domingo, 2 de julio de 2023

Diario de Molinoviejo (II)

 La oropéndola 

No ha vuelto el autillo. Sin embargo esta mañana me ha despertado el silbido de una oropéndola. Eran las 5,45 en punto y yo estaba profundamente dormido cuando la he oído con toda claridad entre sueño y sueño.

—Se puede saber qué haces a estas horas de la madrugada —le he dicho—. Aún no ha salido el sol.

La oropéndola es ave lacónica y un poco tímida. No le gusta exhibir su preciosa librea amarilla. Se esconde en lo más alto de los chopos y allí teje su nido, una especie de cestillo primoroso demasiado pequeño a primera vista. Sin embargo al amanecer baja al suelo en busca de su desayuno y emite un canto aflautado inconfundible. Palabra de honor que hoy lo he oído con toda claridad. Me he levantado de la cama y me he acercado a la ventana. No había nada. La oscuridad entre los árboles del jardín era negra e impenetrable.

Un pajarillo pequeño, quizá un chochín, me susurra:

—¿No lo habrás soñado? Aún no se han despertado las oropéndolas.

Creo que tiene razón. No es la primera vez que los pájaros se meten en mis sueños.

Hora y media más tarde suena el despertador.

—En efecto, fue un sueño. Y ahora creo que tampoco ha sido real mi movida de madrugada. He soñado que me levantaba, que me asomaba a la ventana en busca de la dichosa oropéndola.  He soñado que me hablaba un chochín, y ahora sueño que todo fue un sueño.

Mientras celebraba Misa en el oratorio de la ampliación la oropéndola ha vuelto a cantar a dos metros de mi oído. Me he hecho el sordo.

—Una cosa es que te metas en mis sueños y otra que me distraigas a mitad del Paternóster.

 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias D Enrique siempre usted dibuja escribiendo algo maravilloso, hoy al salir de casa me he cruzado con un vecino " Goyo mi mujer vuelve a la quimioterapia el cáncer no remite , he pensado en el cielo , ta no habrá dolor ni estrés ni preocupaciones ...pero si se parecerá a las cosas que usted dibuja escribiendo