No me resisto a transcribir el e-mail que he recibido esta mañana. Me escribe Ana desde Málaga. Ya hable sobre Ana hace un montón de años en un artículo de Mundo Cristiano. Entonces dije lo siguiente:
Ana era una chica cordial, charlatana, entusiasta…, y me temo que un pelín desconfiada. Un día descubrí que, además de cantautora, también era poeta, y me enseñó unos papeles repletos de vida y sensibilidad.—¿Qué vas a hacer cuando termines la carrera?, le pregunté.—Yo lo que quiero es comprarme una ambulancia y recorrer Cádiz buscando enfermos.
Han pasado muchos años desde aquella conversación. Ana encontró su ambulancia y un buen copiloto con el que se casó hace tiempo. Hoy me entero además de que tiene un niño de casi tres años, que es el protagonista de esta anécdota:
Camino del cole, Jose me dice:―Mama me he hecho pupa―Vaya José―Si , cuando estoy con la Virgen no me caigo pero si me suelto de la Virgen, me caigo.Y tras semejante axioma de teología se queda mirando tan pancho por la ventana del coche.
9 comentarios:
Podemos poner en un altar al enano? o es demasiado pronto?
Podemos!,Igo.
¡Qué preciosidad! ¡Vivan los niños!
Los niños son los teólogos en pequeño mas sabios que he visto. Doy catequesis, y ya he decidido que voy a escribir sus respuestas... tienen hilo directo con Dios...
Me alegro que Ana encontrase la ambulancia y con quien compartir su misión yo también tengo que dar ¡Gracias a Dios! de estar haciendo lo que quiere y lo que me gusta: hacer felices a los demás con mi trabajo. Adiosle
La lógica de estos angelitos derrite a cualquiera ... Algunos angelitos de veinte años ¡ya! tienen que dejarse derretir también.
Gracias a Ana y a José que han puesto palabras a lo que tanto necesitaba. Si me suelto me caigo.
Ana ha tenido un momentazo estelar de esos que nos da la vida a las madres cuando vemos que los hijos van interiorizando nuestras enseñanzas, y Jose ¡qué precocidad! La mamá y su "copiloto" que la acompaña en la difícil tarea de "guiar" tienen mucho que ver.
Ana: Jose sabe bien que con la Virgen de la mano no se caerá; pero no te olvides de decirle que si se llega a caer alguna vez, tú siempre estarás para recogerle...
Y como siempre, gracias por sus letritas Padre.
Precioso. Pero qué razón la del niño aun sin saber lo que dice.
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