martes, 19 de enero de 2016

Días de estudio y de reflexión



Dicen "los expertos" wikipédicos que el lunes pasado, o sea ayer, ha sido el día más negro y deprimente del año. Afirman, con su proverbial perspicacia, que  ya se acabaron los excesos navideños, que todos hemos ganado un par de kilos, que las cuentas corrientes son cada vez más corrientes, que casi nadie ha cumplido los saludables propósitos del año nuevo y que enero viene cuesta arriba. Por tanto, el primer lunes no festivo del año 2016, toca llorar a moco tendido.
Yo, en cambio, quizá por no tener título de experto, me lo paso en grande estudiando y preparando clases para febrero. Hace mucho tiempo que no me permitía el lujo de sentarme ante una buena mesa, un flexo, un cuaderno cuadriculado como de los de antes, la pluma waterman, tres o cuatro libros estratégicamente dispuestos  y un par de horas vacías sin que nadie requiera mis servicios. De vez en cuando suena en el móvil la campanita que anuncia la llegada de un whatchap, pero ya me he acostumbrado a abrirlos sólo al final del día para no intoxicarme.
A las dos de la tarde termino de elaborar unos apuntes de Teología Pastoral. A las cuatro y media me lanzo al estudio del Derecho Canónico. A las seis, Escatología. Luego, media hora de oración y otra media de reflexión personal  —imprescindible— sobre lo leído. A estas alturas de la vida soy consciente de que el disco duro de mi sesera está abarrotado, pero siempre es posible mandar a la papelera de reciclaje unos pocos conceptos caducados y grabar encima lo que sea necesario, atornillándolo bien en la memoria.
Por un momento me hago la ilusión de que no he perdido el hábito de estudio y que no aprendo más lentamente con la edad. Al contrario, creo que asimilo con más rapidez que nunca, y lo hago constar aquí para convencerme a mí mismo.
—Amigo —interviene Kloster—, ¿también presumes de eso? Eres sólo un viejo vanidoso con buena memoria y escaso talento que sabe dar el pego a los alumnos con cuatro o cinco trucos de veterano.
—De acuerdo, colega pero tollant nobis saltata. O sea, que nos quiten lo bailao.
 

11 comentarios:

Antuán dijo...

Pues yo estoy conforme con lo vivido, las navidades se me han hecho muy cortas, no me he forrao de turrón, lo justo. además me ha dicho la hermana de una compañera que los pantalones me quedan grandes ( me acordé de mi padre que le decían: Senén o vende el mono o se compra carne) Yo también quiero estudiar: he vuelto a coger: La ciudad de Dios. de san Agustín. Terminé un libro y tengo 2 empezados pero uno detrás de otro o alternando. Y lo de que nos quiten lo bailao muy bueno, hoy dimos de comer a 50 Adiosle

Cordelia dijo...

Para que no piense que le hago la rosca, no le diré lo que pienso de su disco duro... pero el procesador es de primera. Con lo duro que es estudiar pasados los treinta.

Enrique Monasterio dijo...

Lo tendré presente, Cordelia, cuando cumpla los treinta

Alejandra dijo...

Mentira podrida, Cordelia!. Por circunstancias de la vida no terminé mi carrera, y cuando me reenganché, con la vida hecha y adolescentes en mi mesa, no veas cómo me comía los apuntes. El padre ayudó de tal forma que tras un examen final les hice perritos calientes de cemar y me aplaudieron! Jaja.
No se pierde capacidad, se pierde confianza, pero como casi todo en esta vida ,es ponerse.

(lo sé, soy rollera...): Hablaba con mi madre toodos los días, y cómo lo echo de menos!!... Y muchos le decía,
-Mamá, a que hoy has hecho la oración a eso de las 10?.
Ella sorprendida me decía,
# cómo lo sabes?.
-Porque yo necesitaba que rezaras por mí y me ha llegao.
Pues eso, D.Enrique y globo en general, que llega. Gracias!!.

Blancanieves dijo...

Gracias, Alejandra. Yo he colgado los estudios (lo hice al 5º niño, agotada, y vamos por el 7º), hasta que termine de cambiar pañales. Nadie me cree cuando digo que los retomaré, pero la verdad es que lo echo de menos y espero acabar la carrera antes de que los críos acaben conmigo...

Merche dijo...

Me voy mañana al Soto, de retiro. A ver si doy un empujón a todas las necesidades y propósitos del capitán y pasajeros de este globo. ¡Hasta la vuelta!

Alejandra dijo...

Blancanieves, (a estas alturas debes saber que mi madre sigue aquí,dentro mío a pesar de haberse ido, y de la abundancia del corazón habla la boca): mi madre era retratista profesional, al óleo y sobre todo al pastel , tenía la carrera de piano, sabía aunque no lo desarrolló, esculpir, aprendió de cero como ama de casa y llegó a ser una grandísima cocinera...La verdad que sacaba adelante todo lo que se propusiera. Tuvo en 10 años 6 hijos, sola, en un pueblo, lejos de su familia, con no demasiados medios económicos. Luego eso cambió porque volvió a su ciudad y mi padre encontró un buen trabajo. Cuando después de 10 años abrió su piano, pensó que todo el esfuerzo estaba perdido. Y se equivocó, porque en ese tiempo cambiando pañales, lavando, cocinando...ganó mucha fuerza en sus brazos y en sus manos, lo que le valió para tocar mucho mejor el piano que antes.
A lo que voy, cuando le preguntabas si no le hubiera gustado desarrollar sus capacidades antes que dedicarse a ama de casa siempre contestaba: ¿pero es que hay algo más grande que hacer un hombre?, y no se refería sólo a concebirlo y parirlo...
Por supuesto que retomarás tus estudios, pero ahora estás ayudándole nada menos que al Señor, a "hacer hombres y mujeres", créeme, por duro que sea, ¡que a veces lo es! ,no hay tarea mejor. Y el Señor es "el mejor pagador".

Merche, ¡¡MUCHAS gracias!!.

Juanma Suárez dijo...

Don Enrique, no lo he dicho nunca y no tiene nada que ver con su entrada, pero me apetece decirlo: ¡¡qué buenas personas parecen los tripulantes de su globo!! (Yo creo que, esto se lo digo al oído y bajito para que no lo oigan, hasta los que le lanzan algunos improperios y son a veces un poco... indiscretos).

Cordelia dijo...

Que bien, Merche! Te lo agradezco porque ahora estoy un poco hasta el cuello... Desde aquí pediremos para que aproveches mucho

Blancanieves dijo...

Ya te digo... Yo creo firmemente en eso de que la mano que mece la cuna (y cambia pañales) es la mano que domina el mundo.

Fernando Q. dijo...

Alejandra que historia tan bonita. Me encomiendo a tu madre.
Antuán, enhorabuena. A 50!!! Dios te bendiga.
pues yo, ahora que mis hijas se van a estudiar fuera, me esté entrando el gusanillo de volver a estudiar. No sé, no sé...Me pregunto si la memoria de mi disco duro todavía funciona...