viernes, 30 de abril de 2010

Alimentar el amor

Hay que tener cuidado con las cosas que uno piensa. Aparentemente, los pensamientos, son inofensivos; no hacen daño a nadie. Pero lo cierto es que de los pensamientos proceden las palabras y las acciones. Si alimentamos pensamientos retorcidos, o le damos demasiadas vueltas al mal que se nos ha hecho, entonces estamos alimentando el rencor o la rabia. Y, las cosas, cuando se las alimenta, crecen y engordan. AS

jueves, 29 de abril de 2010

Comprensión

Hoy quisiera solidarizarme con todos los "culés". Aunque uno sea de otro equipo, comprendo que el golpe es muy duro. Por eso desde aquí toda nuestra comprensión y afecto. Un amigo mío, cuando su equipo pierde, suele decir: "no pasa nada: siempre hay futbol". Y es verdad, habrá futbol el fin de semana y la semana que viene y al año que viene, gracias a Dios. Hoy a los del Barcelona no les deberían exigir en el trabajo, ni los guardias deberían ponerles multas. AS


miércoles, 28 de abril de 2010

Curso de retiro

Ruiseñor
Dentro de un par de horas salgo hacia el Soto del Real para hacer mi curso de retiro anual. Esto significa que Kloster, el globo y yo permaneceremos en silencio hasta el próximo martes.

Durante estos días, los comentarios que hagáis entrarán directamente en el globo sin moderaciones ni censuras. Alfonso Sanz quizá ponga algún supermicrovídeo y yo procuraré dedicarme a lo único importante. Sólo me distraerán los ruiseñores, que ya han llegado a la Sierra de Madrid e iluminan con su canto las noches de mayo.

Humildad

Mapamundi de Bilbao

Lo contaba ayer Alberto, que es médico y trabaja en Madrid:

—Ha venido a la consulta un sacerdote muy anciano y muy santo. Fíjate si es humilde: estuvimos hablando durante casi una hora y no me recordó ni una sola vez que es de Bilbao.


martes, 27 de abril de 2010

Extraños fenómenos en el globo


Algo raro está ocurriendo. Muchos de los comentarios que habéis puesto en las distintas entradas, han desaparecido misteriosamente. Ved, por ejemplo, el "elogio de la rutina", que publiqué hace algunos días. Hasta ayer tenía 18 comentarios. Hoy sólo queda uno.

Supongo que no hay nada que hacer: la culpa, como casi siempre, será de Google, pero si alguien tiene otra teoría y conoce la forma de resolver el problema, se lo agradeceré con toda el alma.

Me dice Kloster que él no ha sido.

El Cielo, Ana y el Ferrari

—Mi novio dice que lo del Cielo de los curas es un comecocos para que nos portemos bien; que él lo cambiaría ahora mismo por un Ferrari aunque se mate en la carretera.
—Ya. ¿Y crees que te cambiaría a ti también por el Ferrari?
Ana no está segura.
—Creo que no.
—Pregúntaselo y, si te dice que no te cambiaría, le haces ver que el Cielo es como tú, pero mucho más; que no sea hortera.
—¿Y si me dice que me cambia por el Ferrari?
—Entonces..., ¡huye!

Historia de España

María sale del examen con cara de pocos amigos. Me encuentro con ella en el pasillo.
—¿Qué tal?
—Fatal. Me han preguntado el franquismo y no sabía nada.
—¿Nada?
—Nada.
Me quedo sin palabras. Por un momento siento un extraño vacío, como si todos los recuerdos de mi vida se hubiesen desvanecido en la prehistoria.
—Bueno —remacha María—. Es que, de eso, nadie sabía nada. Dijeron que no iba para el examen.
—No te preocupes —le contesto—. Tampoco es muy importante.


lunes, 26 de abril de 2010

Venganza


Un par de veces me ha preguntado Don Enrique por esa escena de "El padrino" en que le meten a uno en la cama la cabeza de su caballo más preciado. Dice que es la mejor de la historia del cine. A mi me gusta más el juramento de Escarlata O´Hara en "Lo que el viento se llevó". Pero en fin, demos gusto a todos.

Dicen que la venganza tiene un sabor dulce, pero deja un regusto amargo. Yo creo que, fuera del parchís, la venganza hay que dejarla en manos de Dios: "no os venguéis, queridísimos, sino dejad el castigo en manos de Dios, porque está escrito: mía es la venganza, yo retribuiré lo merecido, dice el Señor" (Rom. 12:19). A.S.




No, colega. Esta vez te equivocas: esta delicada escena del caballo no nos habla de la venganza. El Padrino no se venga nunca; simplemente negocia. Y, cuando lo hace, sus ofertas son difíciles de rechazar. De hecho es lo que ocurre en la escena siguiente: el atribulado propietario del equino llega a un acuerdo satisfactorio con don Corleone.
Ya sé que más de un lector se escandalizará y se rasgará las vestiduras aprovechando que ha llegado el calor. ¿Cómo es posible, dirá, que un cura como usted saque en su globo semejante escena?

La culpa es de Kloster, queridos amigos, que ha convencido a don Alfonso. E.M.

Los lunes, publicidad

Me gusta mucho esta breve historia de dos muñecos de nieve que se enamoran y pasa lo que pasa, pero creo que habría formas mejores de anunciar un detergente para suelos.




El stop motion está de moda. Después del anuncio de Telefónica, ahora llega Amazon y utiliza la misma técnica para promocionar su nuevo Kindle, con el que quiere enfrentarse al el iPad de Apple. El spot tiene como protagonista a la actriz Poco Annie.



domingo, 25 de abril de 2010

Jubilarse con júbilo

Muchos sueñan con el día de la jubilación. Quizá piensan que, cuando llegue, tendrán tiempo para realizar esos mil proyectos siempre aplazados por culpa del trabajo. Al fin podrán dedicarse a la fotografía, a la pintura, al alpinismo, a la papiroflexia, a viajar… ¡Qué sé yo! Jubilación y júbilo son, para ellos, palabras sinónimas.

Otros, sin embargo, se resisten a dejar su puesto a los más jóvenes. Ven la jubilación como una especie de anestesia final, como un anticipo de la muerte.

Me lo decía hace poco la mujer de un jubilado:

—Es como tener un colchón en el pasillo. No sé qué hacer con él.

¿Y quién no recuerda a aquel torero que se retiraba casi todos los años y todos los años volvía?

Retirarse a tiempo es signo de sabiduría. Pero ¿cuándo hay que hacerlo? Que nadie interprete mal este microvídeo. Aquí tenéis a un prejubilado salvando a su equipo, que es también el mío. A.S.

