno descanso, y al recordarlo durante la ceremonia, me he sentido acompañado por su permanente sonrisa, serena, acogedora, llena de paz.
El corazón de don Santos no andaba bien y estaba a la espera de una nueva intervención quirúrgica. En los últimos tiempos apenas salía del confesonario. En la Iglesia del Espíritu Santo, don Santos era “el cura que siempre está”.
Los miles de penitentes que han pasado por sus manos de sacerdote lo encomiendan hoy igual que yo. Ellos saben que el Cielo se parece también a la sonrisa paternal de don Santos.
 

martes, 14 de enero de 2014

El Cielo se parece a... (V)


Los Cielos cantan la Gloria de Dios (Salmo 18)


 ...a una sinfonía

Al comienzo de todo, cuando aún no existía la luz, y el cielo no era azul, y no había nubes blancas, ni pájaros de colores, ni montañas, Dios quiso crear un mundo de la nada para regalar parte de su belleza a las criaturas. Pidió entonces a los ángeles que compusiesen una gran sinfonía, y así se hizo. Aquel inmenso vacío oscuro se llenó de música en un instante. Millones de instrumentos, de voces y de sonidos jamás escuchados por nadie completaron el más bello de los conciertos, tal como Yahvé lo ordenó.
Él entonces abrazó aquella música recién nacida y, con sólo sus manos, convirtió cada acorde y cada nota en materia, en color, en luz. Así nació el universo. Era un mundo bellísimo, armónico y sin fracturas, como la gran sinfonía de donde nació.
Durante millones de años nada alteró los designios del Creador. El universo fue expandiéndose cantando la gloria de Yahvé, hasta que llegó el hombre, la criatura que Dios había designado para ser rey. Con él vino muy pronto el diablo, y después la catástrofe. Ya conocéis la historia.
Ahora el universo está en obras. Los hijos de Dios han de transformarlo hasta convertirlo en Reino de Jesucristo. Pero en medio del trigo crece vigorosa la cizaña, y el mundo sufre.
Tengamos paciencia. Dios ya ha encargado a sus ángeles que compongan una nueva sinfonía; la más grande y hermosa que sean capaces de imaginar. Miríadas de criaturas celestiales están en la tarea. Yo apenas he oído unos acordes y puedo aseguraros que no se ha escuchado jamás en el universo algo semejante.
Muy pronto Dios recibirá en su corazón esa sinfonía y de ella brotarán unos nuevos cielos y una nueva tierra donde vivirán los bienaventurados después de la resurrección. Será mejor que un paraíso. Será nuestro hogar. Jesús y María vivirán en él.  Y Dios lo blindará contra el Enemigo.
Una música inefable siempre nueva, siempre distinta,  llenará cada rincón de ese mundo. Cantarán las aves, los árboles del bosque, las montañas, los nuevos talleres de los hombres, y hasta las estrellas.
El Cielo parecerá entonces una grandiosa sinfonía.Y todos formaremos parte de ella.

lunes, 13 de enero de 2014

El anuncio del lunes

El anuncio que traigo hoy viene de la mano de la Generalitat de Cataluña, que junto a la Agencia de Residuos de Cataluña, está presentando esta divertida campaña de publicidad que lleva por nombre “Envàs on vas?” Se trata de que el espectador tome conciencia de la importancia de un reciclaje que empieza por una adecuada forma de separar los envases y productos que utilice en el día a día.
Tres chicas nos muestran los diferentes ejemplos de reciclar dependiendo del material al que nos estemos enfrentando. Como en ocasiones es complicado y no sabemos muy bien a qué tipo de material nos estamos enfrentando las actrices nos ofrecen una página web en la que se resuelven dudas sobre reciclaje. El está siendo de lo más comentado en Cataluña, y ya tiene alguna que otra parodia a sus espaldas.

domingo, 12 de enero de 2014

El Cielo se parece a... (IV)

Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos como El es. (I San Juan, 3,2)

