miércoles, 19 de julio de 2017

A Aníbal Barca

Odio eterno y hamburguesas


Mi General:
Tenía ganas de enviarte un e-mail desde hace meses, más que nada por aquel famoso juramento que te obligó a hacer tu padre Amílcar. Juraste "odio eterno a los romanos". Al menos, eso decía el libro de historia que yo estudié a los 11 ó 12 años. Poco más aportaba aquel manual; sólo que destruiste la ciudad de Sagunto, que por entonces era un enclave de Roma, y que, para rematar la faena, decidiste marchar sobre la Capital del Imperio atravesando los Alpes con cuarenta elefantes y treinta mil soldados de infantería. 
No sé si me sorprendió más la ruta elegida o el medio de transporte, pero un día cayó en mis manos una biografía tuya y empecé a tomarte en serio. Me enteré de que fuiste un aventajado discípulo de Alejandro Magno, un estratega colosal, audaz y astuto en tus planteamientos y casi invencible en el campo de batalla. Aún se preguntan los historiadores por qué te quedaste a las puertas de Roma. Un paso más y habrías cambiado la historia de Europa.
Pero volvamos al famoso juramento. ¿Odio eterno? No es que me asombre demasiado. Desde el penoso incidente de la manzana en el Paraíso terrenal, los hombres tenemos la insana costumbre de formar bandos irreconciliables para atizarnos sin piedad: romanos y cartagineses, capuletos y montescos, béticos y sevillistas, de Joselito y de Belmonte, de Pedro y de Mariano… Y no es que la rivalidad me parezca mal. Al contrario, la competencia casi siempre es sana, deseable y compatible incluso con la amistad más entrañable. Pero odiar es otra cosa. Te lo diré con claridad: nada hay más diabólico que el odio.
Odiar significa querer aniquilar al odiado; desear que el otro no exista, que desaparezca para siempre de nuestro horizonte.
Para odiar al prójimo es preciso verlo como objeto, no como persona. Mi amiga Maica, a sus trece años, asegura que odia las hamburguesas con mostaza, las mates y las canciones de Amaral. Se trata de "odios" efímeros —a saber qué pensará el año próximo—, pero no por eso menos auténticos. Maica querría alejar de su vida para siempre esos infames "objetos", aunque, para algunos, puedan ser objetos de deseo.
Se ha dicho que del amor al odio solo hay un paso. La afirmación vale para quienes confundan el amor con la simple atracción sensual, con el afán de poseer a una persona para gozar de ella. Ese amor erótico no comprende que las personas no se desean como simples objetos, se aman. Y amar es entregarse, desvivirse, y mirar a los ojos de otro hasta comprender que allí hay algo divino, un abismo infinito en el que es posible sumergirse sin miedo, porque no envejece.
No, querido Aníbal. No es posible odiar a quien vemos como una persona, como un ser creado a imagen y semejanza de Dios. Por eso el Señor no sabe odiar. Él es todo Amor, y entre ese Amor, que en Dios se desborda, y el odio, que es patrimonio de Satanás, hay más que un paso: hay una distancia  infinita.
Ahora debería preguntarme por qué esta epidemia de odios que parece crecer sin freno en el siglo XXI. Y tendría que hablar de los llamados "delitos de odio", que son una novedad en las legislaciones penales; de la violencia doméstica, del machismo desatado y del hembrismo frenético, de los niños maltratados o profanados; de las fobias ideológicas, de casta o de nación.
¿Qué nos está ocurriendo? Es evidente, mi general: cuando se expulsa de la sociedad al Creador, se apaga en el prójimo esa chispa divina que lo hace único porque Dios lo ama como si no existiera nadie más en el mundo, y se convierte en simple objeto: útil o inútil; agradable o molesto; hermoso o deforme; simpático o insoportable… Ya podemos utilizarlo, gozar de él u odiarlo sin alterarnos demasiado. Sólo es una cosa.
¿Odio a los romanos? Valiente bobada. "Los romanos" en general no son nada; es sólo una cómoda etiqueta que ponemos para despersonalizarlos y poder odiarlos sin cargos de conciencia, igual que Maica odia las hamburguesas.
Si aprendiéramos a mirarnos a los ojos como Dios nos mira, uno a uno, empezaríamos a amar de verdad y entonces las cosas serían muy distintas.