(Pero no el mío. E.M)


e-mail



Aurelio Mendiguchía, aquel amigo mío que se comió un bocata de mejillones en la Clínica universitaria de Navarra mientras le autotransplantaban la médula, ha escrito una novela de Ciencia fruición, titulada "e-mail".

No, Gaztelu, no: no es una errata. Las novelas de ciencia ficción algunas veces son un ladrillo insoporteibol. Las de ciencia fruición, en cambio, se leen de un tirón, con deleite y regodeo.

La cosa va de un profe de enseñanza media (como Aurelio) que recibe un e-mail del futuro y ya, de paso, aprovecha para salvar a la humanidad en compañía de unos alumnos. No sé si Aurelio aprovechó su estancia en la clínica para escribir su novela. A mí me ha encantado.

Claro que los analfabetos en informática no entenderán mucho. Pues que aprendan.

Tomarlo todo en serio

"No te tomes la vida muy en serio, al fin y al cabo no saldrás vivo de ella". Leí esta frase hace muchos años en algún calendario, o quizá en el envoltorio de un caramelo. Lo que quiero decir es que la frase no procede de mis lecturas más serias. Y, sin embargo, me produjo un impacto no pequeño. No sé si el autor era un cínico, o un descreído, no sé lo que era; pero esa frase para mí tiene sentido. Me recuerda que todo lo de este mundo es efímero (no despreciable) y que el buen humor es mucho más importante de lo que parece. A.S.

sábado, 24 de abril de 2010

Cuestión de márketing


Por la tarde compruebo que ha aparecido un mendigo nuevo en la calle Ayala. Es un tipo grande y fuerte de unos sesenta años que se sitúa frente a la puerta lateral del mercado. La novedad radica en la extraña forma que tiene de pedir limosna:

—¡Eh, tú, dame un euro. No seas agarrao, que la vida está muy… Oye, ¿no me vas a dar nada o qué? ¡Valiente guarro asqueroso!... ¿Aquí nadie da nada?

El mendigo lleva en la mano derecha dos o tres paquetes de pañuelos de papel y los aferra como si se tratara de bombas de mano. Ante semejante actitud, la mayor parte de los transeúntes trata de evitarlo con más o menos disimulo incluso cambiando de acera.

Cuando llego yo a su altura, empieza a insultarme haciendo referencia a los curas en general y a los capitalistas mamones en particular. Mi primera reacción es la de alejarme del bombardeo, pero luego me lo pienso mejor.

—Así no vas a conseguir ni un euro.

El mendigo calla por un momento y me mira con incredulidad.

—No puedes insultar al personal y luego pedirles dinero.

—¡Es que son unos…!

—Bueno. Pero tú quieres que te ayuden, ¿no?

—Sí.

—Pues sonríe; di a las señoras que están muy guapas. No gruñas como si fueras a morderlas… Mira, yo iba a darte un euro, pero como me has insultado nada más verme, te doy cincuenta céntimos.

—¡Hombre, padre…!

Mientras me alejaba, se le dibujó una sonrisa tímida en su boca desdentada.

Exámenes

Como veis, también el BOE se equivoca
El viernes por la mañana, exámenes. Los chicos y chicas del cole andan agitados, arrastrando los pies y con la mirada perdida. Yo me dedico a hacer pasillos para consolar a los atribulados, animar a los pesimistas, felicitar a los triunfadores y acompañar a los que aguardan en el corredor de la muerte.

A las 11,30, como todos los días, entro en la capilla para celebrar la Santa Misa, y antes echo una ojeada al cuaderno del anteoratorio donde los chavales y los profes escriben lo que quieren encomendar al Señor.

La última anotación me produce calambres en la pupila. Dice así:

“Para que aprueve (sic) el examen de lengua”. Y la firma.

Ignoro si ha aprobado el chaval. Si lo hemos conseguido, que nadie dude de que se trata de un auténtico milagro.

Por la tarde... Luego os contaré lo que me ocurrió con un mendigo gruñón.

viernes, 23 de abril de 2010

“Benedicto XVI es uno de los pensadores de más talla del siglo XX”


Gabriel Albiac, catedrático de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y colaborador en distintos medios de comunicación, ha concedido una entrevista a la televisión popular en la que habla con admiración del Santo Padre, Benedicto XVI. Albiac se declara “no creyente”.
A continuación reproduzco algunas preguntas y respuestas de esa entrevista.


Benedicto VXI ha hecho en estos 5 años de pontificado un llamamiento a "ensanchar" la razón. Fue paradigmática su intervención en Ratisbona. ¿Qué importancia tiene este subrayado?


El papel de Ratzinger en la Iglesia católica durante el siglo XX ha sido y es esencial, busca el entronque con la filosofía griega. Eso salta al gran público con el discurso de Ratisbona por el debate que genera. Un debate, en gran medida, desplazado. No fue una intervención sobre el Islam. De lo que habló Benedicto XVI es de la relación entre el cristianismo y la razón griega. En realidad su posición ya estaba fundamentada a finales de los años 50, cuando era el teólogo Ratzinger y elaboró su discurso sobre el Dios de la fe y el Dios de los filósofos. Su tesis es fascinante para la relación entre los católicos y los pensadores no creyentes, como es mi caso.
La tesis de que el cristianismo vendría a ser la traducción de la Biblia al griego. Asegura que la formación del corpus cristiano se produce a partir de la traducción al griego de la Biblia de los 70. Esa traducción supone apropiarse de la tradición bíblica desde una perspectiva precisa. El lenguaje no es inocente. Se apropia de aquello sobre lo que queda incluido en su ámbito de significado. Ratzinger no se equivoca cuando afirma que el ámbito de significado de los 70 es el ámbito del platonismo y del neoplatonismo. ¿Qué hacen los 70 cuando traducen la fórmula hebrea "Yo soy El que soy", utilizada por Dios para definirse? Traducen esa fórmula sencilla por una fórmula especulativa: "Yo soy El que es". Cualquiera que haya seguido la tradición griega conoce la fórmula "Yo soy lo ente". Pero la Biblia de los 70 traduce "Yo soy El que es". Hay algo fascinante en ello, que analiza Ratzinger muy bien. En realidad, cuando decimos que no puede haber continuidad entre un mundo politeísta, con muchos dioses, y un mundo monoteísta, trivializamos el pensamiento griego. El pensamiento griego no es el de la pluralidad de pequeños "diocesillos" sino el mundo que designa lo divino. La peculiaridad del mundo griego es que designa lo divino con la forma neutra y la peculiaridad del mundo cristiano es que lo designa con el masculino singular, utiliza una fórmula personalizada. La continuidad y la discontinuidad entre el mundo griego y el mundo cristiano no viene dada por la multiplicidad trivial del paso de pequeños dioses a un solo Dios. Está en que ya no se designa lo divino como neutro sino con una forma personalizada. Y ahí, dice Ratzinger, es donde se produce la continuidad y la paradoja entre la razón griega y la razón cristiana.

