Aunque no lo parezca, la noticia es cierta. Está aquí y en todos los medios informativos de la Capital: resulta que las hembristas de la Villa y Corte aseguran que el oso del escudo de Madrid no es un oso, sino una osa, y va siendo hora de reivindicar el auténtico género del plantígrado.
—¡Anda la osa!
—En efecto, una vez más se ha falseado la historia y las chicas han sido discriminadas por el machismo dominante. ¡Cuánto más razonable era Federico (me refiero a García Lorca, no a Jiménez Losantos) cuando escribió aquello de
El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos!
Y es que ¿cómo puede hablarse del lagarto sin mentar a la lagarta? ¿Y cómo hemos sido capaces de dar por supuesto que el oso es macho?
—Oiga usted, ¿y no será posible que oso sea un nombre epiceno?
—¿Epi…, qué?
—Es que yo estudié de pequeñito que algunos sustantivos designan a personas o animales sin diferenciar sexos, y se les llama así: epicenos. Así por ejemplo gorila, rinoceronte, águila…
—Me temo que esa gramática era machista y represora. La hembra del oso siempre ha sido la osa. Ahí tiene a la osa mayor y a la osa menor.
—Si lo mira usted así… Claro que a lo mejor el oso del escudo aún no ha optado por un género concreto y debe definir su propio rol social. A lo mejor es una osa que se siente oso, o un oso que ni fu ni fa, o una osa confusa, mocosa y obesa, o bilingüe, o qué se yo…
—¿Se da cuenta, amigo concejal, cuán necesaria es la Educación para la ciudadanía? Si el oso la hubiera cursado, ya sabría con seguridad si se siente oso u osa.
—Y eso por no hablar de ese arbusto de la familia de las ericáceas, con tallos de tres a cuatro metros de altura, hojas de pecíolo corto, lanceoladas, persistentes, coriáceas, de color verde oscuro, lustrosas por el haz y glaucas por el envés; flores en panoja arracimada, de corola globosa, blanquecina o sonrosada, y fruto esférico de dos o tres centímetros de diámetro, comestible, rojo exteriormente, amarillo en el interior, de superficie granulosa y con tres o cuatro semillas pequeñas y comprimidas.
—¿Se refiere usted al madroño?
—O a la madroña; que eso está por ver.
13 comentarios:
¡Muy bueno, licenciado! Es vergonzoso lo que ahora llaman feminismo... yo me quedo con su término "hembrismo". ¿A quién se le ocurre ir mirando si el oso del escudo de Madrid es macho o hembra? ¿Y a quién se le ocurre dibujarlo macho o hembra?
Juas, qué risa.
Estas cosas son tan absurdas que me resultan lejanas. No consigo imaginarme a nadie preocupado realmente por algo así. ¿Será que no tienen otra cosa que hacer o será una forma de ocultar otras cuestiones más importantes?
Tienes razón, Juanan, "hembrismo" es mejor. Ya he corregido el artículo.
¿Es que no tienen osa cosa que hacer?
Absurdo. Ridículo. Pero, sin duda, revelador: cómo está el patio... Y lo ha reflejado estupendamente: con realismo, colmillo y buen humor; así el más fácil el mal trago...
No hago más que imaginarme el discurso emotivo: "¡Ha llegado el momento en que se reconocerán nustros derechos! ¡Seremos libres! ¡Se llamará a las cosas por su nombre! ¡Los ciudadanas y las ciudadanos hemos conseguido que las uniones entre homosexuales se llamen matrimonio, que el asesinato de niños y niñas antes de nacer se llame interrupción voluntaria del embarazo, ¡Y que el oso del escudo de Madrid es una osa! ¡Viva la osa y la madre que la parió! (con perdón)
¡Anda la osa!. Las mujeres ya no queremos más tareas. Hay que ser torpe para seguir pidiendo atribuciones, y encima ¿no remuneradas!.
Qué manía!. Ya podían emplear más energía en que se considerara más el trabajo de las madres que eso es EXCLUSIVO DE MUJERES- no he visto a ningún hombre embarazado- EN VEZ DE MAREAR TANTO LA PERDIZ y sobrecargarnos con tareas absurdas.
No hay derecho: ¡Que respeten la intimidad del camarada oso y sobre todo su identidad sexual! Creo que Zerolo debería encadenarse al oso y comenzar una huelga de hambre: Es vergonzoso que no sepáis que el oso es gay. (Pero no vale comer yoghurt y jamón de york, ¿eh?
Por lo del tio Pepe, gracias D.Enrique. En cuanto al post de la Os@,creí cuando lo oí en la radio que estaba dormido o soñando, constato que era cierto , pero ahora queda otra cuestión, si al final resulta que era osa, donde la situaran : en la calle o en el calle , sobre el suelo o la suela , junto a la acera o el acero. No , si al final va a resultar cieto aquello de que a las hormigas le gustan los edificios altos porque allí está el hormigón.
Un saludo desde Zaragoza
PD.- ¿estuvo Ud. hace años en San Juan del Hospital?
Apollo a Barbara con lo de la huelga de hambre.
Ahora entiendo por que "sinsorgada" sólo tiene versión en femenino.
Estas elementas...
Una buena lección de gramática. Esa es la diferencia entre el género y el sexo, que no es lo mismo que la diferencia que existe entre chico y chica y la que hay entre sillón y silla. De pequeños, esa diferencia la entendíamos perfectamente. Te decían que la silla no era una señora , sino que era un nombre femenino porque sí, porque llevaba el artículo la o una y de ella decías que era pequeña, bonita, coloradita ... Ahora los críos, con esa asignatura tan curiosa y obligatoria, no sé si se van a aclarar.
¡Reivindiquemos el epiceno!.
Hace tiempo me contaron que en una iglesia, el sacerdote hablaba de los primeros cristianos y comentó que "los echaban a los leones y a las leonas". Por no herir sensibilidades, se dicen cosas geniales...
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