Me
despierto a las seis de la mañana y comprendo que el sueño no va a volver. Aún
tardará en clarear el día, pero el espectáculo que veo desde mi habitación es
incomparable.
Las
luces del puerto abrazan la ría como un collar llameante. El cielo parece
limpio de nubes. En el horizonte se enciende y se apaga la señal luminosa de un
barco que se acerca.
Me
viene a la memoria una afirmación de Benedicto XVI: “Creer no es otra cosa que,
en la oscuridad del mundo, tocar la mano de Dios, y así, en silencio, escuchar
la Palabra, percibir el amor”
Empiezo
el rezo de la liturgia de las horas.
5 comentarios:
Buenos días, buen día tenga usted.
Gracias.
Bueno con la frase de Benedicto XVI ¡...!
Que buena definición de Fe. Tocar la mano de Dios...percibir el amor.
Gracias.
Muchas gracias por ese pensamiento tan bonito. Tocar la mano de Dios en la oscuridad del mundo = Fe, ¡bravo!
Jo, qué preciosidad
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