domingo, 7 de noviembre de 2010

CONSAGRACIÓN DE LA IGLESIA DE LA SAGRADA FAMILIA

HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI


En catalán:
Estimats germans i germanes en el Senyor:
«La diada d’avui és santa, dedicada a Déu, nostre Senyor; no us entristiu ni ploreu… El goig del Senyor sarà la vostra força» (Ne 8, 9-11). Amb aquestes paraules de la primera lectura que hem proclamat vull saludar-vos a tots els qui us trobeu aquí presents participant en aquesta celebració. Adreço una salutació afectuosa a Ses Majestats els Reis d’Espanya, que han volgut acompanyar-nos cordialment. La meva salutació agraïda al Senyor Cardenal Lluís Martínez Sistach, Arquebisbe de Barcelona, per les seves paraules de benvinguda i la seva invitació a dedicar aquesta Església de la Sagrada Família, suma admirable de tècnica, d’art i de fe. Saludo també al Cardenal Ricard Maria Carles Gordó, Arquebisbe emèrit de Barcelona, als altres Senyors Cardenals i Germans en l’Episcopat, especialment, al Bisbe auxiliar d’aquesta Església particular, com també als nombrosos sacerdots, diaques, seminaristes, religiosos i fidels que participen en aquesta solemne cerimònia. També adreço la meva deferent salutació a totes les Autoritats Nacionals, Autonòmiques i Locals, com també als membres d’altres comunitats cristianes, que s’han unit al nostre goig i a la nostra lloança agraïda a Déu.
Este día es un punto significativo en una larga historia de ilusión, de trabajo y de generosidad, que dura más de un siglo. En estos momentos, quisiera recordar a todos y a cada uno de los que han hecho posible el gozo que a todos nos embarga hoy, desde los promotores hasta los ejecutores de la obra; desde los arquitectos y albañiles de la misma, a todos aquellos que han ofrecido, de una u otra forma, su inestimable aportación para hacer posible la progresión de este edificio. Y recordamos, sobre todo, al que fue alma y artífice de este proyecto: a Antoni Gaudí, arquitecto genial y cristiano consecuente, con la antorcha de su fe ardiendo hasta el término de su vida, vivida en dignidad y austeridad absoluta. Este acto es también, de algún modo, el punto cumbre y la desembocadura de una historia de esta tierra catalana que, sobre todo desde finales del siglo XIX, dio una pléyade de santos y de fundadores, de mártires y de poetas cristianos. Historia de santidad, de creación artística y poética, nacidas de la fe, que hoy recogemos y presentamos como ofrenda a Dios en esta Eucaristía.
La alegría que siento de poder presidir esta ceremonia se ha visto incrementada cuando he sabido que este templo, desde sus orígenes, ha estado muy vinculado a la figura de san José. Me ha conmovido especialmente la seguridad con la que Gaudí, ante las innumerables dificultades que tuvo que afrontar, exclamaba lleno de confianza en la divina Providencia: «San José acabará el templo». Por eso ahora, no deja de ser significativo que sea dedicado por un Papa cuyo nombre de pila es José.
¿Qué hacemos al dedicar este templo? En el corazón del mundo, ante la mirada de Dios y de los hombres, en un humilde y gozoso acto de fe, levantamos una inmensa mole de materia, fruto de la naturaleza y de un inconmensurable esfuerzo de la inteligencia humana, constructora de esta obra de arte. Ella es un signo visible del Dios invisible, a cuya gloria se alzan estas torres, saetas que apuntan al absoluto de la luz y de Aquel que es la Luz, la Altura y la Belleza misma.
En este recinto, Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia. Así unió la realidad del mundo y la historia de la salvación, tal como nos es narrada en la Biblia y actualizada en la Liturgia. Introdujo piedras, árboles y vida humana dentro del templo, para que toda la creación convergiera en la alabanza divina, pero al mismo tiempo sacó los retablos afuera, para poner ante los hombres el misterio de Dios revelado en el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. De este modo, colaboró genialmente a la edificación de la conciencia humana anclada en el mundo, abierta a Dios, iluminada y santificada por Cristo. E hizo algo que es una de las tareas más importantes hoy: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza. Esto lo realizó Antoni Gaudí no con palabras sino con piedras, trazos, planos y cumbres. Y es que la belleza es la gran necesidad del hombre; es la raíz de la que brota el tronco de nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza. La belleza es también reveladora de Dios porque, como Él, la obra bella es pura gratuidad, invita a la libertad y arranca del egoísmo.
