domingo, 5 de julio de 2015

Bomberos al sol



Como hace el calor propio del verano, pero la Agencia Estatal de Meteorología sigue aterrorizando al personal y nos insta a beber kilolitros de agua, a no salir de casa, a ponernos protector solar y a escondernos debajo de la cama, no me atrevo a caminar demasiado y cojo el coche para acercarme al pueblo.
Riaza está abarrotada de "finderos". Así llama Mónica —una de las adolescentes más intrépidas que conozco— a los que se escapan de la ciudad los findes, se ponen la camisa más arrugada del armario y exhiben buena parte de su organismo gracias a unos pantalones-pirata, reserva de 2010, conservados sin planchar desde el verano anterior.
En el bazar de la prensa hay una multitud de finderos. Uno de lo más elegantes me da un empujón sin previo aviso, me desplaza del mostrador para ocupar mi puesto y me dice:
—Perdona, tío, pero tengo prisa.
Mi presunto sobrino paga los dos euros y medio del periódico y sale corriendo, supongo que por alguna urgencia gastrointestinal. No se me ocurre otra razón.
Camino de la Plaza, vienen hacia mí cuatro niñas de unos diez años. Una de ellas, la más descarada, me mira con asombro y exclama:
—¡Ahí va; eres cura!
—¿Cómo lo has adivinado?
—No sé…, porque vas así…
Aprovecho la ocasión para contarles un viejo chiste:
En un bar entra en cierta ocasión un sujeto, se acerca a la barra y pide un vaso de vino. El tabernero responde:
—Con mucho gusto, señor bombero.
El cliente, admirado, dice:
—¿Cómo ha sabido que soy bombero?
—Es cuestión de experiencia… Por el aire marcial, el gesto, el tono de voz, la forma de apoyar el codo en el mostrador, la sonrisa… Y el casco, la manguera, el hacha…
Las niñas se ríen, y mi interlocutora dice sólo:
—Jo. Pues pasarás calor…



6 comentarios:

Fernando Q. dijo...

Qué pena de estos domingueros. Lo que dariamos los globeros por encontrarnos a don Enrique y disfrutar de una charla con un cafetito. Pelín de envidia, si.

IK314 dijo...

La descripción de los finderos es muy exacta, ja, ja, ja
¿Sigue llevando el pai-pai en el profundo fondo del bolsillo de la sotana?

Anónimo dijo...

Me parece que la sotana al pueblo no la lleva. Poco práctico.

Una lectora habitual dijo...

El chiste me ha hecho mucha gracia, es bueno, además de que a la niña no le faltará razón. Ir vestido de negro con este calorazo sólo se hace con gusto cuando hay un GRAN motivo para hacerlo.

En cuanto al presunto sobrino, en fin, casi el único motivo medianamente razonable sería el que apunta, pero tengo la sensación de que el individuo en cuestión piensa que es el único que tiene algo que hacer.

Cordelia dijo...

Jajaja! Hay que ver la de sobrinos con disentería bacilar que andan por ahí. Aunque este debía ser voluminoso para desplazar un cura tan grande y tan sólido.
Hay otra fauna con uniforme que son los que para ir al médico (como un par de ellos hoy) a la compra, al cine o a cenar se visten con la equipación completa del Madrid o del Aleeeeeeeeeti, como si fuera ropa normal. Habitualmente también lucen tatuajes multicolores. La gente no tiene espejo ni gusto.

Merche dijo...

Yo colaboro con otro chiste:
Le dice un libro a otro:
-Te veo más delgado
Y contesta el otro:
-Sí, es que me han extirpado el apéndice.

Del presunto sobrino no digo nada por no faltar a la caridad.