martes, 11 de marzo de 2014

Mi recuerdo del 11M




Por la radio van contando sus recuerdos de aquel día algunos periodistas de todos los medios. Dan su crónica diez años después y tratan de comunicar lo que sintieron aquella mañana del 11 de marzo. Hablan de desconcierto, bloqueo, angustia, crispación, solidaridad, miedo…
Por fin una informadora de televisión recuerda lo mismo que yo.
―Entré en una iglesia. Estaba abarrotada de gente que rezaba. Yo también tenía necesidad de rezar por los muertos. Allí me derrumbé.
Gracias, amiga. Por un momento pensé que lo había soñado; pero no: las iglesias, en efecto, se llenaron en pocas horas. Las buenas gentes ―miles― salieron a la calle para donar sangre o socorrer a los heridos. Cientos de sacerdotes fueron ―fuimos― a Atocha o a Ifema para acompañar a las familias de los fallecidos, para confesar y dar los últimos sacramentos a los que lo solicitaban.
 La radio y la televisión no parecieron enterarse. Hablaban del trabajo de los psicólogos, del silencio de la ciudad, del dolor y de la rabia acumulada. El nombre de Dios no se oyó ni una sola vez en los informativos.
Luego llegaron los buitres, los encargados de alimentar la furia. A ellos lo único que les importaba era el rédito político que podría obtenerse agitando la calle, convirtiendo la fraternidad de las primeras horas en rencor hacia un partido o un gobierno. Lo que contaba era ganar las elecciones y si los muertos servían…
Nunca vi con tanta claridad como entonces el enorme poder de los medios de comunicación y lo sencillo que resulta ser sembradores de odio y de violencia.
Nuestro estado aconfesional se manifestó de pronto como un estado laicista, es decir, ateo. Nos dijeron que en los trenes murieron personas de varias religiones y que, por tanto, dar preferencia a una religión podía ofender a las demás. Así que las prohibieron todas. Pusieron en Atocha un horrendo cilindro de cristal sin la menor referencia a la dimensión espiritual del hombre, para recordar no sé qué y con un violonchelo y unas flores arreglaron el asunto.
Yo recordé entonces la reacción de los norteamericanos en el atentado a las torres gemelas. El país entero se unió como una piña en torno a sus autoridades. Los grandes partidos tuvieron una sola voz. Y rezaron a su Dios los judíos, los musulmanes, los cristianos de todas las confesiones…, hasta los indios de las reservas. En América aplaudieron a los héroes; aquí exigimos venganza.
Han pasado diez años. Hoy se ha celebrado en Madrid un funeral católico en la Catedral de La Almudena. Y las víctimas no se han peleado entre ellas. Demos gracias a Dios.
Luego han venido los minutos de silencio, los globitos blancos, las palomas, el llanto del violonchelo…
Pido perdón si alguien se siente ofendido; pero éstos son mis recuerdos.
 

20 comentarios:

Maite Zgz. dijo...

Si,si Don Enrique, yo también he escuchado a la señora periodista.
Aquel día entró en La Almudena, en
donde hoy se ha celebrado la Misa funeral.
Si, si Don Enrique muchos entramos
aquel día en las iglesias.
Gracias por el recuerdo.

Papathoma dijo...

De aquellas vivía en Grecia. Sentí un profundo dolor, pensé en la gente que vivía en Madrid y no estuve tranquila hasta que tuve noticias de todos.

Recé y pedí oraciones a mis alumnos, todos ortodoxos.

En las noticias, no vi sacerdotes por ninguna parte y eso me intranquilizó. Después me di cuenta de que las imágenes eran de TVE...que estaba ocurriendo en España y que los curas estaban allí, consolando y administrando sacramentos aunque "por supuesto" eso no lo iban a sacar. No importa: lo realmente preocupante habría sido que no hubieran acudido. Que Dios los bendiga.

Anónimo dijo...

Bueno, los tiempos son distintos para cada cual... Alegrémonos, al fin, de que después de diez años, DIEZ, exista unión y paz entre todos los afectados. Y, desde luego, lo que será más difícil es que desaparezca el monumento horrendo a las víctimas!

Cordelia dijo...

Yo tengo el recuerdo de haberme acostado a las cinco de la mañana de ese mismo día, trabajando; de que mi madre me despertó a las ocho y poco para preguntarme si estaba bien y no me había pasado nada; de subir a la urgencia y ver a todo el mundo con el café de la máquina en ristre, pegados a la tele de la sala de estar; de que al cabo de un rato se empezó a organizar un dispositivo de emergencia por si traían heridos.
Recuerdo a más de cien personas de pie, en la puerta de urgencias, vestidos de pijama azul, esperando en silencio los heridos que no llegaron, con camillas, sueros, sistemas, todo preparado. Por si acaso.
A eso de las doce dijeron que no vendría nadie y los que salíamos de guardia nos marchamos. Con la sensación, al menos en mi caso, de no haber hecho nada por mis conciudadanos.
Y una vez llegada a casa, el darme cuenta de que si hubiera conducido en dirección opuesta, igual habría podido ayudar.

Ana dijo...

DIOS BENDIGA A TODAS LAS VICTIMAS !!! de éste atentado. Seguramente ya estén gozando de la Vida Eterna...
Tristes recuerdos del 11M: cuan lejos está el mundo de Dios...
A todos nosotros nos toca ahora evangelizar en nuestros ambientes, y así cada uno con nuestro granito de arena sumaremos para construir un Mundo Mejor...
GRACIAS PATER !!!!!! por sus bellas reflexiones, que nos ayudan a crecer día a día...

