martes, 31 de mayo de 2016

A Lope de Vega


Con un soneto basta



Querido Lope: nos conocemos desde hace muchos años. Yo apenas tenía 14 cuando cayó en mis manos "Peribáñez y el Comendador de Ocaña", una de tus piezas teatrales más conocidas. Alguien me había dicho que era una comedia "para mayores", y quizá por eso me la bebí con fruición de un trago en una sola tarde. Al acabar me di cuenta de que había aprendido a pensar en verso. Fue un milagro raro: se me pegó la música de los octosílabos y hasta los endecasílabos me rimaban casi sin esfuerzo.
Después…, no voy a decir que leí tus obras completas, como afirmó hace años un político español algo fantasioso. Tus "obras completas" no las conoce nadie, ni tú. Creo que escribiste unas mil quinientas comedias e infinidad de poemas. Por eso te llamaron "fénix de los ingenios", y el mismísimo Cervantes dijo, tal vez con cierto sarcasmo, que eras "un monstruo de la naturaleza".
Un poco monstruo sí que fuiste, reconócelo. No sé si tuviste tantas amantes como aseguran, pero tu vida giró en torno a las mujeres y al teatro. También tenías cientos de amigos. Madrid te idolatraba y te lo perdonaba todo. Y si es verdad que la valía de un hombre se mide por el talento de sus enemigos, tú fuiste realmente valioso. Te aborrecieron algunos de los más grandes, como Miguel de Cervantes o Pedro Calderón de la Barca.
Tu relación con Dios fue también intensa y turbulenta. Fuiste un gran pecador. Te hundías y te levantabas una y otra vez, pero nunca llevaste una doble vida. Lejos de ti la hipocresía de esconder o justificar tus culpas: tu contrición era auténtica y apasionada como lo fueron tus amores y tus caídas.
En 1612, con 50 años cumplidos, te ordenaste sacerdote. Fue otro error. No estabas preparado para vivir una vida plenamente consagrada a Dios y muy pronto pudiste constatarlo al dejarte arrastrar por las pasiones que parecías haber repudiado para siempre.
Y sin embargo, en medio de todo, nació aquel poema... ¿Quién te lo inspiró? ¿Qué ángel te sopló al oído uno de los sonetos más sencillos y sublimes de nuestra literatura? Son 14 versos que han servido a miles de personas para hablar con Dios, para pedirle perdón y volver a empezar en la lucha. Yo mismo lo he rezado muchas veces cuando me he avergonzado de mí mismo por no haber sabido responder a los requerimientos del amor de Dios. 

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno escuras?
¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el Ángel me decía:
«Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

 Al releer ahora tu soneto me ha venido a la memoria la historia de Dimas, el "buen ladrón" que fue crucificado junto al Señor.
Según Juan Ramón Jiménez, aquel ladrón también era poeta. Antonio Machado estaría de acuerdo ya que él definió la poesía como "unas pocas palabras verdaderas". Y aunque Dimas no figure en ninguna antología lírica, a punto de morir recitó al oído de Dios las palabras precisas, el verso más verdadero y eficaz de la historia: "acuérdate de mí cuando estés en tu Reino". Tú casi lo superas, querido Lope, y, francamente, no puedo imaginar que tu poema no te haya abierto, como al ladrón, las puertas del Cielo.
Hace muchos años yo también escribí un soneto. Hasta me dieron un premio con su "flor natural" incluida, que es un modo baratito de recompensar a los trovadores. No debía ser muy bueno, puesto que lo he olvidado casi del todo, pero aún recuerdo el último verso, que era una especie de lamento: "¡Si bastara un poema para amarte…"! Pensaba yo entonces que las palabras solas no eran suficientes, que el amor siempre pide más.
Ahora no estoy seguro. Dios es tan misericordioso que se conforma con casi nada, con un punto de contrición y unas pocas palabras verdaderas como las que tú nos dejaste.

domingo, 29 de mayo de 2016

Sobre la final

Me dicen que fue offside 
A falta de tele y con la wifi por los suelos, me conformé con "ver" el partido por la radio. No pensaba yo que sería una experiencia tan interesante.
Según los voceadores de una emisora, el Atlético jugaba muchísimo más que el Real, y sólo la mala suerte podría privarles de la victoria. En otra emisora, en cambio, los tertulianos opinaban unánimemente que el "genio de Zidane" había roto "la estrategia resultadista" del Cholo y lo condenaba a la derrota. Una tercera radio aseguraba que era la peor final de la historia, en contraste con la segunda donde se decía lo contrario: todo era "grandioso".
No sé por qué me vino a la cabeza la eterna campaña electoral que padecemos. Y se me ocurrió jugar con los nombres de los equipos y de los jugadores, cambiándolos por los de nuestros amados políticos y sus partidos.
Me reí mucho yo solo, pero me fui a la cama antes de los penaltis con una crisis de melancolía relativista.