 
...a una canción de cuna
Durante aquellas hambres de 1937 en Madrid, mi madre (después de abrirle dos agujeritos con un clavo) puso entre mis manos un bote de leche condensada. Aquel chupetón me supo a cielo. (Fernando Acaso) 
Tantos años luchando por ser un niño pequeño delante de Dios, y sólo lo logro al final.
En la puerta que da entrada a la Vida Eterna, no está San Pedro con gesto huraño y un manojo de llaves, sino mi Señora, la Virgen María.
Ella me mira como miran las madres a sus hijos pequeños que llegan a casa con las manos sucias, el pelo revuelto y algún que otro arañazo en cualquier parte del cuerpo.
Con semblante serio, pone el dedo índice delante de sus labios para que no diga nada. Luego me toma en brazos, me quita la ropa y me introduce en una bañera de agua muy caliente, casi a punto de hervir. No puedo contener un grito al notar la quemazón sobre mi piel, pero María sonríe y, en silencio, mete sus manos dentro del agua y empieza a limpiar mis heridas una a una y a disolver la roña acumulada durante tanto tiempo.
Al fin puedo ponerme en pie y me miro en el espejo: tengo tres o cuatro años nada más. María me seca con una gran toalla azul. Me perfuma con el aroma de sus manos blancas y, con un peine de plata, ordena mis cabellos revueltos.
―Estás hecho un Cielo ―me dice―. Y me da un beso.
Antes de quedarme dormido oigo una nana muy dulce.
 

sábado, 11 de enero de 2014

El Cielo se parece a... (III)

Vivir en el Cielo es “estar con Cristo”. Los elegidos viven “en Él
(Catecismo de la Iglesia Católica, n.1025).


…a un viaje por el corazón de Dios 

 ―¿Tú quieres ser bueno?  ―Sí. ―¿Y por qué? ―Pues para irme al cielo. ―¿Y sabes qué es el cielo? ―Sí. ―Ah, ¿sí? ¿Y qué es? ―Pues el cielo es..., Dios por dentro". 
(Diálogo del obispo con un niño) 

Me lo contó un Ángel. Quizá el mismo que habló con ese niño sabio.
―Jesús irá a tu lado en esa gran travesía del Cielo. El será, ya para siempre, tu Amigo y tu guía. Juntos entraréis en el interior del corazón de Dios Padre, impulsados por el soplo del Espíritu Santo. Verás a Dios “por dentro”  y contemplarás un panorama tan magnífico que ni siquiera yo soy capaz de describir. El Creador de las estrellas y de las galaxias es también un universo interminable, un sueño del que nunca querrás salir.
En ese viaje, tu pequeño corazón de carne aprenderá a acompasar sus latidos con los del corazón de Dios. Y Será feliz como Dios mismo es feliz. Vibrarás con sus mismas emociones; reirás y sufrirás con Él por toda la eternidad.
―¿Sufrir? ¿Sufriremos en el Cielo?
―Sí, amigo. El sufrimiento es inseparable de la felicidad. Es éste un misterio que sólo entenderás del todo cuando llegues a la meta. Mientras haya hombres sobre la tierra, Dios seguirá a su lado y tú con Él. ¿Acaso supones que es posible ser feliz sin amar? ¿Y crees que se puede amar sin compartir las tristezas, los sufrimientos y los peligros de los que aún están en camino?
No, amigo, Dios no tiene un corazón de hielo, y el tuyo no se congelará en la Gloria.
 
 

viernes, 10 de enero de 2014

El Cielo se parece a... (II)

“Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios y están perfectamente purificados (…) ven la divina esencia con una visión intuitiva y cara a cara, sin mediación de ninguna criatura.   (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1023)
 

...a un viaje
―Y si gana usted los cincuenta mil euros del premio, ¿en qué los piensa gastar?―Bueno, pues…, en tapar algunos agujeros y en un viaje. Mi Juli y yo queremos dar la vuelta al mundo” (Oído en la tele).

