El tren ya no hace chiqui-chaca chiqui-chaca como los de las películas ni silba (puuu-puuu) en las curvas. La verdad es que ni siquiera encuentra curvas cerradas como las de mi infancia.
El tren que me devuelve a Madrid desde Pamplona no es un AVE como el que va a Sevilla o a Valencia, sino un gorrión de vuelo corto y modestas pretensiones. Chulo sí que es, la verdad. Luce unos letreros electrónicos con informaciones perfectamente inútiles y tiene un aire acondicionado que congelaría a un esquimal.
La puerta del WC, o sea, del retrete ―que es palabra honesta, castellana y bien expresiva― se abre apretando un botón azul que está escondido para poner nervioso al usuario. El retrete, o sea, el WC, es pequeño y funcional. Para utilizarlo sería preciso recibir un cursillo previo como el que imparten las azafatas de vuelo en los aviones a base de gestos gimnásticos e instrucciones por la megafonía. Deberían explicarnos cómo podemos proceder en un cubículo tan estrecho sin correr el riesgo de sufrir contracturas cervicales.
Por lo demás, el tren es cómodo y silencioso. Si no fuese por el continuo alboroto de los teléfonos móviles incluso me animaría a echar un sueñecito; pero a mi derecha, al otro lado del pasillo, un caballero absolutamente calvo se complace en retransmitir en directo a través de su Iphone cada una de las incidencias del viaje.
―Sí, cariño; estamos llegando a Calatayud. La temperatura exterior es de 25 grados y medio. Yo bien. La quimio, como siempre, un poco molesta, ya sabes; pero menos que otras veces. Estoy bien, de verdad. No. No tengo nauseas. La azafata, encantadora, Y a mi lado hay un cura (perdone, padre). O sea que voy bien acompañado.
Un cuarto de hora después mi vecino desconecta el móvil y se interesa por lo que voy escribiendo en el IPad. Como a lo mejor no le hace gracia que yo también narre las incidencias del viaje, le digo que nada, que cosas mías, y se dispone a pegar la hebra.
―Tienen ustedes una clínica preciosa. Y lo mejor, las enfermeras.
Yo le aseguro que la clínica no es mía, pero me uno a su elogio a las enfermeras. De nuevo suena el timbre de su IPhone.
―Que sí, cariño. Ya estamos cerca de Guadalajara. La temperatura exterior es de 31 grados y el sacerdote es muy moderno. Tiene una tableta para tomar notas, como la de Lourdes.
Llegan las azafatas para rociar a los viajeros con zumo de naranja, café descafeinado o cualquier otro líquido incierto. También reparten auriculares, chocolatinas y servilletas húmedas para las manos. Para rezar el rosario, lo mejor es taparse los oídos con los auriculares.
El tren acelera la marcha camino de Madrid. Mi vecino sigue retransmitiendo el viaje. Ahora el interlocutor se llama Manolo.
―Nos encontramos a pocos kilómetros. Espera, que pongo el GPS… La temperatura exterior es de treinta y cuatro grados. ¿Yo? Muy bien. Muy animado, sí… A las dos y media. No te molestes. Lourdes me espera en la estación.
Misterios gozosos; quinto..., el Niño perdido y hallado en el Templo.
17 comentarios:
Bueno, lo mejor es que usted parece que se encuentra mejor, aunque tengo la impresión de que el tren le puso de mal humor. No se preocupe, el Valencia-Alicante suele ser mucho peor a veces en contenidos de fauna.
Supongo que todos esperamos que pueda hacer vida normal dentro de poco y que al moderno caballero del iPhone la quimio le ayude en su problema, que no debe de ser pequeño tampoco :)
¿Si miramos fijamente las fotos que las autoridades sanitarias ponen en las cajas de tabaco no nos darán quimio? ¿Y es muy caro el billete?
Lamento haber dado la impresión de que el tren me puso de mal humor. Todo lo contrario. Tampoco estoy "mejor". Me resulta imposible estar mejor.
Y no..., el billete no es caro para chicos de mi edad con tarjeta dorada.
Disculpar mi ignorancia pero no sé que significa "pegar la hebra", ¿quizá guardar silencio?
Pues mi impresión, es que el tren no le puso de mal humor, pienso que como dice, no se encontraba mejor y no sacó su "ingenio" para iniciar una de sus conversaciones que ayudan a pensar y reflexionar y prefirió quedarse en silencio y rezar. Espero que al menos un misterio fuera por su compañero de viaje.
Rezo por su mejoría.
MC
Oiga, perdón por ser cotilla, pero ¿Va usted también a la Clínica de Navarra, como su vecino? ¿Le están tratando de algún mal? En todo caso, ya sabe; lo mejor, la Ermita.
Creo que Kloster debería hacer el papel de portavoz y tranquilizar al público: no todo el mundo que viaja a Pamplona lo hace porque se encuentre mal. También hay otras cosas: san Fermín, el Camino de Santiago http://www.campus-stellae.org/ y muchas cosas más.
Me parto de risa con la cronica de su viaje!!!
Ayer tambien estuvimos de viaje... y reconozco que lo de rezar el Rosario en la cola de embarque me vino muy bien: en esos momentos tenia tentaciones de facturar a mi hija mayor en un vuelo a Singapur!!!!!
Desde luego, cuando está inspirado, está inspirado. Me parto con su descripción. Es verdad que con la vida que nos hemos montado es dificilísimo rezar. Y una pena que tenga que volver a este horno
Mucho mejor que su vecino fuera un impertinente, Don Enrique, le ha salido un post mucho más entretenido que si hubieran ido callados.
MC: pegar la hebra es entablar conversación, empezar un dialogo. Lo que da a entender es que el interlocutor de D Enrique tenía ganas de hablar.
Don Enrique: ¿Esta Ud. bien?
Estoy como una rosa. Punto final. ¿ok? Como bien dice Pascalle, Pamplona tiene otros atractivos además de la clínica. Yo, por ejemplo, me tomé unas pochas exquisitas en buena compañía. Además visité la ermita y los sótanos sorprendentes del edificio central de la universidad.
Pobre señor, el de al lado. Va solo a darse la quimio a Pamplona. Tiene pasta, pero no tiene quien vaya con él. Aunque hable por teléfono a voz en cuello (cosa feísima), me da un poco de lástima.
Bueno, a lo mejor su mujer no ha podido ir esta vez, y Lourdes tampoco, pero se preocupan y piensan ir el resto de las veces...
En cuanto al cura de al lado, espero que su viaje haya sido productivo y que su salud no se resienta de las gelideces que son norma en los trenes de la RENFE
Como veo que ha censurado mi comentario anterior (era la mar de inocente eh..., bueno casi) me limitaré a darle la bienvenida.
!!Qué bueno tenerlo por aquí!!
y convenza a D.AS para que siga con sus fabulosas colaboraciones y no solo en los momentos de fuerza mayor.
iPhones, iPads, iTrenes, iRetretes...
Hoy la palabra clave es de Oriente Medio: shalaha
Jajajajajajaj!!!!!! Muchísimas gracias por la crónica de su viaje. ¿Cómo que mal humor? Menudo sentido del humor tiene, que es distinto! Es buena idea la de los auriculares, creo que me voy a hacer con unos y la voy a poner en práctica mañana mismo.
Que espanto de viaje D.Enrique!!!!
ya sabe, lo de los disfraces tiene sus inconvenientes pero el pobre de la quimio hizo el viaje de su vida gracias a usted.
GRACIAS POR LA CRONICA
Ok. O como decimos en casa: oído cocina.
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