miércoles, 25 de mayo de 2016

El sol, el móvil y la Virgen del Pino




Hoy, día de excursión, las asistentes al curso se han ido al sur en busca del sol. No sabían que, para variar, el sol hoy se quedaba en el norte.
Salgo rumbo a Teror a las once de la mañana. El sol se viene conmigo. El móvil no. Lo he olvidado en Airaga y me doy cuenta a los pocos minutos. Decido volver porque sin el móvil uno se siente desnudo, pero la carretera es estrecha y no veo forma de retroceder sin peligro. Al cabo de un rato ya no me preocupa mi desnudez; me siento libre. Nadie podrá localizarme hasta que regrese. El móvil puede sonar a sus anchas en mi dormitorio.
Es curioso cómo evoluciona la lengua. Hasta hace unos años "el móvil" aparecía sólo en las novelas policíacas: era lo que movía al delincuente a cometer el asesinato, y el detective lo buscaba afanosamente. Ahora es un teléfono criminal, y lo seguimos buscando cuando se nos pierde.
Como no tengo móvil, tampoco puedo hacer fotografías, ni mandar watchaps, ni consultar la brújula. Es fantástico.
En Teror nada ha cambiado. Junto al Santuario de la Virgen del Pino, el gigantesco laurel de indias no parece que haya crecido desde la última vez.
Entro en la basílica. Mis ojos, aún deslumbrados por el sol, tardan unos minutos en acomodarse a la penumbra.
Rezo el rosario y me quedo unos minutos más para cumplimentar unos encargos. Busco en la mochila el papel donde anoté las cosas que tengo que pedir y agradecer a la Virgen. ¡Vaya por Dios! No está; se habrá quedado en Airaga con el móvil. No tengo arreglo.
Trato de recordar lo que escribí… Al final, salgo de la basílica con la sensación de no haberlo dicho todo. ¿Qué será lo que se me ha quedado en el tintero?
Junto al laurel, una camarera ha empezado a distribuir las mesas de la cafetería que está enfrente. Creo que es la misma del año pasado, pero no estoy seguro. Ella, en cambio, sí que me reconoce:
—¿Has vuelto?
La última vez me trató de usted. Se conoce que yo estoy más joven o que ella tiene más confianza.
De regreso a Arucas, suena el móvil. Palabra de honor: estaba en el fondo de la mochila. 

jueves, 19 de mayo de 2016

En la nube


—Se ha caído la red.
Eso me han dicho. ¿Dónde se ha caído? Seguro que la culpa es mía. A mí siempre se me caen cosas; soy un desastre, torpe y despistado. Seguro que está debajo de la mesa, o en el suelo del baño.
—¿Habéis visto la red? Dicen que se ha caído, pero no saben dónde.
El caso es que no puedo bajarme el documento que me ha enviado María. ¿"Bajarme"? Ya no sé ni lo que digo. ¿De dónde se baja lo que se baja de la red? Y si la red está en el suelo, más que bajarlo tendré que subirlo. ¿O no?
—Tenemos todo en la nube…, me dice Kloster.
¿En qué nube? Yo no he mandado nada a ninguna nube. Y las nubes, aquí en Canarias, circulan veloces, aparecen y desaparecen a gran velocidad. Y a veces se escurren y llueve. ¿Caerán mis documentos, o mis fotos, que, según parece, están allí arriba cuando llueva? Siempre he sospechado que los camellos de Maspalomas cayeron de una nube de arena una tarde de calima sahariana.
Estoy solo en el patio de Airaga. Hoy ni siquiera ha aparecido Norberto, mi lagarto gigante. Espero que no se haya caído también él. No sea que esté atrapado en la red y vuele a la nube.
Suena mi teléfono. Voy a buscarlo, pero llego tarde. Se ha perdido la llamada y, para colmo, no sé quién la hecho: es un número muy largo, como de una centralita llena de extensiones. ¿Dónde se pierden las llamadas perdidas? ¿Se quedan a medio camino, o muy cerca, en el techo de la habitación? ¿O en la nube?
Llaman a la puerta.
—…que ya ha vuelto la red. La wifi funciona.
¿Dónde estabas, querida red. ¿Te caíste porque te empujó alguien?  Me temo que fui yo. Estoy siempre en las nubes. 

miércoles, 18 de mayo de 2016

Nacho Tornel, en las librerías


Al fin se ha lanzado al ruedo. Su libro "Emparejarte" podría haber salido antes, porque su autor tiene una larga experiencia como consejero y terapeuta de la familia. Nacho, además, predica con el ejemplo. Tiene un familión extraordinario en el que reina y gobierna Alicia, su mujer, como ocurre en todos los hogares razonables.
Aún no me he leído el libro, lo reconozco. Estoy en Las Palmas y aquí todo llega un poco más tarde, pero ardo en deseos de comprarlo y de conseguir que me lo firme.
 Copio lo que dice la Editorial de este libro recién salido del horno:
Un libro práctico lleno de comprensión e incluso de humor sobre el difícil (pero feliz) arte de vivir en pareja.
Sinopsis de Enparejarte:
Por más que pasen los años, el amor, la pareja (y sus problemas) nunca pasan de moda. Con una experiencia de más de quince años como terapeuta familiar, Ignacio Tornel nos ofrece un utilísimo libro de autoayuda para todas aquellas parejas que están pasando por un bache, o simplemente para aquellas parejas que quieran reforzar su amor. Escrito en un lenguaje muy cercano, y sin emitir nunca juicios taxativos, cada capítulo del libro se centra en un aspecto esencial para la pareja (comunicación, afectividad…) y cada uno de ellos es desarrollado a través de casos tan reales como la vida misma.
Un libro que aborda la misma temática que el exitoso longseller "Pijama para dos", pero con un enfoque más amplio y desde una perspectiva mucho más práctica.