Cuando me contaron por primera vez que el Cielo consistía en ver “La Divina esencia” cara a cara, me imaginé a mí mismo solo, sentado en una nube, con la mirada fija  en el horizonte. ¡Menudo rollo!, pensé. Aquella felicidad estática y contemplativa me sabía a poco, y con razón.
Ahora comprendo que no había entendido gran cosa. ¿Conocemos el significado de nuestras palabras cuando decimos verdades sobre Dios? Dios es infinito, y aunque tampoco entiendo qué es la infinitud divina, comprendo que es imposible abarcarla. Para conocer a Dios, hasta la eternidad nos parecerá demasiado breve. Habremos de viajar por su mirada en una travesía sin final ni cansancio. En Dios veremos todos los paisajes y oiremos las sinfonías de todas las galaxias. En Él descubriremos colores que nuestros ojos aún no son capaces de avistar. Veremos la luz de todas las luces. Y crepúsculos, amaneceres insólitos, selvas exuberantes y desiertos de oro. En Dios viven las sonrisas, las miradas, las carcajadas más frescas, las obras de arte que los genios trataron en vano de reproducir...
Todo será nuevo en ese viaje. Yo volaré como el águila real, planeando sobre ese Dios infinito que me contemplará. También seré un halcón capaz de dar alcance a mi Amor.
―Entonces, ¿el Cielo es un viaje?
―Será el viaje de nuestra vida, el que ni siquiera nos atrevemos a soñar.
 

jueves, 9 de enero de 2014

El Cielo se parece a... (I)

No sé si empecé a escribirlo hace unos días o sólo lo pensé; pero son muchos meses los que llevo con la misma idea bailando en mi cabeza.
Creo que tenía razón don Fernando cuando me dijo que deberíamos escribir sobre el Cielo y explicar con palabras sencillas lo que encontraremos allí si el Señor  nos ayuda a dar el salto.
San Pablo dijo que “ni ojo humano vio ni oído oyó ni pasó por la mente de nadie lo  que Dios tiene preparado para los que le aman”. No le llevaré yo ahora la contraria: es imposible entender la Gloria desde aquí abajo; pero San Juan de la Cruz, mi maestro de poesía, llegó un poco más lejos que el Apóstol:
Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo,
porque esperanza del cielo
tanto alcanza cuanto espera.
Esperé solo este lance
y en esperar no fui falto
pues fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Yo sé lo que espero. Conozco mis sueños, y sé que la felicidad de la vida eterna está hecha a la medida de nuestras esperanzas. Por eso me dispongo a redactar, con vuestra ayuda, unos pocos capítulos que llevarán como título el que encabeza hoy estas líneas. 




miércoles, 8 de enero de 2014

El anuncio del lunes



Ya sé que hoy es miércoles, pero los Reyes llegaron el lunes, y los que nos hemos portado bien necesitamos al menos un par de días para disfrutar de los juguetes antes de romperlos definitivamente. Mis reyes han sido tan generosos que casi no me atrevo a contar lo que me han traído.
En efecto; es eso que aparece en el anuncio: un Kindle paperwhite, último grito, gracias al cual llevo ya en el bolsillo toda una biblioteca de clásicos y un par de docenas de libros más modernos. Es fantástico poder leer tres o cuatro libros simultáneamente sin tener que cargarlos en la mochila. 
El anuncio no es ningún prodigio, pero la chica de amarillo lo explica muy bien todo. Y, a juzgar por lo que yo mismo he sido capaz de hacer con el juguete, se queda corta.

