viernes, 14 de marzo de 2014

Olvido


He hecho una escapada a Madrid y acabo de regresar a La Acebeda. Abro la mochila para sacar el IPad y compruebo que no está. Sin duda me lo he dejado en casa sobre la mesa de mi dormitorio. También he olvidado el Kindle.
El problema no es grave. Mañana por la mañana tengo una cita en Madrid y no me costará nada recuperar esos aparatos.
Entonces, ¿por qué me siento como si estuviera desnudo? Es verdad que en esos mágicos juguetes guardo los apuntes de las asignaturas, un centenar de guiones, el breviario, el misal y un montón de libros de todo tipo; pero, no nos engañemos, con un boli y un folio en blanco me basta para afrontar con dignidad los problemas más urgentes.
Sin embargo, la ansiedad persiste y me viene a la memoria un incidente lejano que quizá tenga algo que ver con mi penosa situación de hoy.
Eran las nueve de la noche de un día del mes de octubre de 1983. Aquella tarde había estado dentro de un confesonario casi tres horas seguidas. Al final predique una meditación y, al acabar, salí a la calle. Era el momento de regresar a casa. Metí la mano en el bolsillo en busca de tabaco y comprobé que, en efecto, había un paquete, pero estaba completamente vacío.
Por entonces yo consumía unos 25 pitillos al día, y aunque, mientras estuve en el confesonario no sentí el menor deseo de fumar, nada más respirar el aire fresco de la calle, comprendí que si no me echaba un cigarro cuanto antes sería el hombre más infeliz del mundo.
Me dije que era absurdo, que había aguantado cuatro horas sin humo y sin el menor síntoma de ansiedad. ¿Qué importaba esperar otros veinte minutos antes de llegar a casa? El argumento no me tranquilizó y, para colmo, era sábado. Los estancos estaban cerrados y en aquella zona de Madrid no había máquinas de tabaco ni nada por el estilo.
Terminé fumándome un purito habano, pequeño pero sabroso, que me regaló el  escolta de un ministro del gobierno socialista, que vivía en un chalet vecino.
―Fúmeselo, padre ―me dijo condescendiente―; a mí me sale gratis. Mi jefe los recibe desde Cuba.
Era un puro de izquierdas. Debía haberle sacado más partido; pero unos días después ―el 7 de noviembre― dejé de fumar para siempre.
 

17 comentarios:

Antuán dijo...

Hay gente que ha dejado de fumar por la crisis. Mi hermano y mi cuñada lo dejaron hace tiempo ahora se los lian y van rellenando la caja de donde cogen ellos, el chico y la novia. No debe ser tan fácil dejarlo. Y de los aparatos ni se preocupe estarán donde los dejó, yo siempre que pierdo algo acudo a mi ángel de la guarda, él está siempre conmigo. Adiosle

Almudena dijo...

Me encantan sus anécdotas. Me ha recordado a la frase de S. Francisco: "Bendita sea la hermana pobreza, tan noble, que tiene a Dios por servidor". Siempre que siento que me falta algo, me la digo por dentro y me alegra mucho

Maite Zgz. dijo...

Ay que bueno, me ha encantado el final. Ojala! alguien me ofrezca un purito de esos para dejar de fumar
rápidamente, tengo interés en ello.
Don Enrique, la ilustracion de la entrada, es bonita, triste, pero con
mucho significado.


Anónimo dijo...

A ver, a ver. Por partes:

a) ¿Dejó usted de fumar como consecuencia de la ansiedad de días atrás, o por otra circunstancia? Porque no es lo mismo; ya sabe usted que se fuma con la cabeza, o sea, que la adicción es sobre todo mental, y no tiene que ver con otras, como la de la heroína o el alcohol (nunca se ha visto a un fumador atracando un estanco o presa de delirium tremens).

b) No significará esta anécdota que piensa dejar para siempre la tableta y el teléfono móvil, ¿verdad?

Enrique Monasterio dijo...

Respondo: dejé de fumar porque el 7 de noviembre era el cumpleaños de mi madre y ella me pidió ese regalo; pero la "anécdota" me hizo recapacitar. Pensé que no podía ser tan difícil. Y, en efecto, no lo fue.
Por otra parte mis anécdotas son como son; no pretendo sacar moralejas.