Hemos dedicado este espacio sagrado a Dios, que se nos ha revelado y entregado en Cristo para ser definitivamente Dios con los hombres. La Palabra revelada, la humanidad de Cristo y su Iglesia son las tres expresiones máximas de su manifestación y entrega a los hombres. «Mire cada cual cómo construye. Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, que es Jesucristo» (1 Co 3,10-11), dice San Pablo en la segunda lectura. El Señor Jesús es la piedra que soporta el peso del mundo, que mantiene la cohesión de la Iglesia y que recoge en unidad final todas las conquistas de la humanidad. En Él tenemos la Palabra y la presencia de Dios, y de Él recibe la Iglesia su vida, su doctrina y su misión. La Iglesia no tiene consistencia por sí misma; está llamada a ser signo e instrumento  de Cristo, en pura docilidad a su autoridad y en total servicio a su mandato. El único Cristo funda la única Iglesia; Él es la roca sobre la que se cimienta nuestra fe. Apoyados en esa fe, busquemos juntos mostrar al mundo el rostro de Dios, que es amor y el único que puede responder al anhelo de plenitud del hombre. Ésa es la gran tarea, mostrar a todos que Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia. En este sentido, pienso que la dedicación de este templo de la Sagrada Familia, en una época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si ya no tuviera nada que decirle, resulta un hecho de gran significado. Gaudí, con su obra, nos muestra que Dios es la verdadera medida del hombre. Que el secreto de la auténtica originalidad está, como decía él, en volver al origen que es Dios. Él mismo, abriendo así su espíritu a Dios ha sido capaz de crear en esta ciudad un espacio de belleza, de fe y de esperanza, que lleva al hombre al encuentro con quien es la Verdad y la Belleza misma. Así expresaba el arquitecto sus sentimientos: «Un templo [es] la única cosa digna de representar el sentir de un pueblo, ya que la religión es la cosa más elevada en el hombre».
Esa afirmación de Dios lleva consigo la suprema afirmación y tutela de la dignidad de cada hombre y de todos los hombres: «¿No sabéis que sois templo de Dios?... El templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros» (1 Co 3,16-17). He aquí unidas la verdad y dignidad de Dios con la verdad y la dignidad del hombre. Al consagrar el altar de este templo, considerando a Cristo como su fundamento, estamos presentando ante el mundo a Dios que es amigo de los hombres e invitando a los hombres a ser amigos de Dios. Como enseña el caso de Zaqueo, del que se habla en el Evangelio de hoy (cf. Lc 19,1-10), si el hombre deja entrar a Dios en su vida y en su mundo, si deja que Cristo viva en su corazón, no se arrepentirá, sino que experimentará la alegría de compartir su misma vida siendo objeto de su amor infinito.
La iniciativa de este templo se debe a la Asociación de amigos de San José, quienes quisieron dedicarlo a la Sagrada Familia de Nazaret. Desde siempre, el hogar formado por Jesús, María y José ha sido considerado como escuela de amor, oración y trabajo. Los patrocinadores de este templo querían mostrar al mundo el amor, el trabajo y el servicio vividos ante Dios, tal como los vivió la Sagrada Familia de Nazaret. Las condiciones de la vida han cambiado mucho y con ellas se ha avanzado enormemente en ámbitos técnicos, sociales y culturales. No podemos contentarnos con estos progresos. Junto a ellos deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia, ya que el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural. Sólo donde existen el amor y la fidelidad, nace y perdura la verdadera libertad. Por eso, la Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado; para que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente. Por eso, la Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar.
Al contemplar admirado este recinto santo de asombrosa belleza, con tanta historia de fe, pido a Dios que en esta tierra catalana se multipliquen y consoliden nuevos testimonios de santidad, que presten al mundo el gran servicio que la Iglesia puede y debe prestar a la humanidad: ser icono de la belleza divina, llama ardiente de caridad, cauce para que el mundo crea en Aquel que Dios ha enviado (cf. Jn 6,29).
Queridos hermanos, al dedicar este espléndido templo, suplico igualmente al Señor de nuestras vidas que de este altar, que ahora va a ser ungido con óleo santo y sobre el que se consumará el sacrificio de amor de Cristo, brote un río constante de gracia y caridad sobre esta ciudad de Barcelona y sus gentes, y sobre el mundo entero. Que estas aguas fecundas llenen de fe y vitalidad apostólica a esta Iglesia archidiocesana, a sus pastores y fieles.
En catalán:
Desitjo, finalment, confiar a l’amorosa protecció de la Mare de Déu, Maria Santissima, Rosa d’abril, Mare de la Mercè, tots els aquí presents, i tots aquells que amb paraules i obres, silenci o pregària, han fet possible aquest miracle arquitectònic. Que Ella presenti al seu diví Fill les joies i les penes de tots els qui vinguin en aquest lloc sagrat en el futur, perquè, com prega l’Església en la dedicació dels temples, els pobres trobin misericòrdia, els oprimits assoleixin la llibertat veritable i tots els homes es revesteixin de la dignitat dels fills de Déu. Amén.

