martes, 15 de julio de 2014

Julio González-Simancas


Estaba en el oratorio de Gaztelueta haciendo mi examen de conciencia de cada noche cuando he recibido el siguiente e-mail: lo firma mi tocayo Enrique.
Ha fallecido mi tío Julio, hermano de Joe. No sé si le conocía. ¡El cielo se está llenando de santos!, que es lo suyo, desde luego, pero aquí la sensación de soledad se hace cada vez mayor.
Sí que lo conocía bien, querido Enrique, y desde ahora le encomendaré unas cuantas gestiones que tengo pendientes. Don Julio ha sido siempre un sacerdote ejemplar, entregado a Dios y a sus hermanos, con la sonrisa --marca de fábrica-- de los González Simancas.

2 comentarios:

Teresa dijo...

Gracias, D. Enrique, por tenernos al corriente de toda la actualidad. Conocía mucho a D. Julio; he tenido la inmensa suerte de asistir a muchas meditaciones suyas y confesarme con él bastantes veces. Siempre le he considerado un "maestro de almas". A mí me ha ayudado muchísimo en momentos difíciles, con suavidad, con comprensión, con buen humor, pero también con exigencia (¡no me àsaba una!) Tenía una salud frágil y una gtan reciedumbre espiritual y física.
A mí siempre "me daba en el clavo" (tenía en alto grado la virtud del discernimiento) Me daba "caña" (la que necesiara) y yo salía feliz y con mucha paz de la confesión.

Le quería mucho, todos los días rezaba por él. aunque hacía años que no le veía-

José Luis "ha tirado" de él muy pronto.

Ya tengo otro amigo más en "la otra orilla" que me conocía y me quería. Me consuela pensar que ahora me ve y me puede ayudar mucho más.

Por usted, al que tamibén hace años que no veo, rezo diariamente.

Gracias por todo. No lo publique si no quiere

Anónimo dijo...

Me uno a su oracion D.Enrique, es logico nuestro sentimiento de pena somos humanos. Pero somos hijos de Dios y nos espera el cielo si si el paraiso para siempre ..