martes, 7 de enero de 2014

Camino de Riaza


Hay que respetar siempre las normas de tráfico

8 Propósitos de año nuevo para el globo:


  1. Tomármelo con calma. Una entrada al día será más que suficiente.
  2. No cumplir siempre todos mis propósitos. El anuncio del lunes puede entrar el martes, o quedarse fuera. No pasa ná.
  3. Navegar evitando las tormentas y huracanes. No entrar al trapo de las borrascas.
  4. Crear un blog de acceso limitado que llamaré “a lápiz”. Allí iré almacenando ideas sin concretar, esbozos de historias, recuerdos que tal vez puedan pasar al globo más tarde.
  5. Escribir dos cuentos más para niños y buscar entre mis lectores a un buen ilustrador. Hay que editar ya ese libro.
  6. Cuando llegue a una casa nueva esperar al menos dos horas antes de preguntar, “¿Hay wifi?”
  7. Si no tengo cobertura, dedicarme a la lectura.
  8. Y si no me entienden, pensar que no me he explicado bien. Volar más bajo. 

lunes, 6 de enero de 2014

La travesía

Dicen los “expertos” que uno de los mayores peligros que acechan al automovilista es “la hipnosis de la carretera”. Cuando el tráfico es escaso, la autopista no tiene curvas y todo es perfecto, el que está al volante corre el riesgo de quedar levemente traspuesto, como hipnotizado por el runrún del motor y conducir automáticamente, casi sin saber lo que hace, hasta la catástrofe final. El problema se agrava, en mi opinión, si uno hace caso a la dirección general de tráfico y trata de poner los cinco sentidos ―ni uno menos― en el volante y no se distrae un poco con el paisaje, la música o la conversación con el copiloto.
El riesgo de hipnosis no existe, gracias Dios, en el Puerto de Pajares, tomado en dirección a la Meseta. Los picos de Europa aparecen a los ojos del conductor como un muro imposible de superar. Las montañas nacen casi en la costa y suben hasta más allá de lo razonable. Uno tiene la impresión de encontrarse solo y desamparado, incapaz de alcanzar una cumbre que nunca llega.
De pronto me supera un camión inmenso resoplando como uno de aquellos elefantes que utilizó Aníbal para cruzar los Alpes. En la radio oigo la voz de Camarón de la Isla, que da un aire de tragedia al aire de la mañana. Al salir de un túnel, nieve. Las montañas se han reproducido y han creado nuevas montañas blancas, enormes, imposibles de vencer.
Ahora canta Lucio Dalla “Caruso” y yo trato de acompañar a su gran voz de tenor con la mía, temblona por las circunstancias. ¡Qué gran viaje! Volvería a hacerlo un millón de veces. Ni el menor peligro de hipnosis. El sueño se quedó en Asturias.

sábado, 4 de enero de 2014

La burbuja


Salió a la superficie por la mañana. Asomó el hocico y exploró los alrededores con su fino olfato. No detectó nada especial. Nada. El aire era frío e insípido, muy diferente al ambiente cálido y sabroso del interior.
A pesar de todo se aventuró a caminar unos pasos. ¡Qué extraño!: el techo era azul y parecía tan lejano y luminoso que casi no podía mirarlo. Todo era enorme. Se sentía desnudo en medio de aquel vacío; pero, por un instante, sintió la tentación de explorar los alrededores.
Oyó unos pasos. Eran dos hombres gigantescos que reían a carcajadas. ¿De qué se reían? En su pequeño túnel nadie reía jamás. Él sabía que la lucha por la vida es algo muy serio. Había que pelear, morder, gruñir… 
No aguantó mucho tiempo. Pocos segundos después entró en su cueva resoplando.
―¿Se puede saber de dónde vienes?
―He salido un momento a ver…
Su padre hizo un gesto de desagrado.
―No vuelvas a hacerlo nunca más. ¿Me entiendes? Eres una rata, un noble roedor como tus veintisiete hermanos, y tu sitio está aquí. Lo único real es la basura. Aquí naciste y aquí debes vivir hasta que te pudras y sirvas de alimento a tus enemigos. No hay mejor aroma que el que ahora respiras ni mejor pitanza que los excrementos que van llegando.
―Pues a mí me ha parecido que allí fuera están contentos.
―Todo es mentira, Miguel. Viven engañados dentro de una burbuja de cristal.  No les envidies. Pobre gente.