23 comentarios:

goyo dijo...

Gracias D.Enrique por volver, si eliminar a Dios de la sociedad no sólo es decolgar un crucifijo de un ayuntamiento, es mucho más es borrar de la sociedad un código ético que nos lleva al abismo.

Gracias D.Enrique mañana día grande

yomisma dijo...

Están locos esos romanos.

Blas de Lezo dijo...

Desde Cartago y alrededores miles de personas invaden ahora Italia en pateras en lugar de elefantes. Personajes épicos como Anibal valientes, luchadores saliendo de su centro de confor con determinación. Dignos de admiración. Es raro sin embargo no ver sonreír a un africano y es raro ver pedir a un africano. Trabajan vendiendo no piden. Miles de historias épicas para admirar como la de Aníbal y como la de Roma que no se rindió y le zumbo la badana a Aníbal. Gracias por volver.

Bernardo dijo...

Buenos días don Enrique

Buena entrada, la de Aníbal en su blog.
Sepa que nos acordamos de usted y lo tenemos presente en nuestras oraciones.
Me ha hecho gracia lo de "el penoso incidente de la manzana", ¡porque esa expresión también la usa mi padre!

Le deseo un feliz cumpleaños y espero que pueda celebrarlo degustando unas sabrosas croquetas.

Celtia dijo...

Supongo que sólo la venganza té quita él dolor de lo sufrido.Alguien tiene que sufrir lo mismo que tú has sufrido,y como a veces ese alguien ya no está.,encuentras a alguien que representa lo mismo aunque no sé conozca,sólo por qué está ahí ,por coincidencia.Necesitas dar,Que sufra,destruir,Es como los Romanos odiaban hasta él infinito... Hasta que un día te das cuenta que nunca es suficiente .Que cuanto más das más sufres. Los elefantes suelen ser fuertes,y de piel dura,por eso las espadas las lanzas las flechas,nunca atraviesan la piel. Les duele sí pero no toca hueso(doble sentido)...Yo creo que ya he parado de dar.

Enrique Monasterio dijo...

Bernardo, tu padre y yo hemos compartido muchas historias. También algunoschascarrillos. La frase no es mía ni suya, pero ya no recuerdo de dónde la tomamos

Celtia dijo...

Feliz cumpleaños.Cuantos caen ,me parece que son 76 o 75?en 2012 que me he parado a buscar eran 71..Felicidades sean los que sean🍰🎂

Anónimo dijo...

Gracias por la entrada.

Podrías decir cuál es el libro que se ha leído sobre Aníbal Barca, me gustan las novelas históricas.

Gracias

Mari mari dijo...

Feliz cumpleaños!!!!reciba muchísimos cariños. Desde Perú q bueno q esta de vuelta. Es diferente el mundo con sus letras

Merche dijo...

Muchas felicidades don Enrique.🎂🍾🙏

Alejandra dijo...

¡¡¡¡Felicidades!!!!

https://youtu.be/TUXh3J1T6VI
Es una canción simple, lo sé, así quiero ser yo, simple. Gracias por volver!!.

Adaldrida dijo...

Felicidades con retraso

Celtia dijo...

Simple o sencilla.???

Alejandra dijo...

Fly o Raid? Jajajaja

Fernando Q. dijo...

Contra el odio misericordia.
Gracias por volver y muchas felicidades!

Merche dijo...

Hoy es el Santo Cura de Ars.
Le felicito, don Enrique, por la parte que le toca de sacerdote.
Recemos para que haya muchas y santas vocaciones sacerdotales, que sigan el ejemplo de San Juan María Vianney (entre otros santos sacerdotes).