¿Y entonces Ratisbona?

Lo que asombra del discurso de Ratisbona es algo que se entiende bien teniendo en cuenta lo anterior. Ratzinger dice que la continuidad en la afirmación del logos griego sólo se produce en el cristianismo. Hablar de las tres religiones del libro es una soberana tontería. No hay continuidad del libro en el islam. El libro judío y el libro cristiano son susceptibles de interpretación. El Corán es un objeto separado que sólo puede ser repetido y no interpretado. La línea de continuidad es la del cristianismo que retoma el libro interpretable, la Biblia. Y lo hace desde la tradición en la que la interpretación ha jugado un papel esencial. La tradición que desde Heráclito dice que el que vaticina en Delfos ni oculta ni enseña, da signos. Cuando un griego dice que lo divino es aquello que da signos está diciendo que a lo divino sólo se puede acceder por la interpretación.

Pero Benedicto XVI también advierte de los peligros de la razón...

Son los peligros de la tendencia a trivializar Cuando se usa una razón estricta hay que saber cuáles son los marcos y los límites. Y cuáles son los riesgos de la extrapolación. Ratzinger ha visto el problema desde una perspectiva cercana a Pascal y a los pensadores del siglo XVIII: la concepción trágica, el conflicto y la continuidad entre el Dios de los filósofos y el Dios salvador. El mayor riesgo, y en eso Ratzinger ha sido muy fino, es el de la invasión. En el discurso de la Sapienza, refiriéndose a la relación entre razón y fe, retoma la fórmula cristológica del Concilio de Calcedonia: se trata de que se relacionen pero no que se mezclen. El riesgo para la razón y la fe es la superposición, la tentación de someter la una a las reglas de la otra.

El Papa ha querido acoger los desafíos de la razón moderna. ¿Cómo valora esta posición?

Benedicto XVI aborda algo mucho más importante que la modernidad o la no modernidad. Una institución como la Iglesia aspira a la intemporalidad. Lo mismo le sucede a la razón. La temática básica de la filosofía se abre y se cierra en una sola generación, la que ve de Platón a Aristóteles. Seguimos dándole la vuelta a lo mismo. La cuestión de la modernidad o no modernidad trivializa la problemática de la filosofía y de la razón. Lo que Ratzinger ha planteado mejor que ningún Papa desde hace siglos, con más radicalidad, es el modo de entronque entre fe y razón, para que no se trivialice ninguna de las dos, para que se respeten los territorios, para que se permita el despliegue del diálogo. Para pensadores no creyentes, como es mi caso, es extraordinariamente importante. Cada vez vivimos más en un mundo de tradiciones religiosas específicas, es el caso del islam, que aparecen incompatibles con algún tipo de interpretación racional. Para un pensador no creyente, de tradición platónica, la única vía de diálogo es la que introduce Ratzinger.

Como no creyente, tiene un gran respeto a Benedicto XVI.

Sería un idiota sino fuera así. Benedicto XVI es Ratzinger, uno de los pensadores de más talla del siglo XX y el teólogo más importante de este período.

Los viernes por la noche

El viernes pasado, volviendo a casa, vi a unos chicos de unos trece o catorce años fumando. Creo que tenían esa edad también porque no había chicas. Pensé en mis pitillos furtivos de preadolescente y casi sonreí. Pero, al acercarme más, llegué a oler el humo; no eran pitillos corrientes: ¡eran porros! Esos chavales no son macarras ni nada por el estilo; son chicos de mi barrio, que es un "barrio bien"; hijos de buenas familias; educados en buenos colegios. ¡Dios mío! ¡Ojalá que sea sólo una chiquillada! A.S.

jueves, 22 de abril de 2010

El camino


Me dice Rosa que, si no voy a desvelar el final, más vale que no empiece a contar historias.

Se refería a "la chica del carrito", que ayer acaparó tantos comentarios. Yo le he contestado lo que ahora os digo a todos los que me leéis: ya sé que es imposible identificar a los protagonistas de mis breves entradas, pero aun así no debo contarlo todo. Es una cuestión de pudor. Pienso que vale la pena sacrificar un poco la curiosidad y ofrecer esa pequeña mortificación para que, en efecto, el final sea redondo.

Sobre la chica del carrito, sólo diré que se trata de una inmigrante de religión ortodoxa, que ha sufrido mucho en España y ha trabajado en un triste oficio casi hasta hoy mismo.

Hemos vuelto a charlar, y ahora va bien. Ha encontrado el camino y también a unas personas que la ayudarán a recorrerlo.

miércoles, 21 de abril de 2010

La chica del carrito


La he visto muchas veces en uno de los barrios de Madrid que frecuento. Tendrá treinta años o poco más. Es alta y rubia, con cierto aire nórdico. A veces pasea con un carrito y un niño precioso que quizá tenga un año. Desde hace meses me da los buenos días o las buenas tardes como si nos conociéramos de toda la vida, y siempre me sonríe..., hasta hoy.

Está parada en la calle con el carrito de su niño y mira distraída el escaparate de una óptica. De pronto se gira bruscamente, quizá al verme reflejado en el cristal.

—Buenas tardes, padre…,, ¿puedo hacerle una pregunta?

Hoy la chica tiene los ojos húmedos.

—Sí, claro. Dime.

—¿Es pecado pensar en el suicidio…?

—Sobre todo es muy triste —le contesto—. Y más, teniendo un niño tan guapo... ¿Por qué no me cuentas lo que te pasa?

Charlamos diez o doce minutos. Al final, he conseguido arrancarle una sonrisa y la promesa de que mañana volveremos a vernos en un lugar adecuado.

He regresado a casa más contento que otras veces, a pesar de que la nube negra de la tristeza venga también conmigo como una tentación robada en la calle. Al llegar, entro en el oratorio para pedir y para dar gracias a Dios que me permite ser sacerdote veinticuatro horas al día.

martes, 20 de abril de 2010

El agnosticismo es, por definición, inestable

Cuando alguien me dice: "soy agnóstico", le miro con mucho respeto, pero en realidad, pienso en lo vulnerable que es su visión de la vida. El agnóstico no sabe qué pensar; no sabe si creer o no. De hecho, puede que un día crea y al siguiente, no. Desde el punto de vista de la percepción es una postura consecuente: "hoy no percibo un más allá"; "ahora mismo no siento a un ser supremo".

