viernes, 23 de marzo de 2007

23 de marzo. Memoria de una amnesia


Desde hace mucho tiempo no celebro mi santo ni mi cumpleaños, sino el 23 de marzo, el día en que perdí por un instante todos los recuerdos, incluso el de mi propia identidad.
Me rompí la cabeza. Eso lo saben mis amigos, y hasta bromean con el aniversario, porque aseguran que antes del golpe yo era un estudiante mediano, y después “me volví” listo.
Ni que decir tiene que todo eso entra en el terreno de la leyenda.
No voy a recordar ahora los detalles del accidente, entre otras razones porque sólo sé lo que me contaron. Pero quiero evocar la angustia que sentí durante…, ¿cuánto tiempo? Quizá sólo dos o tres minutos.
Recuperé la conciencia. Abrí los ojos y vi a un par de personas con batas blancas y a un tercero que me miraba acongojado. Era mi padre. Intuí que tendría que conocerlo; que si no lo hacía, quizá me reñirían por maleducado o quién sabe por qué. Cerré los ojos y me hice el dormido.
No sabía nada. El disco duro de mi memoria estaba completamente vacío. Y el horror que sentí entonces era mucho más intenso, sin comparación posible, que el sufrimiento físico o el miedo a la muerte, que llegaba.
Luego he leído algo sobre la amnesia, y he visto películas que tratan este tema. Comprendo que es un recurso muy sugerente para hilvanar historias; pero nadie ha reflejado ese pánico al vacío, ese dolor de no ser, de estar muerto.
Hoy doy gracias a Dios por mi memoria, que, por cierto, es bastante buena. También por el recuerdo de mis errores: porque sé que son míos, y querría reivindicarlos como un terrorista cualquiera, para luego pedir perdón.
La memoria suele ser optimista: nos hace pensar que cualquiera tiempo pasado fue mejor, como escribió el poeta. Las fotos del recuerdo se tiñen de color de rosa, mientras uno cierra armarios y arroja basura por las alcantarillas del alma.
Sin embargo es mejor recordarlo todo: traer al presente, sin adornos, precisamente aquello que no querríamos haber hecho jamás. La Iglesia, que es muy sabia, nos invita a pedir perdón con tres golpes de pecho, mientras decimos: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Y es que nuestra “memoria histórica” es una tramposa y tiende a golpear sólo pechos ajenos.
Así que…, felicitadme. Hoy es mi auténtico cumpleaños. Y pidamos al Señor que olvide nuestros delitos. Esa amnesia divina, de la que, por cierto, habla la Sagrada Escritura, es magnífica, y se produce precisamente cuando tenemos el valor de recordar, cuando buscamos y amamos la verdad que nos hace libres.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues eso: que felicidades!! Yo si que no recuerdo nada de eso. Me faltaban mucho para nacer

Anónimo dijo...

Más felicidades. Es para hacer más fiesta, después de conocer semejante suceso, que continúe con nosotros, ayudándonos a darle al "coco" que es fundamental y poco corriente en estos tiempos.
Gracias por todo y que cumpla muchos más.

Anónimo dijo...

El primer anónimo soy yo, eh? Lo de no firmar fue involuntario.

Anónimo dijo...

FELICIDADES!!!!!!
De regalo, un link yanky sobre el día del Seminario http://www.youtube.com/watch?v=NX5X2cXMh0o
Estamos discutiendo en el trabajo el caso de las costaleras que no las dejan llevar el paso junto con hombres.

Anónimo dijo...

Pues me sumo a las felicitaciones de todos. Espero que lo celebre con un buen champagne!
Escriba algo de las costaleras que tiene gracia la cosa...

Anónimo dijo...

auch von mir herzliche Glückwünsche zum Geburtstag!

El payaso triste dijo...

MUchísimas felicidades.
¿Cómo no felicitar a mi gran maestro?
Me ha hecho recordar, al hablar de las fotos que se tiñen de color, un poema que tengo por ahí guardado. Lo colgaré en el blog mañana, en su honor.
Muchos abrazos.

El payaso triste dijo...

MUchísimas felicidades.
¿Cómo no felicitar a mi gran maestro?
Me ha hecho recordar, al hablar de las fotos que se tiñen de color, un poema que tengo por ahí guardado. Lo colgaré en el blog mañana, en su honor.
Muchos abrazos.

Enrique Monasterio dijo...

Querida Druckfehler (o sea, querida errata):
No vuelvas a escribirme en alemán suplantando a Kloster. Tiene mal carácter y se enfada.

Anónimo dijo...

lo comprendo, pero yo no he suplantado a Kloster.

Anónimo dijo...

Felicidades. Sabía que Marita (y otros) te felicitaban esta fecha pero yo no la tenía registrada. La apunto y así el año que viene no necesitaré leer tu "blog" para acordarme de eso, aunque seguramente lo seguiré leyendo si todavía continúas. Ojalá que sí.

Anónimo dijo...

MUCHAS FELICIDADES!!

E. G-Máiquez dijo...

Muchísimas felicidades, aunque yo nunca jamás olvido (a pesar de mi mala memoria) su santo. No hay por qué escoger: podemos celebrar casi todos los días, ¿no?

Anónimo dijo...

Muchas felicidades de mi parte, de la de Marta y de nuestro primer hijo aún no nacido y que ya está acumulando recuerdos, dicen.

Bernardo

Anónimo dijo...

Muchas felicidades para los que hemos tenido la suerte de contar con Ud. Cristina y Mariano

El payaso triste dijo...

Ya publiqué en mi blog la poesía en su honor.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Acaso a dios que brinde amnesia a nuestros corazones cuando se tiñe el alma, dios es el psicoanalista de los debiles que acuden a el en el momento mas frustante de sus vidas.