lunes, 30 de abril de 2018

Contracorriente




Desde Molinoviejo a mi casa hay 50 minutos de autopista; menos de lo que uno necesitaría para encontrar aparcamiento en el centro de Madrid.
Durante el viaje oigo "La Primavera" de Vivaldi para celebrar que la floración ha comenzado también en la sierra. A continuación,  rezo el rosario sin más distracciones que las inevitables.
Al cruzar el túnel de Guadarrama, que une las dos Castillas, el tráfico se espesa bruscamente. El problema no afecta a mi Citroën, ya que volamos camino de Madrid sin apenas obstáculos, pero los que salen de la Capital caen un inmenso atasco de muchos, muchos kilómetros. Lo llaman "operación" salida.
Mi primera reacción es un tanto miserable; me alegro de no haber caído en la trampa que hay en cada puente laboral y quizá me divierto un poco imaginando las penalidades de los que huyen de Madrid. Luego medito en lo que significa ir contracorriente, que es lo que me toca hacer casi siempre, no por el placer de llevar la contraria a las masas, sino porque la vida me empuja en esta dirección.
Me pregunto si ser cura significa que uno debe ir contracorriente a toda costa; si la Iglesia también debe avanzar así, contra viento y marea y tráfico, o es mejor que se una a la operación salida para caer en los inevitables atascos de los que escapan y ser solidaria con los atascados. ¿Y Jesucristo? ¿No fue también contracorriente?
Enseguida comprendo que son preguntas demasiado complejas para resolverlas en un viaje tan breve. De momento, ya me he plantado en la M40, que es una amplia autovía de circunvalación. Me esperan quince días urbanos.

2 comentarios:

Antuán dijo...

Muy bueno! Si señor. Me gusta la movida. Hay una canción que dice eso: "A contra corriente, a contra corriente..." Para un cristiano corriente, es corriente, valga la redundancia
encontrarse en esa situación más de una vez. Si no quiere pasar de ciertos temas comprometidos. Estoy leyendo:" De la cárcel a Torreciudad" donde Fernando ha hecho una promesa de ir andando hasta allí para dar gracias a la Virgen por su libertad. Por cierto que no se os pase que hoy empezamos Mayo. Yo ya me he rezado tres partes del Rosario - como hacia mi padre- y queda un rato de día. Puede que me anime con los Luminosos. A lo que iba que en el camino, como san Pablo habla de Dios al que se encuentra. Otro libro que me han dejado de muy buena pinta: "No es bueno que Dios esté solo" ¡Increíble! Me lo llevaré al pueblo para el viaje hasta que me encuentre con mi hermana y nos pongamos a hablar. Porque siempre me toca esperar en Atocha -donde el viajero. pero lo que se dice atascos. ¡Gracias a Dios! no voy a encontrar. Adiosle

Papathoma dijo...

Estos días le he dado muchas vueltas a lo de ir contracorriente. Es verdad que la primera sensación es la de que es algo actualmente necesario y a la vez costoso, pero volviendo de Madrid hace unos días me pasó lo mismo que a usted: el atasco estaba en el carril opuesto y pensé: a veces no está mal lo de ir al revés que todo el mundo. Se ahorra uno muchos disgustos.