El cristiano simplemente toma una decisión. El que escoje casarse, no debe echarse atrás; quien elige ser soldado, no puede cambiar de bando; el que opta por tener un hijo, no lo puede abandonar. El cristiano, como todos, se ve atacado por las dudas. Pero el ateo y el agnóstico están, no ya atacados, sino sitiados por la fe. A.S.


Los lunes que caen en martes, también hay publicidad

Este spot de Guinness, basado en el próximo Mundial de Fútbol que se celebrará en Sudáfrica, tiene como protagonista al actor británico Danny Webb, que llega a un aeropuerto de África como el señor Tommy Howe, un cazatalentos de fútbol. En su camino por diversos países busca grandes jugadores, y los encuentra por todas partes… incluso en un héroe inesperado que también quiere aprovechar la oportunidad de demostrar su habilidad con el balón.

El anuncio fue rodado en Nairobi, Mombassa y Malindi con jugadores de fútbol amateur de Nigeria y Kenya. El conductor del taxi es un futbolista angoleño que reside en Londres.

“The Scout” fue lanzado en Nigeria en noviembre de 2009 para coincidir con el partido de Nigeria contra Kenya, clasificatorio para la Copa Africana de Naciones. Luego ha sido transmitido en Ghana, Kenya, Camerún, Uganda y en 13 mercados más: Benin, Burkina Faso, Chad, Costa de Marfil, Congo Brazzaville, República Democrática del Congo, Guinea Ecuatorial, Gabón, Gambia, Liberia, Malí, Sierra Leona y Togo.


lunes, 19 de abril de 2010

60 confirmaciones


La Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora es una de las más grandes de Madrid; pero ayer estaba abarrotada. 60 chicos y chicas del 2º de Bachillerato se disponían a recibir el Sacramento de la Confirmación y a mí me tocaba presentarlos, llamarlos uno a uno por su nombre y dirigir la ceremonia que presidiría uno de los Vicarios episcopales de la Diócesis.

No era la primera vez lo hacía, pero no sé si por el número elevado de confirmandos, porque los conozco bien o porque me estoy reblandeciendo con los años, al leer en voz alta desde el ambón la lista de los chavales, tuve que hacer serios esfuerzos para mantener mi cara de palo sin signos externos de turbación.

Uno a uno fueron poniéndose en pie para decir que sí, que estaban dispuestos a ser cristianos, a defender la fe de la Iglesia, a hacer apostolado entre sus colegas y amigos… Y yo pensaba que aquello era un milagro; que todos daban ese paso al frente con rectitud y nobleza, sabedores de que su decisión supone ir contracorriente de tantas cosas.

Al terminar mi lectura, levanté la vista. Allí estaban: ellos, tan repeinados y afeitados que apenas se parecían a sí mismos; ellas, vestidas de estreno, con sus mejores sonrisas un pelín maquilladas, como de fiesta grande.

La ceremonia casi ha durado dos horas. La Comunión, interminable. Al final cada uno se ha llevado un crucifijo plateado como regalo del colegio. Ojalá lo lleven siempre grabado en el corazón.

Benedicto XVI

Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia
Hace 5 años el Cardenal Joseph Ratzinger fue elegido por el colegio cardenalicio para suceder a uno de los Papas más grandes de la historia.

Benedicto XVI sabía muy bien que le caía sobre los hombros una carga muy pesada, casi insoportable. Por eso, desde el primer momento, se apoyó en la oración de la Iglesia entera. Y tomó la cruz sin miedo; la llevó a plomo, sin quejarse, siempre con la sonrisa en los labios.

Pidamos al Señor que el Vicario de Cristo conserve siempre esa serenidad y esa sonrisa que desarma a todos los que le tratan. Y que nunca suelte la Cruz. Todos necesitamos de su enorme fortaleza, de su sabiduría incontestable y de su alegría serena.

Permisividad


A los jóvenes no hace falta que se les anime en su entusiasmo por el sexo. La naturaleza ha dispuesto las cosas de tal manera que, desde la pubertad, y por una buena temporada, los chicos y las chicas sientan su sexo como algo muy vivo. Los adultos deberían tratar de encauzar esos descubrimientos para que tengan sentido fomentando virtudes que les enseñen a ser dueños y señores de sus instintos.

Pero no. La televisión y la moda los incitan, y la sociedad entera da por normales conductas que les estrellan contra un muro. Y a quienes sueñan y buscan felicidad se les entrega sólo placer. Es un engaño. De verdad...: ellos buscan cosas más profundas; y se les está dando un sucedaneo sin proteinas que ataca al corazón. A.S.


domingo, 18 de abril de 2010

Un coro en la red

Internet ya tiene su propio coro, un coro "virtual" en el cada uno de los intérpretes canta sin moverse de su tierra.

Eric Whitacre, después de ver un vídeo de You Tube en el que una chica que interpretaba a capella un tema de opera, se le ocurrió la genial idea de juntar decenas de vídeos parecidos y crear este coro universal.

Ni corto ni perezoso, montó una audición en sus páginas de Facebook y MySpace, y con los 185 vídeos recibidos de su canción Lux Aurumque, montó esta sorprendente maravilla. Vale la pena verla.

sábado, 17 de abril de 2010

Rutinas

Alfonso Sanz entra al quite de mi artículo de ayer con un estupendo supermicrovídeo que viene como anillo al dedo.

Como veis, cada vez estamos más compenetrados.



viernes, 16 de abril de 2010

Elogio de la rutina


Trabaja
14 horas al día; 6 en casa y 8 fuera. Tiene cinco niños, un suegro enfermo y una asistenta ecuatoriana un poco lenta, pero cariñosa. Su marido ayuda poco, la verdad, aunque, según dice, es muy bueno. Pongamos que se llama Lola, que es un nombre como cualquier otro.

Me cuenta que a media tarde se escapa a la iglesia de enfrente y hace un rato de oración en la capilla del Santísimo.

—Sin eso no podría aguantar la tensión —asegura—. Es mi descanso, pero a veces me duermo.

Al salir, reza el rosario por la calle y en el autobús.

—Lo malo es la rutina; no consigo estar pendiente de las avemarías.

Le aconsejo que dé gracias a Dios por esa rutina. Gracias a ella, el Rosario es una melodía sencilla que nace sin esfuerzo en los labios mientras la imaginación vuela hasta el cielo.