lunes, 16 de mayo de 2016

Norberto y yo


En la Gran Canaria una nube densa, confortable e inofensiva nos protege de los nocivos rayos solares. Ésta es la primavera que a mí me gusta: Hay quien necesita tostarse al sol para provocar envidia entre sus amigos peninsulares. Yo, en cambio, prefiero vivir a la sombra sin sombrilla.
No hay temperatura más deseable para un organismo adulto cercano a la vejez: 23 grados durante el día y 15 o 16 por la noche.
No tengo más compañía que la de un lagarto de medio metro que se sale de vez en cuando de su guarida y se encarama en un murete encalado. Cuando sale el sol, yo también me asomo al jardín y me siento a su lado. He tratado de hablar con él, pero Norberto, siempre muy atento, es reptil pocas palabras.
(Por cierto, llamo Norberto a mi compañero de celda como homenaje al pequeño dragón que incubó Rubeus Hagrid, al amigo de Harry Potter).
Ayer bajé a Tigaday, mi casa de Las Palmas, porque era domingo de Pentecostés, la segunda gran solemnidad de la Iglesia, y no me gusta celebrar solo las fiestas grandes. De las Palmas me traje un puñado de cacahuetes para Norberto. Los dejé en el patio y esta mañana habían desaparecido.
Esto parece el comienzo de una gran amistad.

sábado, 14 de mayo de 2016

Apóstol por sorteo




Estaba en el banquillo de los reservas. Había conocido a Jesús y fue testigo de su Resurrección, pero no entró en la lista de los 12 que el Señor eligió como columnas de su Iglesia.
No aparece ni una sola vez en el Evangelio. Quizá formó parte de aquel grupo de 72 que envió el Señor, sin bolsa ni alforja ni calzado, a hacer prácticas de apostolado por los pueblos y ciudades de Palestina.
Pero Judas cayó y había que nombrar un sustituto: Dios quería que hubiese 12 testigos, como fueron 12 las tribus de Israel. Y San Pedro se fijó en él y en su compañero Barsabas, apodado El justo. ¿Cuál de los dos sería el elegido?
Lo echaron a suertes y María Santísima cargó los dados. Dios, nuestro Señor, desde antes de la Creación del mundo, ya había dispuesto que la suerte cayera sobre Matías. Hoy es su fiesta.
Algunas veces pienso que yo también soy apóstol por sorteo. Me ha tocado la lotería a pesar de que ni siquiera había comprado un décimo. La Virgen María volvió a hacer trampas, y gracias a Ella estoy aquí.
 
 

jueves, 12 de mayo de 2016

Fiesta del Beato Álvaro


Un chaval de 11 años cuyo nombre he olvidado lo llamó "Beato don Álvaro", y me pareció justo. Álvaro del Portillo siempre tuvo el "don" delante; ese título no nos lo distanciaba, al contrario: evocaba su figura paternal y cercana. Yo he conocido a muchos Álvaros, pero sólo a uno le he llamado "don Álvaro" sin necesidad de decir el apellido.
Don Álvaro fue ese santo que Dios nuestro Señor suele poner junto a los grandes santos que están llamados a renovar los caminos de Iglesia, a secundar la acción impetuosa del Espíritu Santo, que hoy, como ayer, sigue fecundando la tierra.
Hoy, al recordar al Beato Álvaro, me viene a la memoria una conversación que tuve con él hace 36 años. No me pidáis que la cuente: fue tan personal y tan sencilla como una confesión, pero los dos consejos que me dio me siguen sirviendo cada día. Y su mirada atenta y su sonrisa me acompañarán siempre.

martes, 10 de mayo de 2016

Mi madre, en el Cielo


Ahora entenderéis mi silencio de estos días. Pasado mañana vuelo hacia Las Palmas, y volverán las antiguas oropéndolas. En Airaga  el globo recuperará poco a poco el buen aire de sus mejores tiempos. Quizá se le note al principio un punto de melancolía, pero lo superará gracias a vosotros.
He perdido a mi lectora más fiel. Todas las mañanas, después de un largo rato de oración, Marita abría este ordenador en el que yo escribo ahora y se subía al globo. Ella disfrutaba sobre todo con los comentarios de Antuán  pero os conocía a todos por el nombre o por el nick. He recibido hasta ahora 712 mensajes de pésame. Comprended que sólo responda a algunos. Hoy, en la Santa Misa, mientras encomendaba a Marita, ella me ha sugerido al oído que rece también por vuestras intenciones. Y lo he hecho.
Ya son 716 mensajes.