miércoles, 25 de mayo de 2011

Mendigos de Cielo


Hace seis meses ―no quise contarlo aquí― tuve ocasión de celebrar un funeral por un mendigo que acababa de morir en la calle. Asistieron seis o siete colegas suyos y amigos míos. Nadie más. Se emocionaron mucho a pesar de que ninguno de ellos tenía demasiado claro qué significaba aquella ceremonia.
Como estábamos solos en la cripta de una iglesia cercana, les fui explicando paso a paso la liturgia, desde el significado de los ornamentos sacerdotales hasta el beso en el altar y los gestos más insignificantes del rito. No hizo falta homilía, pero leí y comenté en dos minutos la parábola evangélica de los convidados a la boda del hijo del Gran Rey; aquella en la que los invitados rechazaron la invitación, y el Señor dijo a sus siervos:
―Las bodas están preparadas pero los invitados no eran dignos. Así que marchad a los cruces de los caminos y llamad a todos los que encontréis, sanos y enfermos, pobres y marginados…
Así me sentí aquella tarde, como el Rey que invita a una gran fiesta a los que más la necesitan. Éramos pocos, pero había de todo: un esquizofrénico, dos o tres alcohólicos…, qué se yo.
Fuimos muy discretos. Sólo pusimos una pequeña esquela pegada a la pared del lugar en que pedía limosna. Pero, desde aquel día, creo que somos algo más que amigos.
Traigo hoy aquí este recuerdo porque esta tarde ha fallecido una mendiga que asistió a esa Misa. Apenas tenía treinta años, quizá menos. Su vida ha sido muy vulgar. Deja tres niños de padres diferentes y el recuerdo de una mirada triste casi siempre nublada por el alcohol.
Esta mañana rezaré por ella, para que entre por la puerta grande en la Gloria. Y para que me espere en la puerta. Así podré pedirle un limosna de Cielo cuando me toque llegar allí.

18 comentarios:

Mercedes dijo...

D. Enrique, sus mendigos le harán un cortejo de honor, cuando le toque llegar allí. ¡Cuánto cariño y respeto! ¡Ojalá yo supiera verlos así!
Un saludo

Marina dijo...

Es triste, pero mucho más bonito que triste.

Me gusta seguir sus comentarios. Hace ya muchos años, en Mundo Cristiano.

Gracias.

Relicary dijo...

Uf, historia triste la de esta mañana, aunque no exenta de la Alegría de la Fe.

Ojalá esta señora vaya derecha para arriba, pues es mejor la ilusión del perdón y de dejar atrás algunas penurias de esta vida.

Ahora, solamente espero que esos tres aguiluchos no se queden desamparados, que les ayuden a seguir adelante. ¿Usted cree que alguien se habrá puesto en marcha?

¡Un saludo y buenos días globbers!

Anónimo dijo...

Que historia tan bonita, que ejemplo más grande. Eso si que es dar limosna. Porque siempre la asociamos a unas monedillas? Porque nos pica siempre la conciencia cuando se nos cruza en el camino un mendigo? Al menos para mi no deja de ser una laguna en mi vida espiritual. CUantos atajos para llegar a Dios, esa niña que cuenta, seguro que ha encontrado uno.

Benita Pérez-Pardo dijo...

:)

Clara dijo...

Madre mía, Evangelio puro. Remueve por dentro. Por qué ellos así y yo de esta manera. Sólo tengo claro que mi responsabilidad ante Él es enormemente mayor. Y se me olvida a cada rato.

Heteroayuda dijo...

Iba yo pidiendo, de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos; como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba, maravillado, quién sería aquel Rey de reyes. Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo. La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto, tú me tendiste tu diestra diciéndome: «¿Puedes darme alguna cosa?». ¡Ah, qué ocurrencia la de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo, y te lo di. Pero qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón para dárteme todo!

Vila dijo...

Yo también rezaré por esta chica, que si es la que tengo en la cabeza, deja a una bebecita de menos de un año. Y rezaré por sus tres churumbeles.

Menuda lección me ha dado con esta entrada… :del trato y respeto a los demás, del acostumbramiento propio a algo tan importante como la Santa Misa y de la cantidad de cosas que desconozco… y pensar sobre mi propia falta de dignidad con todo lo que he recibido. Caray.