Las tareas más importantes de la vida ordinaria salen adelante gracias a la rutina, a la buena querencia que se ha ido creando a base de repetir día tras día las mismas cosas. Hace falta mucho empeño y mucha voluntariedad actual para que vayan cimentándose unos hábitos que facilitan la existencia y permiten rebajar la tensión. Sin ese acostumbramiento, la vida sería insoportable. Llegaríamos agotados al final de la jornada. Desde la primera hora de la mañana, vivimos, gracias a Dios, en un carrusel de pequeñas rutinas adquiridas libremente. Hemos aprendido a ponernos en pie, a ducharnos, a peinarnos, a vestirnos, a hacer la cama, a preparar el desayuno casi sin pensar en lo que hacemos, y no por eso el donuts sabe peor. Los besos que Lola da cada mañana a su marido y a sus hijos quizá sepan a Cola-Cao, pero ellos los necesitan igual que la primera vez.

—Pero en la oración —insiste— siempre he oído que no hay que dejarse llevar por la rutina.

De acuerdo, pero sin agobios. Hace ya muchos años, un famoso campeón del mundo de rallies, asistía a una tertulia con universitarios en las afueras de Madrid. Uno de aquellos chavales le preguntó:

—¿Qué se siente cuando vas a comenzar una carrera y están todos los coches a punto, con el motor en marcha en la línea de salida…?

El campeón le miró con cierta guasa, y respondió:

—Yo tengo la inmensa suerte de ganarme la vida con algo que me apasiona. Pero no te engañes; en el fondo, soy sólo un mecánico especializado. El 90 por ciento de mi trabajo es rutina: oír como suenan los motores, buscar soluciones, apretar tornillos… Gracias a eso, cuando llega el momento de la verdad puedo centrarme en la carrera. A ti te ocurrirá lo mismo: la profesión más absorbente del mundo se compone de un noventa por ciento de rutina y un diez por ciento de emoción.

He recordado esta anécdota muchas veces, sobre todo cuando me vienen a la memoria los primeros años de mi trabajo sacerdotal. Por entonces todo era nuevo y apasionante: desde la mañana a la noche, cada gesto era original; la vida era un estreno permanente. Cada meditación, cada plática, cada consejo que daba en el confesonario, cada ceremonia litúrgica me mantenía en tensión, antes y después, durante horas… Hasta que llegó la rutina.

La rutina se impuso poco a poco. Yo traté, como todos los sacerdotes, de que no invadiera el núcleo fundamental: la Santa Misa, los Sacramentos, el gesto tremendo y solemne de tener a Jesucristo en las manos y el de absolver los pecados, pero doy gracias a Dios que me permite hacer mil cosas sin esfuerzo.

—Entonces, ¿usted es partidario de las devociones rutinarias?

—Yo soy partidario de poner el corazón en todo, incluso en las rutinas cotidianas, y no crearse escrúpulos bobos: prefiero un beso rutinario a un escupitajo espontáneo y original. Yo sé que en el Cielo no habrá rutina, pero aquí…

—Es que usted va sobrao…

—No hija, no. Es sólo rutina.

Una curiosa pelicula: "El libro de Eli"

Tiene como protagonista a la Biblia. El mundo ha sufrido algún tipo de catástrofe ecológica, creo que un gran agujero en la capa de ozono. Muchos han muerto y los que han quedado están desperdigados por el mundo y asalvajados. Pocos libros se han salvado del cataclismo, y de entre ellos, sólo un ejemplar de la Biblia. En la película, la Biblia es un libro poderoso que puede cambiar a las personas y cambiar el mundo.

Y..., así es también en la realidad, ojalá que todos le dedicásemos un buen rato cada día. A.S.



jueves, 15 de abril de 2010

El peinado

El próximo domingo recibirán el Sacramento de la Confirmación 60 chicos y chicas de mi colegio, y, como preparación inmediata, hoy hemos organizado un breve retiro espiritual sólo para ellas.

Mientras predicaba con el Santísimo expuesto sobre el altar cara al pueblo, me emocionaba comprobar lo atentas que estaban todas a la presencia real de Jesucristo en el centro de la capilla.

Antes y después he charlado con algunas.

—¿Crees que, a partir del domingo, se notará en algo que ya estás confirmada?

La chica dice que sí, que desde luego y comienza a enumerar propósitos más bien genéricos.

—Además —ha concluido—, me voy a cambiar de peinado.

No me he reído. El el maquillaje, el peinado y el vestido tienen un significado; son un lenguaje que Dios y el espejo entienden muy bien. No estoy tan seguro de que los padres se enteren.


miércoles, 14 de abril de 2010

Gente arrogante

Hace unos días estaba hablando con un amigo, y en esto, irrumpió un tercero, desconocido para mi. Me puse de pie mientras el que nos conocía a los dos hacía las presentaciones: "Manolo (pongamos por caso) es profesor de física", -así me lo presentó. Pero no acabó ahí la cosa, el tal Manolo corrigió: "catedrático de física cuántica con un master en Berckley y otro en la Universidad de Virginia".

Me parece que este tipo de personas se anuncian de ese modo -quizá- porque saben que o lo dicen ellos o nadie lo diría... ¡Qué bonito es ser humilde! A.S.

Y si uno es de Bilbao, ¿qué? ¿Hay que callárselo por humildad?... No lo veo claro. E.M.



¿En serio?


¿Estás hablando en serio o en broma?, me preguntaba ayer un comentarista del globo.

Nada hay más serio que una broma -le respondo-. Y nada hay más cómico que un tipo demasiado serio.

Ya, pero entonces...

Entonces, si un humorista necesita explicar que habla en broma, más vale que cambie de oficio. ¿Y si a un tipo serio le toman a broma todo lo que dice, mejor que calle para siempre.

¿Y en cual de los dos casos te encuentras tú?

A veces en el primero y a veces en el segundo.

¿En serio?

Completamente en broma.

martes, 13 de abril de 2010

Tiembla, Apple, ya está aquí la revolución


Angeles me envía este anuncio que puede cambiar nuestras vidas.

Luchemos contra los columbicidas


Leo en La Vanguardia que “el Ayuntamiento de Barcelona ha convocado un concurso público por valor de 118.000 euros para eliminar en un año y medio al 25 por ciento de las palomas que habitan en la ciudad, esto es, matar 64.700 de las más de 256.000 aves que según el último censo viven en la capital catalana.”

“Según los documentos publicados por la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) el contrato especifica que la empresa elegida deberá capturar mediante redes a las palomas, provocarles la muerte por asfixia al gasearlas en un lugar que no favorezca el estrés de los animales, y posteriormente eliminar los cuerpos.”