Altea dijo...

En efecto, puede estar seguro: los que no vivíamos en Madrid no nos llegamos a enterar de todo eso, sólo de los que nos quisieron contar.
Es angustioso.

yankee dijo...

Así es, Altea. Fuera de Madrid nos enteramos de la mitad de la mitad de lo que estaba pasando. Preciosas palabras de don Enrique, que dan otra versión de los hechos. Y el testimonio de Cordelia me ha puesto los pelos de punta. Gracias a todos por compartirlo.

Todoslosnombres dijo...


Cada uno ha interiorizado sus recuerdos de aquel día; recuerdo y siento todavía como entonces, un dolor distinto al que nunca había sentido, y recuerdo y siento aún, horror porque aquello lo pensaron mentes humanas y luego lo hicieron con "premeditación escalofriante" como dijo Monseñor Rouco.(Vale la pena leer su homilía de ayer)

Aquel 11M no entré en ninguna Iglesia. Ayer, cuando en una emisora iban recordando, uno a uno, el nombre de los que murieron, cerré la radio, necesité estar en la Iglesia. No era hora de Misa y éramos pocos.

Gracias por sus letritas con sus recuerdos, con su crítica áspera, (nadie puede sentirse ofendido).

Anónimo dijo...

Había silencio.

Cruzamos frente a Atocha poco después de las 7 y media, para ir al hospital a la revisión de mi hombro recién operado, y me llamó la atención oír sirenas, más de las habituales. No le quise dar importancia.

Recuerdo al salir del médico atravesar Madrid con un atronador silencio que erizaba la piel y dolía y pesaba en el pecho.

No recuerdo el sol.

Solo veías ojos perdidos en un silencio oscuro...

Y aunque yo en ese momento no estaba cerca de El, recé.
No podía hacer nada más.
Ni nada menos.

Marita

Antuán dijo...

Yo no estuve allí. pero los que si, hablan de ese silencio en las calles esos días, ese respeto por la vida de los que la habían perdido y de los heridos y los familiares de todos. Adiosle-pido

Anónimo dijo...

Trabajaba en un hospital soy enfermera.Recuerdo,las caras de los heridos, miradas perdidas, en silencio no hablaban y tampoco se me ocurría que decir,cogerle la mano,vamos a estar contigo, pronto vendrá tu familia, eran adolescentes,creo que estaban en la estación de Atocha.
Que decir de la colaboración del personal,me encargue de organizara el personal para turnos de noche,daba la sensasion que esperaban con el teléfono en mano para contestar que si que lo que hiciera falta.
Dolor mucho dolor cuando preguntaban, personas que no encontraban algún familiar.
Supongo que reze, pero lo que mas recuerdo es trabajar mucho muy unida a mis compañeros para atender muy bien a aquellos personas doloridas en el cuerpo y en el espiritu.Perdon por la extension del comentario.

Pedazo de anonimo dijo...

Es muy agradable haber leido el atentado terrorista desde un prisma tan diferente a todo lo leido.
Efectivamente hubieron sacerdotes atendiendo a las victimas y a los familiares ,y muchos cristianos consolando tanto dolor.
Faltó levantar una capilla ardiente y muchos detalles más,por respeto al dolor de los familiares,para estar más calentitos todos,entre tanto horror.
Poca delicadeza con los familiares que aún se quejan de desamparo por parte de los poderes facticos e invisibles.

Alberto Secades dijo...

No quiero contar mis recuerdos de aquel día, pero si quiero pararme a pensar qué cosas han cambiado en estos diez años:

La primera, que antes todos éramos víctimas del terrorismo (porque atentaba contra nuestras convicciones compartidas) y, desde entonces, sólo contabilizan a las víctimas "mortales".

La segunda (y me acabo de dar cuenta leyendo este escrito y los comentarios): que se ha sustituido el silencio por la ovación como forma de homenaje a los fallecidos. He estado en funerales muy emotivos en los que a la salida de la iglesia, los asistentes se ponían a aplaudir, una forma mucho menos digna (a mi juicio) de despedir a alguien.

Gracias por la reflexión.

Enrique Monasterio dijo...

¡Qué tranquilo se ha quedado un anónimo diciendo pestes contra todo el mundo con un lenguaje asqueroso y procaz!
Como ves, anónimo chaval, aquí no se publica basura de ese tipo.

Enrique Monasterio dijo...

No, amigo: lo que tú llamas "verdades" no duelen nada. Duele más la cobardía de los que siempre insultan desde el anonimato.

Cordelia dijo...

Me pica la curiosidad de saber qué le podía molestar al chaval de la coprolalia. Esta entrada no parece especialmente ofensiva para nadie, salvo quizá para el diseñador del troncho de cristal de Atocha

Enrique Monasterio dijo...

Los buitres quizá tienen derecho a ofenderse. Y eso que a mí me encantan las aves carroñeras.

yomisma dijo...

Hablando de buitres, el otro día me salió uno por la carretera y pegue un golpazo en pleno vuelo con el parabrisas. Que bicho tan grande!

Antonio Gómez dijo...

y ahora, diez años despeñes, sigue molestando que algunos esperemos ser acogidos por el buen Dios algún día.
Y siguen preguntándose por qué se celebra el funeral católico en la almudena. La respuesta es clara: y, ¿por qué no?

Fernando Q. dijo...

comentario anterior de un servidor, que los niños me han tocado mi ordenador...;:(((
insisto en la respuesta: ¿por qué no?