viernes, 16 de noviembre de 2012

En el año de la fe (23)

 Y subió al Cielo…




Si no hubiese sabido que “no puedes engañarte ni engañarnos”, como decía el viejo catecismo que yo estudié, habría pensado que tratabas de confundirnos.
―"Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos".
¿Recuerdas? Fueron ésas, según San Mateo, tus últimas palabras antes de desaparecer entre las nubes. No te extrañe que nos quedásemos todos boquiabiertos mirando al Cielo. Yo pensaba que era una broma, que regresarías enseguida. Tuvo que venir un ángel para desengañarnos.
―"Dentro de poco no me veréis, y un poco después me volveréis a ver…"
Estábamos cenando en la víspera de la Pascua cuando dijiste esas enigmáticas palabras. ¿Cómo no pensar que bromeabas, que querías jugar con nosotros al escondite antes de llevarnos contigo a la morada que ibas a preparar?
Lo entendí más tarde, el día de Pentecostés, cuando tu Espíritu empezó a vivir en el centro de mi alma y en la Iglesia entera; cuando tu Cuerpo sacramentado llenó los templos del mundo para ser alimento y compañía; cuando yo mismo te presté mi voz y mis gestos para traerte sobre el altar y perdonar los pecados; cuando te vi andrajoso, sentado en la puerta de la iglesia. 
Comprendí entonces que estás lejos y cerca; más allá de las estrellas y tan próximo como el aire me llena los pulmones y me da la vida. Sé que me preparas una habitación en el Cielo, pero estoy feliz con la que tengo aquí porque tú estás a mi lado.
Es preciso convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo. —Vivimos como si el Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas, y no consideramos que también está siempre a nuestro lado.
     Y está como un Padre amoroso —a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos—, ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y perdonando (…)
Preciso es que nos empapemos, que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor que está junto a nosotros y en los cielos. (Camino 267)

9 comentarios:

Cordelia dijo...

Es impresionante, en ocasiones abrumador.

Fernando Q. dijo...

Estas meditaciones, don Enrique, además de ser hermosas en el fondo, son tremendamente entretenidas en la forma, tan llana, directa y humana que, al leerlas, los misterios se resuelven con Esperanza y la Fe reconforta con sentido.
Fe con fundamento. Qué más se puede pedir...
Sabemos dónde está Dios, y dónde nos espera. Disfrutemos del camino hacia Él.

feliz Sábado a todos.

Maite dijo...

He descubierto este sitio por casualidad. Me gusta. No suelo trastear mucho el ordenador. Pero entrare con frecuencia. Me gusta estar con gente que me ayuda a crecer.

Antuán dijo...

Yo también tengo deseos de ir al cielo aunque de momento no tengo prisa, estoy bien aqui, sobre todo teniendo tarea. He de decir d. Enry que tambien tengo amistad con los mendigos, la semana pasada que stuve de correrias con mi hermana por el centro, la plaza mayor a uno de los pintores le pregunte si habia comido y di la mitad de la pizza que me agradeció y a otro el bocadillo que me hice porque habia que hacer gasto en el bar no habia nadie y eso. Adiosle

Anónimo dijo...

Qué bien que se explique el credo, nos vienen por mil sitios meditaciones que tratan del mismo tema... La verdad? ..uf, ya estoy un poco agotado (que no cansado),, Por eso, esta semanita haré lo siguiente:
Cogeré la primera palabra y la última, sin más. Creo, Amén.

Miriam dijo...

Dios cerquita cerquita
Gracias D Henry

Vila dijo...

Y cuando recibo a Jesús en la Eucaristía es cuando lo tengo más cerca de mí, está en mí. Y eso debe ser cómo un cachito de Cielo ¿no?.

Si comprendiera realmente lo grande que es eso...seguro que me dejaría de tantas estupideces, y me prepararía cada día mejor la siguiente comunión (debería de tener anhelos por la siguiente comunión). Hoy, no sé por qué, en la comunión, he entendido mas claramente que El estaba conmigo.

DAVID DIAZ CRIADO dijo...

Un poco simple pero...
C: Caridad
I: Inteligencia
E: Esperanza
L: Libertad
O: Oracion
Disfrutaremos mogollon...

yomisma dijo...

Vila, en la comunión no es El el que esta en ti, eres tu la que esta en El. El es más grande.