Como presidente de la (ATEPC) “Asociación contra la tortura y exterminio de la paloma catalana”, me propongo exigir al Parlament que evite este genocidio municipal. Es cierto que la superpoblación de las columbiformes crea algunas incomodidades a los ciudadanos: es difícil, en efecto, encontrar un automóvil que no luzca en lugar bien visible la huella de un excremento caído del cielo; pero los ciudadanos y ciudadanas de este país aman la naturaleza e incluso disfrutan con estos leves inconvenientes. Además bastaría con que el Ayuntamiento habilitara en determinados lugares unos recipientes sonoros a modo de letrinas que llamasen a las palomas con el seductor arrullo de las de su especie. Ellas comprenderían enseguida dónde deben dejar sus restos orgánicos y el problema quedaría resuelto.

Pero si los columbicidas se empecina en su decisión exterminadora, recurriremos a Mosterín, ese filósofo vasco tan simpático que ha defendido con pasión a los toros y a sus mamás las vacas, frente a los matarifes de la llamada Fiesta Nacional.

Os vais a enterar.

Heinz Kloster

lunes, 12 de abril de 2010

Cámbialo

"España ya no es lo que era"; "este país se ha echado a perder"; "dónde vamos a ir a parar". Todas estas cosas las oí el otro día en una reunión antes de una boda. Pues bien, me acordé de una frase antigua de no sé qué romano: "no amaron a Roma porque fuera grande; Roma fue grande porque la amaron". A.S.

Los lunes, publicidad

En esta campaña, Puma quiere asociar su imagen a la del próximo mundial de fútbol de Sudáfrica, por lo que ha escogido a jugadores africanos para protagonizar este spot, entre ellos apatrecen Etoo y Drogba.

El anuncio mezcla imágenes de las calles de sudáfrica en la varios niños juegan al fútbol, sin zapatos, en campos de tierra y con pelotas de plástico, con otras de partidos oficiales y entrenamientos de los grandes futbolistas africanos. El contraste es grande, pero la pasión por el fútbol les une.




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domingo, 11 de abril de 2010

Otro blog para mi barrio



Y
, de pronto, descubro este blog

Es un blog de libros y sobre libros. Vale la pena visitarlo. Además el bloguero resulta que es amigo.

La misericordia divina


Hoy es el domingo de la Divina Misericordia, y Alfonso S. muy oportunamente nos envía este microvídeo.

Lo propio de Dios es tener misericordia siempre y perdonar. Lo propio del hombre es usar de esa misericordia. Sólo hace falta reconocerse más pequeños que Dios: un poco de humildad. ¿Quien no necesita el perdón?
A.S.

"Blanca como la nieve, roja como la sangre"


"Bianca come il latte, rossa come il sangue". Así se titula la primera novela, y el primer éxito editorial, de Alessandro D’Avenia, un profesor de literatura de 32 años, natural de Palermo.

Nunca me han gustado demasiado las novelas "juveniles" y, cuando cayó en mis manos ésta, pensé que se trataba de una más del género y que, por tanto, no lograría terminarla. Me equivoqué: D' Avenia es un escritor brillante, maduro a pesar de su juventud, del que podemos esperar grandes cosas en los próximos años.

Hace mucho tiempo que no me "enganchaba" tanto a una novela, y estoy convencido de que la historia de Leo, un chico de dieciséis años, que atribuye un color a cada una de sus emociones, conmoverá a mis chavales de bachillerato, a sus padres, a los profesores y a miles de lectores y lectoras que agotarán -ya lo veréis- unas cuantas ediciones en castellano como ya ha ocurrido en Italia, donde ha vendido más de 100.000 ejemplares.

La traducción de César Palma es más que correcta. No era fácil convertir al castellano la jerga de los adolescentes italianos, y lo ha hecho con gran realismo y rigor. Cualquiera diría que el "insti" de Leo y Kico está en Madrid.

El libro está editado por Grijalbo y lo recomiendo, por supuesto, a todos los pasajeros de este globo.

sábado, 10 de abril de 2010

Ahora, la gran depresión


Me lo dijo un taxista hace un par de horas:

-Lo único seguro es que, después de este partido, habrá más depresión y más crisis aquí o en Barcelona.

-¿Y usted qué opina?

-Yo soy del Atleti, caballero.

En el fondo del bolso


Carolina, aquella antigua alumna que recibió un corazón nuevo el verano pasado y que nos hizo rezar días y días, ahora está como una rosa. Hoy me ha puesto un mensaje en el facebook:

"Ayer estuve al ladico del cole antiguo, estuve a punto de llamarte, pero creí que me había dejado el móvil en casa por las prisas. Al final llegué a casa y estaba en el fondo del bolso. "

Y yo, que siguo con mi viejo corazón sin transplantar, me lleno de melancolía y pregunto:

a) ¿Por qué los móviles de las antiguas alumnas están siempre en el fondo del bolso? ¿Qué hay encima?

b) ¿Qué extraño síndrome les impide hacer mil cosas buenas cuando están a punto?

viernes, 9 de abril de 2010

Adela

Sí, tiene un aire
Hoy he vuelto a verla. Tiene más de 90 años, pero no me atrevería a llamarla vieja a pesar de que vive en una residencia de ancianos.

—¿Cómo quieres que te llame en el globo?

—Ah, el globo. Precioso. Me gusta mucho. Cuando me dejan las monjas entro en Internet…

—Ya, pero si cuento tu historia tendré que darte un nombre.

—Llámame Adela. Yo tenía que haberme llamado así.

No le pregunto el porqué. Adela tiene una elocuencia desbocada, y sería capaz de contarme otra novela como la de ayer.

—Me hablaste de tu marido…

—¡De mi primer marido!

—Eso, del primero.

—Porque luego tuve dos más. Soy muy moderna yo. El último fue Manolo y me duró muy poco. Era un infeliz, el pobre.

—Sí, ¿y el primero? ¿Leocadio?

—Sí, Leocadio. ¡No, Leopoldo! No me tomes el pelo. Fuimos novios seis meses y nos casamos con 19 años cada uno. En la familia de Poldo todos eran fascistas perdidos.

—¿Y en la tuya?

—Mi padre era anarquista, de la CNT. Y yo también, más que nada por respeto.

—Pero te casaste por la Iglesia.

—A mí lo que me gustaba era el “amor libre”, que decían entonces, pero mi padre dijo que por la Iglesia o nada.

—Y tuviste dos niños…

—Un chico y una chica. El mayor se me fue fraile… ¡Más guapo estaba! Mi hija y yo rezábamos todos los días para que se saliese de cura; pero se me fue a misiones y allí murió como un santo.

