Alonso Gil-Casares, alumno de bachillerato del Colegio Retamar, escribió hace un par de años este artículo, con el que alcanzó un accésit en el concurso de "Excelencia literaria".
Yo acabo de leerlo.
Además de la foto, he añadido uno de los 17 dibujos que incluyó Giorgio del Lungo en la edición italiana de "El Belén que puso Dios". Representa a Zabulón, "el pastorcillo tonto" dormido en los brazos de la Virgen.
Hace unos años, leí en el periódico un artículo que, como poco, me sorprendió. Hablaba de un señor americano que tenía una hija con síndrome de Down, y porque “no iba a ser feliz” con esa enfermedad, estando ella dormida en su cuna, le había cortado el cuello.
La imagen es macabra y poco lucida, ya lo siento, pero se trata de la cruda realidad.
Declaró el crimen brutal a la policía, que lo llevó a prisión, y a los pocos días se celebró el juicio. Y lo más curioso de todo fue que salió no ya impune, sino arropado por los aplausos de todo el tribunal. El motivo de tal victoria fueron sus declaraciones:
—Yo quería muchísimo a mi hija, y porque la quería con todo mi corazón no pude aguantar verla sufrir, porque sabía que iba a ser una infeliz toda su vida. Por eso la maté, y sé que ella, donde esté, me lo agradece.
Y, entre sollozos, concluyó:
— ¡Te quiero Lucy!
Como ya he dicho, salió absuelto entre aplausos. A los pocos días, en el funeral de su hija, colocó en la lápida un mensaje: “Tu padre que te quiso por encima de la muerte.”
Éste era, en resumen, el espeluznante artículo que leí. Y ahora os voy a hablar desde la experiencia personal. Soy el segundo de una familia de nueve hermanos, y mi padre el séptimo de una familia de ocho. Pues bien, el hermano menor de mi padre padece esta “terrible” enfermedad, obviamente desde que nació, y el primogénito de mi abuela tiene también un hijo con 47 cromosomas en sus células. Espero que con esto se aprecie que el tema lo he vivido muy de cerca. Pues bien, no comparto el crimen del padre americano. Las personas que padecen este síndrome, en lo relativo a su felicidad, son exactamente igual de receptivas, si acaso no lo son más.
A mi tío Juanito le hace especial ilusión dirigir con una cuchara de madera, a modo de batuta, los villancicos de la familia en Navidad, y por supuesto cantar su solo en el “Adeste fideles” ante el Belén, mientras todos (primos, tíos, cuñadas…) le miramos y acompañamos en el estribillo. Le entusiasma imponer su autoridad, y para ello el día de Nochebuena se fuma el tradicional “cigarrillo delante de los sobrinos”. Y con todo, cuando alguno de los pequeños se porta mal, no duda en reprenderlo y ponerle al rincón, a contar “hasta diez”, para, cumplido el castigo, recibirle con su ancha e indulgente sonrisa.
No quiero parecer cursi, pero mi tío siempre ha sido así, y si en su día mi abuela hubiera decidido que el niño “no iba a ser feliz”, hoy a nuestra familia le faltaría algo especial que no sé describir, una suerte de “vida” y “alegría”.
La felicidad de un individuo no puede decidirla ni predecirla otra persona, por más allegada que se encuentre. Lo único que está en sus manos es hacer lo posible porque sea feliz.
Alonso Gil-Casares
7 comentarios:
Al mundo grito: Tengo un niño enfermo, (un problema cerebral) y os aseguro que es el hijo más feliz de esta tierra, súmenle a eso , que "mi angel" no hará la comunión,¿ para que??? es el regalo que Dios me hizo y sólo Él sabe porqué...Es el tesoro más preciado, el motor de mi vida, es el Amor en estado puro ( yo tengo la bendita suerte de conocerlo), tanta gente pasa por la vida sin conocer ese Amor... Pues bien, nunca me plantee si sería o no feliz, aunque desde que nació puse todo mi empeño y entrega en ello, y egoistamente(así somos los humanos) he de decir, que no sólo es, y os lo prometo,el ángel sin alas más feliz de este planeta, sino que derrocha felicidad a los que tenemos el difícil privilegio de tenerlo cerca.Nadie imagina cúanto nos ayuda, nos enseña y nos quita las penas.Cada pequeño logro suyo supone para mí, tocar el cielo.Olga.
¡Que suerte tiene ese angel de tener una madre como tu!Gracias Olga por tu testimonio.
¡Bravo, Olga!
Si crees, como mucha gente de hoy en día, que la felicidad es una vida exenta de sufrimientos, la felicidad no es posible, no sólo para los que sufren algún tipo de discapacidad, sino para todo el mundo.
Pero si crees que la felicidad es estar satisfecho con lo que uno es (aunque siempre se pueda mejorar), os aseguro que la felicidad es algo que la mayoría de nosotros tenemos, incluídos los más tarados de la sociedad.
Olga. Tu hijo es un tesoro y, como tú también lo eres, Dios ya sabía que podía dejarlo contigo.
Yo también tengo un hijo con dos enfermedades neurológicas. Hay días de todo, pero es cierto que es una caricia de Dios. ¿Verdad que con un hijo como el tuyo Él está siempre presente en tu hogar?.
No sé si tienes más hijos. Si es así, comprobarás cómo Dios les ensancha el corazón , los hace más delicados, más caritativos, más atentos a las necesidades de su entorno.
Un hijo enfermo es una muestra de confianza de Dios en el hombre.
Gracias por tu testimonio. Un beso para tu niño y para ti:
Sunsi
Por si sirve... Resulta que soy la prima de Alonso y además de mi tío Juanito, tengo la gran suerte de tener un hermano, Felipe, el séptimo de los ocho, que también es Down.
Os puedo asegurar que no sólo es inmensamente feliz, si no que además nos ha hecho felices a todos los demás.
No me puedo imaginar mi familia sin Felipe. Es el Rey del Mambo!
Que hay que recoger la mesa, ahí está el primero dando órdenes a todos. Que hay que rezar el mes de mayo, es el primero en entonar la canción y en aglutinar al resto de los hermanos que se hacen los remolones con sus 25 años a cuestas...
Que hay que ayudar a hacer la compra, siempre está dispuesto...enfín si alguien quiere saber lo que es la felicidad que me pregunte.
María, que sepas que también quise poner a Felipe, pero me daban límite de papel... Y me quedé con tío Juanito... Bueno, si sirve de disculpa.
De hecho, Alonso, le incluyes. No dices su nombre pero sí que le incluyes.
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