Antuán dijo...

Hola don Enrique. No sabía que fuera su cumpleaños: ¡Felicidades! ¡Gracias! por aparecer de nuevo, pensé que lo daba por terminado y encima me pierdo, no se si es por abrir el móvil cuando venía del albergue por siaca. es que toda la tarde sin hacer nada no me va y mañana encontrarme los platos de plastico de piscina y cazuelas más el carro de las cenas de bolsa. ya hice tiempo y busqué: Gladiator. Hay si que sale el emperador Marco Aurelio y el ambicioso Cómodo que intenta cargarse al soldado Máximo. dicen que en el circo no existe la justicia, gana el mejor, el bueno. Me quedo con lo del final: aprendernos a mirarnos a los ojos como Dios nos mira. No siempre es fácil porque ¿quien no tiene un fondo de malicia? Y se calla por no echar leña al fuego; eso ya es algo. Aprender a convivir, a ceder. ¡Gracias! de nuevo. Adiosle-pido

Maitezgz dijo...

Padre don Enrique......el Globo está parado. Póngalo en marcha. Por favor. Y disculpe pero póngalo en marcha estamos esperando. Gracias.

Maitezgz dijo...

Padre perdóneme si no estuvo bien mi comentario..Pero le diré que: las iglesias están vacías, cuando no cerradas. "Mi" Pilar se ha convertido en un museo. Para oír misa todos los días, voy al Pilar a las ocho de la mañana, un sacerdote celebra Misa en la capilla de San Judas, y con alegría para mí es....mi Santo favorito desde niña. Si se me hace tarde voy a las no nueve a la Santa Capilla, allí varios sacerdote celebran Misa. Es la Misa Coventual, me gusta mucho y los jueves en latín mucho más.Digo esto porque el resto del tiempo no me gusta ir. Mucho follon. Mi hermana me dice que no haga caso y que yo a lo mío. Pero me molesta lo inrespetuosa que es la gente, las fotos sin cesar, sonidos de móviles, conversaciones etc etc....que e voy a contar, fatal de fatal.Bueno y todo esto se lo cuento para que perdone mi comentario anterior en primer lugar y también porque las iglesias están vacías, y me gusta leer....estar en su Globo.

Gaheret dijo...

"Del odio al amor sólo hay un paso"... Bueno, yo no lo descartaría tan rápidamente, en cierto sentido: "¡ojalá fueras frío o caliente! Pero como eres tibio, estoy por vomitarte de mi boca". Quiero decir, quizá hay en el rechazo violento y en la lucha salvaje contra algo un fondo de amor equivocado por las cosas opuestas que, aunque ahora es pura tragedia y autodestrucción a lo Shakespeare, podría llegar a ser lo opuesto. Para el que odia, hay cosas que importan, aunque sean cosas equivocadas, y por eso quizá hay potencial de deslumbramiento y reconciliación. El enemigo, el odiado, puede resultar distinto de como imaginaba, y eso puede tocarle el corazón: el vengador despiadado puede verse de pronto a sí mismo en el que iba a asesinar, o a su madre, o a su hermano. Para el indiferente, en cambio, todo está congelado, como el fondo del infierno de Dante, todo es banal, nada importa mucho y el amor está profundamente enterrado... Por eso a veces tengo más esperanza en la conversión final de ateos furibundos o perseguidores enconados que en la de elegantes cínicos, parlanchines superficiales o egoístas mezquinos. Aunque todo puede ser.

Papathoma dijo...

Toc, toc...hay alguien ahí?

Cristina .V dijo...

Don Enrique, sigue todavía en las islas?
Los pasajeros del globo lo echamos de menos.
Aquí estamos expectantes esperando a que el capitán
lo eleve, aunque sea un poquito. Necesitamos tomar aire fresco.

goyo dijo...

D. Enrique por favor envie unas letras, que siempre transportan esperanza,