—Y la niña.

—¡Ya te lo he dicho! Se me hizo monja. Está ahí mismo en el convento ese…, como se llame. Y es lo que yo le digo: ¿a quién habéis salido vosotros?

—A ti, Adela, a ti...

jueves, 8 de abril de 2010

El bocata terapéutico

¿Es posible imaginar algo más apetitoso?
A mi amigo Aurelio le diagnosticaron en en la Clínica Universitaria de Navarra un linfoma particularmente grave, y fue sometido a un tratamiento muy agresivo que incluía el autotransplante de médula. Me cuenta que, gracias a Dios, la terapia funcionó, su organismo la soportó bien y ahora se encuentra muy recuperado.

—Hubo momentos duros —recuerda—. Por ejemplo, cuando tuve que quedarme un tiempo aislado y apenas podía comer. Como todo me producía nauseas y vómitos, las chicas que me atendían estaban preocupadas. Lo cierto es que me cuidaban como si yo fuese el único paciente de la clínica. Un día me dijeron: “por favor, don Aurelio, piense en algo que le apetezca, cualquier cosa, y nosotras se lo traeremos."

Aurelio trató de imaginarse todos los platos que siempre le habían gustado, pero el solo pensamiento de la comida le producía repugnancia. Hasta que, de pronto, le vino a la memoria algo delicioso: los bocadillos de mejillones de lata que le preparaba su madre cuando era pequeño.

—Se lo dije a la que me atendía —continuó mi amigo—. Al cabo de un rato regresó para decirme que no había mejillones de lata en la clínica y que, como era domingo, sería difícil encontrarlos. Sin embargo, no sé cómo, lo consiguieron y me trajeron el bocata. Estaba fantástico.

—¿Y te lo comiste?

—Entero.

Permitidme que saque una moraleja evidente: en cualquier hospital no sólo cuenta la competencia profesional de los médicos. El cariño también consigue milagros.


miércoles, 7 de abril de 2010

Un callejón sin salida

Todos hemos oído decir, icluso hemos dicho, alguna vez una frase como esta: "este asunto, o esta situación, no tienen remedio: estamos ante un callejón sin salida". Generalmente, no es que las cosas no tengan salida, sino que nos falta imaginación o nos falta optimismo para encontrar la salida. A veces la solución consiste, no tanto en cambiar las cosas, como en saber llevarlas.
A.S.

Sudores y resfriados

De regreso a Madrid, compruebo con alborozo que ya no hay calefacción. Terminaron los calores y sudores del inverno. Ahora sólo toca esperar las neumomías veraniegas que nos traerá, Dios mediante, el aire acondicionado.

martes, 6 de abril de 2010

Guillermo y la añoranza


Me gusta curiosear en las estanterías de mis amigos. Yo sé que la biblioteca —más aún que la cara— es el espejo del alma, y que, por tanto, meter la nariz en libros ajenos es un asalto a la intimidad. Sería una falta de discreción imperdonable si no contara con la autorización expresa de los espiados; pero aún así supongo que debería moderarme un poco.

El caso es que hoy he estado con Juan Carlos, hombre ilustrado, de muchas y profundas lecturas, que alterna en su biblioteca los clásicos griegos con la literatura actual más vanguardista. Hemos estado un cuarto de hora explorándolo todo, acariciando libros antiguos, olfateando los nuevos y recordando viejas experiencias literarias.

De pronto, en lo más alto de la estantería, en un pasillo poco iluminado, he visto la colección entera de Guillermo Brown, los treinta y tantos volúmenes que publicó hace casi cien años Richmal Crompton. He sacado uno de su sitio y he empezado a hojearlo.

—Con este sujeto —le digo refiriéndome a Guillermo— me lo pasé en grande a los trece o catorce años…

—Yo también —me responde—. Y te aconsejo que no trates de leerlo otra vez. Yo cometí ese error, sin caer en la cuenta de que lo mejor de estas aventuras es el recuerdo de haberlas vivido. Ahora tendré que olvidarlas de nuevo para recuperar el placer de la añoranza.


lunes, 5 de abril de 2010

Los lunes, publicidad

El actor australiano Hugh Jackman, famoso por interpretar a Lobezno en la saga X-Men, también sabe bailar y lo demuestra en este spot de la marca Lipton Ice Tea.

El spot está rodado en Río de Janeiro, pero simula un hotel de Tokyo en el que Jackman espera en el hall tomando un Lipton Ice Tea cuando le llega la inspiración.


Voces en la autopista

Pasamos por Pancorbo

El
coche se desliza por la autopista sin obstáculos ni compañías. Son las siete de la mañana del domingo de Resurrección. De vez en cuando nos cruzamos con algún vehículo que viene en dirección contraria, pero ni uno sólo nos escolta camino de Burgos.

Escribo en plural, porque no voy solo. Mi Polo es una burbuja volátil que me aísla por completo del mundo exterior, pero dentro hay muchas voces: la del GPS, que se expresa con inflexiones metálicas, es ya como de la familia. Yo siempre le contesto educadamente, incluso cuando debo explicarle por qué elijo un trayecto distinto al que él me sugiere. La voz del motor también me interpela con su zumbido aparentemente monótono, pero lleno de matices: el Polo y yo llevamos juntos más de 130.000 kilómetros y nos conocemos bien. Luego está Kloster, siempre a mi derecha. Él se encarga de provocarme con sus impertinencias y, de insultar a los conductores que tratan de hacernos alguna faena. Además oigo la radio. Hoy suena un concierto para arpa y orquesta de un autor romántico que no he logrado identificar. El arpa es una lluvia mansa, un goteo melancólico que calma la ansiedad por llegar a la meta. Por último están los Ángeles Custodios. Son tres. Dos míos y uno del automóvil. Siempre charlo con ellos y hoy también.

Gracias a estas voces, el viaje resulta fecundo. Aquí dentro preparo meditaciones, homilías, clases y charlas con mucha más eficacia que si estuviera delante del ordenador o con la pluma en la mano. Los Custodios me dictan el tema y el hilo conductor, Kloster pone las anécdotas y yo sólo tengo que hacer el esfuerzo de recordarlo todo.

De vez en cuando rezamos el rosario. El motor va contestando a cada avemaría con su carraspeo, y el GPS evita que nos distraigamos anunciando el final de cada misterio:

—“Dentro de quinientos metros, salga a la derecha”.

—Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

domingo, 4 de abril de 2010

Adiós, Riaza, adiós

En Riaza aún no ha llegado la primavera. Las montañas estan cuajadas de nieve y los robledales, desnudos de hojas, tiritan de frío. Ayer llovió durante todo el día. Hoy (son las 6 de la mañana) veo estrellas al otro lado del cristal. ¿O son copos de nieve?

Hoy no escribe su diario ninguno de los personajes de la Pasión. Es el domingo más grande del año, la razón de ser de los demás domingos. Y este globero se va de viaje camino de Bilbao.

Antes pasaré por la plaza para aspirar el aroma de la panadería.

sábado, 3 de abril de 2010

Del diario de Barrabás


Yo debería estar muerto; de hecho casi lo estuve en mi celda ayer por la noche cuando la sombra de la cruz me iba llenando el alma de tinieblas. Sin embargo, al llegar la mañana, la voz de un funcionario desconocido me volvió a la vida:

—Estás libre. Poncio Pilatos, Procurador de Judea, te concede el indulto en nombre del César a petición del pueblo de Jerusalén y del Sanedrín.

Corrí hacia el exterior de la cárcel como borracho. Me dijeron que se había congregado una multitud delante del Pretorio para pedir mi liberación, y por un momento sentí el orgullo de mi raza. Con un pueblo así, me dije, seremos capaces de grandes cosas. Venceremos al Imperio de los gentiles, expulsaremos a los usurpadores…

La decepción fue enorme. A nadie le importaba mi vida lo más mínimo. Es más, los sacerdotes y los sanedritas me odian tanto como los romanos. Ellos sólo querían la muerte de un galileo que se proclamaba Mesías, y yo fui una pieza de cambio.

Me llamo Barrabás. Soy bandolero y patriota. Participé en un motín por defender a nuestro pueblo de la tiranía romana y maté a un hombre. Los soldados lograron atraparme en la huida y fui acusado de asesinato. Nunca me he quejado de mi suerte. Sabía a lo que me exponía cuando elegí este camino. He aprendido a amar a Israel y a odiar a nuestros enemigos.

Hace dos días fui juzgado por ellos según la ley de Roma y me condenaron a morir en la Cruz. Ahora mi pueblo me dice que no me meta en líos, que hay que respetar el orden constituido. Los saduceos se ríen de mí; los fariseos me odian; los zelotes, mis compañeros de lucha, miran para otro lado porque no quieren ser cómplices de un asesino.

¿Por qué me has salvado, Galileo? Tu cruz era mía. Yo debería haber muerto allí, no sé si como héroe o como delincuente. A estas horas, las aves carroñeras ya estarían dando cuenta de mis despojos. Me dicen que estás muerto y sepultado, que tu sueño mesiánico terminó. Sólo tu madre parece esperar que vuelvas a la vida para instaurar tu reino.

Y yo, ¿quién soy? ¿Qué quieres de mí, Galileo? Oigo tu voz que me llega desde lo hondo del sepulcro, y sé que no me he vuelto loco. ¿Por qué me has salvado de la muerte? ¿Qué quieres que haga?

Soy Barrabás, un asesino, un ladrón, y voy a ver a tu Madre. Tal vez ella me responda.

viernes, 2 de abril de 2010

Hace 5 años falleció Juan Pablo II

Este espléndido vídeo nos recuerda unos hechos que nunca olvidaremos


Del diario de Verónica

La Verónica en el Via Crucis de Aldeafuente

Aquí, en el Cielo, todos me llaman Verónica. En la tierra tenía otro nombre que ya no recuerdo, y muchos historiadores dicen que no he existido, que soy sólo una piadosa leyenda. ¡Si supieran cuántas “leyendas piadosas” son más reales que las historias que ellos relatan!

Sí, es verdad que cuando me vine al Cielo dejé en la tierra un lienzo blanco con el rostro de Cristo impreso. Unos dicen que ahora está en la Basílica de San Pedro, otros que en el Monasterio de la Santa Faz, en Alicante, en la Catedral de Jaén o en la Basílica del Sacré Coeur, de París. Yo podría aclarar la cuestión, pero es mejor dejarlo así. El verdadero icono, el “vero icono” (de ahí procede el nombre de “Verónica” que me pusieron) está en el corazón de cada uno de los que creen en Él.

Pero vale la pena que os cuente mi historia.

Nunca había visto a Jesús de cerca hasta que entró en Jerusalén montado en un borrico. Mis primos me avisaron de que llegaba, y me dijeron que era el Cristo, el heredero del trono de David. Yo, que ya tenía catorce años y acababa de celebrar mi matrimonio dos días antes, salí corriendo a la calle con uno de los ramos de flores que todavía quedaban en casa, para entregárselo al Señor. Eran unas flores preciosas: rojas, blancas, amarillas, violetas…

Estuve muy cerca de Jesús, pero no pude darle el ramo. Para cuando llegué, ya los niños me habían arrancado una a una todas las flores y las habían arrojado al camino o sobre el borrico. Yo quería llorar porque había perdido mi regalo, pero entonces Jesús me miró, tomó con la mano derecha una flor que había caído sobre las crines del burro y, sin dejar de sonreírme, la besó.

Volví a casa corriendo y cantando. Le dije a mi esposo que teníamos que volver juntos para que el Mesías bendijese nuestro matrimonio y así lo hicimos, pero ya no pudimos encontrarlo. El Señor parecía haberse esfumado.

Volvimos a verlo unos días más tarde. Tenía el rostro desfigurado y todo su cuerpo era una llaga. Llevaba sobre los hombros el madero trasversal de una cruz enorme. Un soldado romano le azotaba en las piernas mientras le gritaba que caminase más deprisa. Mi esposo no pudo contenerse y agarró al soldado por el brazo. Éste lo rechazó de un empujón y yo aproveché ese momento para acercarme a Jesús.

Vi su cara malherida, empapada en sudor, lágrimas y sangre. Yo llevaba conmigo un lienzo blanco que me habían regalado el día de mi boda. ¿Qué iba a hacer? Con el mayor cuidado que pude, limpié el rostro del Señor. La caravana se había detenido. Jesús volvió a mirarme. Un segundo después, alguien me empujó para que me apartara y me encontré de nuevo llorando en los brazos de mi esposo.

Al caer la tarde supe que Jesús de Nazaret había muerto. Sólo entonces tomé de nuevo el lienzo. No tenía intención de lavarlo, pero tampoco sabía qué hacer con él. Lo desplegué y allí estaba, nítido y claro, el rostro bellísimo del Señor.

Se lo mostré a mi marido:

—Es el mejor regalo de boda que nos han hecho —me dijo—.

Desde aquel día fuimos discípulos del Maestro. Ahora, en el Cielo, también él me llama Verónica.