 

11 comentarios:

DAVID DIAZ CRIADO dijo...

Otra vez sale el Papa en defensa de la vida...Ite ad Joseph.
Damos las gracias a Telemadrid que lo esta retrasmitiendo todo todo.

Anónimo dijo...

Pocos metros separan la Sagrada Familia del Hospital de Sant Pau donde hice la especialidad. Allí una madre que iba a abortar decidió no hacerlo cuando le indicamos antes de hacerse una radiografía de tórax que debía ponerse un mandil de plomo para protejer a la critura. Desde entonces, hace ya 20 años, siempre he pensado que el templo expiatorio de la Sagrada Familia , a estas horas Basilica, sería un lugar del que Dios se serviría acercar a Él las almas de los que han participado en un aborto y para expiar por ese pecado.
¡Que día mas grande hoy para este glob, para Barcelona y para el mundo entero!

Yomisma dijo...

Gracias Don Enrique. Esta me la he perdido en directo, pero la eo con gusto. Que emocionante, y directo. Viva el Papa!

Antuán dijo...

Hola: a los que hemos estado con la cabeza y el corazón y en la tele cuando podíamos escaparnos, hoy:¡salvese quien pueda! cada cual se organizó. Despues de tener la cena casi preparada. me cogí tres bolsas de pan y me fuí a preparar para hacer migas mañana aunque no tenga todos los ingredientes. pero bueno, disfrué pero ¡que preciosidad, la sagrada familia! cuanta luz. como bien dice el Papa. El si que sabe lo que dice: (he querido imprimir la holia d. Enrique pero soy más inutil que solo me salio la 1º hoja no quería ...hasta el final de sus días si le daba a todo). Es una Belleza que nos acerca a Dios; Las torres que apuntan hacia la luz. la altura. yo subí una vez cuando todavía estaba en obrras ea una, en una excursión. Que no podemos vivir de espaldas a Él. que locura. y que toque de simpatía cuando nos dice que cuando Gaudi se sentia sin medios para acabarla decia: san José la acabará. y que sea un Papa el que la consagre cuyo nombre de pila sea José. ¡que buenazo! Y las cosas bien claras la Sagrada Familia es "sagrada" Dejo paso a otros. que me voy aventilar.Adiosle

Antuán dijo...

Ah! por cierto llame a mi hermano para ver donde andaba cuando el Papa dijo, le conté que se había construido gracias a los arquitectos y los albañiles.
Pues claro,aunque el dice siempre que es encofrador pero se empieza mezclando cemento y arena. y yo pensaba que somos una mezcla de cuerpo y espíritu llamados a vivir con Dios, aqui en la tierra. ya. El templo es nuestra casa. pero estamos más tiempo en la calle y en el trabajo para eso ¿lo ha dicho el Papa? es igual. Somos templos del Espíritu Santo Adiosle.

Vila dijo...

Como siempre, no nos falla. Muchas gracias por las homilías escritas.

He tenido la oportunidad de oír en directo al Papa, pero como a una le falta entrenamiento, no viene nada mal tenerlas por escrito para hacer una lectura mas detenida.

Chon dijo...

Cuanto necesitamos recibir la gracia de Dios en la ciudad de Barcelona!

Antuán dijo...

Se acaba de ir. Ahora decían los comentaristas: a volar con el Papa. Y el rato más bueno que se ha pasado con los chicos y familias ¡que ricos! Mi corazón no ha podido resistirlo y recordar a mi hermano Josémanu; el otro día alguien me preguntó otra vez, murio a los 20 aunque tenía la mentalidad de un niño de 3, pero hemos compartido toda la infancia. Era un ángel siempre sonriente, tímido, lo compartia todo si selo pedías. tiene una bondad. que os voy a decir que no sepaís. Ahora a trabajar. Adiosle

Anónimo dijo...

Apoyo tu agradecimiento a Telemadrid y a Pensar por libre, claro. AC

Juanan dijo...

Si a mis compañeros los futuros arquitectos se les quedara la cuarta parte de las palabras del Papa...

Papathoma dijo...

Gracias por mantenernos informados y gracias a Dios por todo lo que nuestro querido Santo Padre ha dicho y hecho estos días.

A propósito de la crítica feroz de algunos, comentaban esta mañana en una emisora de radio nada "sospechosa" de ser afín a la Iglesia,que no se entendía la crítica encarnizada de algunos no creyentes; que debía de mantenerse una actitud respetuosa,puesto que a nadie estaba obligando el Papa a hacer algo a la fuerza.

Tienen razón...pero quizás no sepan que el Mal existe.