Anónimo dijo...

Hoy nos das un testimonio de fe, con este escrito; nos invitas como el evangelio a salir a los cruces de los caminos, a invitar a aquellos, que quizas, no estén preparados con el traje de fiestas.
No Hace falta el traje de gala hace falta la fe, ya que el traje de fiesta no los propociona Jesús, que dío su vida por todos.
En Cristo hemos sido salvados.
Oramos por esta hermana, por sus hermanos, de comunidad de mendigos y por sus hijos,
Un Abrazo, elpidio

Anónimo dijo...

Qué entrada tan bonita.
En Asturias está cayendo ahora mismo una tormenta que da miedo. Y eso me hace pensar que habrá muchos que no tengan dónde refugiarse.
Es precioso devolverles una dignidad que ni siquiera les prestamos los que nos acercamos a ellos con cierto miedo a darles una miserable limosna. La dignidad de que se sepan queridos gratuitamente. Está claro que sólo Él la puede dar, y usted les dio la oportunidad de encontrarLe. Quién sabe lo que les susurró aquel día el Señor en sus corazones... por muy enfermos que estén.
Anabel

yomisma dijo...

Me da un poco de nosequé decir que donde yo vivo no hay mendigos. Ni borrachos. Al menos visibles. Hace tiempo mi hija que entonces debía tener 6 ó 7 años, me preguntó que dónde vivían los pobres. Era un misterio
Para ella, nunca veía pobres y en el cole y la parroquia se organizaban recogidas de ropa y otras cosas para "los pobres".
Ahora sí, en las fotos de nuestra boda sale el pobre de la puerta de San Miguel la mar de bien, en primer plano al lado de la novia.
(La palabra que me toca viene que ni pintada: pardn)

Papathoma dijo...

No suelo hacer comentarios cuando una de sus entradas me conmueve tanto.

Hoy hago una excepción para darle las gracias: por cuidarlos, por mostrarles el camino hacia el Cielo y por contárnoslo.

Maria Teresa dijo...

Muchas gracias. De sus antiguas entradas aprendi a tratar a los mendigos de mi rumbo. Ya se como se llaman, como a los amigos los saludos por su nombre y despues de darles alguna ayuda economica en la medida que puedo, les regalo alguna estampa y les pido que se acuerden de mi familia en sus oraciones. Un dia uno de mis hijos invito a uno de ellos -ya viejito- a comer a la casa y fue padrisimo ver como se desvivian por atenderlo sin importarles lo sucio que estaba. Deberiamos hacerlo mas frecuentemente.

Saludos y gracias

PABLO dijo...

Tengo que reconocer, Tío, que este me ha emocionado...

Antuán dijo...

Tambien yo quiero decir algo, no Rew más pero si que conozco a más de uno de esos que ni siquiera piden solo sonrien al verte pasar. y los ves con una bici mala y bolsas en el trasportin para reciclar o alguna botella de agua agria de la fuente de Puertollano. Ayer fui a Misa y delante de mi habia tres hombres y en el otro lado las mujeres luego detras cada cual donde quiera. el curita empezó: hoy ofreceremos la Misa por Florentino -un poner- y por mi abuela (silencio) bajo junto al altar donde la mesita del caliz y el vino y el agua, subió y simplemente añadió.: esque me lo acaban de decir. y siguio su Misa como si nada con homilia y todo, un poco más corta. No canto a pesar de que el del organo intentaba ensañarse porque la Visitación es la fiesta de la parroquia. Se retiro en silencio.
Le pregunté ¿como se llama su abuela? Felipa me pusieron asi por ella porque mañana es mi cumpleaños y el santo del dia es san Felipe Neri. Y eso es todo amigos. Una abuela con nieto sacerdote tiene buenas credenciales para entrar en el Cielo. Adiosle

Juanluís dijo...

Muchas gracias, don Enrique.

Joe dijo...

No entiendo y no entiendo ¿Porque para algunos tantos palos?¿Y a los que no que les espera? La historia es estremecedora. Gracias igual

Joe dijo...

¡No entiendo y no entiendo!¿Porque para algunos tantos palos? ¿Y a los que no que les espera?. Igual muchas gracias,es estremecedora la historia.