El espectáculo que me ofrecía el
universo era fantástico. Y más en aquellos tiempos, cuando el cosmos estaba en
obras y las estrellas aún buscaban su acomodo en el lugar para el que estaban
destinadas por el Creador.
¿Pensabais que Dios lo creó todo de
golpe y lo dejó bien ordenado desde el primer momento? Pues no. Las galaxias
eran un hervidero de estrellas de todos los tamaños y colores que iban y venían
en un caos aparente. Por eso a nadie le extrañó verme cruzar de punta a cabo la
vida láctea con mi estela de plata, escoltada por el Arcángel.
Un lucero enorme de mediana edad, tocado
con una gran llamarada escarlata como una larga cabellera pelirroja, se me
acercó por la espalda:
—Perdona que te moleste, pequeña, ¿podrías
decirme quién te ha instalado en la popa esa cola plateada y a dónde vas tan deprisa?
El Ángel ya me había advertido de que no
debía hablar con desconocidos, pero aquel pedazo de estrellón parecía
simpático y no charlar con desconocidos equivalía a quedarme muda, porque hasta
ese momento todos me eran desconocidos. Así que le contesté educadamente:
—La
cola es artesanal y única; la trabajó para mí el mejor arcángel orfebre. Y
estoy en misión secreta enviada directamente por Yahvé.
—Secreta…, secreta… Ya será menos
—respondió el otro—. Me apuesto dos planetas a que lo tuyo tiene que ver con esa
Navidad de la que habla todo el mundo.
Era la primera vez que oía la palabra,
"Navidad". Y me sentí ofendida. ¿Por qué soy siempre la última en
enterarse de todo?
—A ver, ¿por qué? —le grité al Ángel.
El Ángel sonrió y dijo:
—No te enfades, Gelsomina, que con tus
berrinches corres el riesgo de perderte uno de los momentos más grandes y
bellos de la historia de la Creación.
Entonces levanté la cabeza y lo vi, y lo oí. Era la maravilla más extraordinaria que han contemplado mis ojos. No sé si seré capaz de describirla.
Continuará
4 comentarios:
Pronto?
No, la verdad es que con los berrinches a veces nos perdemos unas maravillas.... sobre todo con los berrinches causados por el dolor y el sufrimiento. Que bueno es tener a Dios como amigo.
Tengo que reconocer que tiene una facilidad para invertar y seguir con el cuento, está muy bien aunque casi he olvidado el nombre de la estrella. Pero no se olvide de referirse a la Virgen que estamos en la novena como ya nos lo anunció el otro dia. Hasta mañana. Adiosle
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