Anónimo dijo...

Oh, pues yo sí que había sacado una enseñanza, D. Enrique, relacionando el texto con la ilustración: No pongas el corazón donde no debas ponerlo, porque al final no sabrás lo que es importante y lo que no lo es.

Uf, a lo mejor me he pasado.

Cordelia dijo...

Al anónimo de las 20:05, por lo que tengo entendido el tabaco es mucho más adictivo que la heroína. Lo que pasa es que era ( ya no, posiblemente) mucho más barato y más fácil de encontrar en cualquier parte. Siempre podías contar con que algún fumador desconocido te diera un piti, con ese sentido de compañerismo del que alguna vez ha tenido el mono.
Yo lo dejé hace tres años largos, y aún lo echo de menos. Y me sigue gustando el olor del tabaco. Y cuando tengo cerca una persona fumando, lo paso regular porque me apetece...

caminando dijo...

El otro día me dejé la tablet en un banco... No me di cuenta hasta después de 3 min, que pensé, uy algo me falta... Ya forma parte de nosotros.. Son nuestra segunda cabeza, memoria...

Papathoma dijo...

Yo sí que he visto a un fumador "atracando" una máquina expendedora de tabaco a altas horas de la noche; salir a la calle en pijama y con el abrigo encima a la búsqueda y captura del pitillo; no tener mechero, vivir en el quinto pino y acabar encendiendo un cigarro en la vitro...y muchas cosas más que no recuerdo pero que mis amigos fumadores seguro que sí!

Ana dijo...

FELICITACIONES PATER !!!!!!!!
Es una de las mejores decisiones que pudo haber tomado en la Vida, y por pedido de su madre más...
El cigarillo te mata día a día, realmente es todo un logro haberlo dejado para siempre...
CONCLUSIÖN: Muchas veces en la Vida dependemos de objetos materiales que nos atan. Debemos aprender a vivir sin ellos, aunque sea unas horas y APRENDER A SER FELICES SIEMPRE...

Maite Zgz. dijo...

Don Enrique, con su permiso, yo creo
que le he entendido muy bien. En ocasiones, nos cuenta cosas, serias
pero a la vez, con ese sentido del
humor que tienen las personas inteligentes.
Por favor, no se olvide nunca su ordenador y, el escribir en él, que haríamos nosotros sin poder leer su
Globo.Yo no se mucho si pego aquí, leyendo y escribiendo, pero me hace mucho bien.
Gracias.

yomisma dijo...

Curioso...hace unas semanas, en un congreso de cáncer de pulmón, uno de los científicos especialistas en esta enfermedad dijo que el 80% de enfermos de cáncer de pulmón NO han sido nunca fumadores.
Dejad de fumar por que causa cáncer ya no es una excusa válida.

Todoslosnombres dijo...

Mis ocurrencias nunca me llevaron a hacer ese magnífico regalo a mi madre, así que lo mío para dejar el fumeque fue ¡de infarto!. A "madame ansiedad", muy terca ella, hay que ponerla en su sitio desde el principio como usted ha hecho con sus bártulos olvidados.

Y dijo, no sé quién: "El tabaco no mata, mata la vida"

¿Qué será del buen escolta? El ilustre escoltado quizás ahora fume cigarrillos tipo "Slim". Hubo tiempos de puro y rosas.

Gracias por sus letritas; me han hecho sentir nostalgia de aquellas volutas...

Anónimo dijo...

Soy de la opinión de que no es necesario tener tantos artilugios...

Vila dijo...

Muy bonito regalo, de verdad.
En mi caso dejé de fumar en cuanto intuí que estaba embarazada de mi hijo mayor, ya van para 12 años y tan contenta.

1983, ¿no saldría usted de un chalet del Viso, en concreto del Roca? Es para encontrar sentido a eso que dice del guardaespaldas del dirigente socialista

yomisma dijo...

Vivía un dirigente socialista al lado del Roca?

Fernando Q. dijo...

un puro de izquierdas, que bueno!!

antes los puros eran de derechas, burgueses...para que veamos, la lucha de clases trae sorpresas liadas.

Yo llevo nos años sin fumar, y le doy las gracias a Dios por darme fuerza de voluntad y entendimiento.