domingo, 11 de mayo de 2014

En vuelo con Mohamed




Si contara con detalle todo lo que yo creo que ocurrió en el vuelo de Air Europa UX9651 que me trasladó desde Las Palmas a la Península, probablemente me tildaríais de fabulador o incluso de mentiroso. Pero repito lo que he dicho en tantas ocasiones: no sabemos mirar, escuchamos poco y vamos a lo nuestro. Así no hay forma de pasárselo en grande.
Los pasajeros que circulan por los aeropuertos recuerdan a las grandes multitudes que entran en tropel en El Corte Inglés cuando empiezan las rebajas. El espectáculo es fantástico pero los actores no se enteran; nadie mira al que está a su lado. Lo único que importa es hacerse con la última blusa. Dos clientes acelerados pueden chocar en un pasillo y no enterarse. Ni siquiera se detendrán para pedirse perdón. Son como murciélagos cegatos o como zombies sordos, incapaces de relacionarse con los de su especie.
En el aeropuerto de Las Palmas dos grupos de personas muy diferentes galopan en direcciones opuestas. Los que llegan por mi derecha acaban de enterarse que su vuelo ya no sale de la puerta A5 sino de la C19. Los de mi izquierda, alemanes en su mayor parte, saben ahora que para tomar su vuelo a Dussendorf deben ir justo al extremo opuesto del edifico.
Yo. que me encuentro justo en el centro, doy cuenta de un Nestea mientras aguardo a que aparezca la letra y el número de mi vuelo en el panel que tengo en frente con la ansiedad de un jugador de bingo.
En ese momento llega el primer gigante.
―Oh, no ―me digo―, otro equipo de baloncesto.
Una voz femenina me invita a embarcar por la puerta A11. Qué casualidad, es justo la que tengo frente a mí. Como los demás pasajeros han recibido otra información, entro en el avión solo y busco el asiento F15, que está junto a la salida de emergencia. Es un asiento largo en el que mi fémur puede acomodarse sin problemas. A mi izquierda y delante hay once plazas más para gigantes. Ya sé quiénes las ocuparán.
Aparece Mohamed, el chaval de la foto, que se deja hacer un selfi como prueba de que no miento. Tiene veintidós años y mide dos metros y pico de largo.
―Tú serás Pivot, ¿verdad?
Me dice que sí entre carcajadas, pero que su amigo ―otro gigante americano que se sitúa delante de mí― marca más puntos.
―Es un mago del rebote.
El reboteador protesta, y dice que no, que Mohamed es el bueno.
Mohamed resulta ser un tipo divertido que ha aprendido un español con acento canario de Chicago. Asegura que el equipo va mal, que corre peligro de bajar, pero que él ha anotado ya más de 120 puntos.
―Usted reza para que mañana ganamos a Albacete, ¿ok?
Le digo que bueno, pero que también él tiene que rezar antes y después de los partidos.
Así comienza la conversación, que se prolongará más de una hora. Hablamos de lo que hará cuando deje el baloncesto, de sus estudios, de Dios.
―Piensa que la vida es más grande que la canasta.
Se ríe, y, cuando hablamos de Yago Lamela, un atleta de élite que no fue capaz de remontar el vuelo al terminar su carrera deportiva, se pone muy serio y me promete que estudiará, que tratará de prepararse una buena salida.
El avión abandona el Atlántico y entra en la Península por el Golfo de Cádiz. Mohamed despliega la mesita, se dobla sobre sí mismo, y, con la cabeza en apoyada en la mesa, se queda profundamente dormido. 


9 comentarios:

Papathoma dijo...

Cualquier día lo vemos de Capellán de un equipo de baloncesto -o de varios-.

Maitezgz dijo...

Me ha encantado.Que agradable resulta el poder leerle Don Enrique.
Con avidez y una sonrisa.
Pero que suerte tienen todas esas
personas que se cruzan en su camino,
y no le digo nada, las personas que
lo tienen como cura de cabecera.
Bueno yo con su permiso, Don Enrique
le tengo como cura de urgencia, que aunque no sea de cabecera, me atiende
siempre.Gracias.
Por cierto: la entrada del día 8,
"Cómo facturar los buenos propósitos",me ha emocionado, (bueno me pasa con casi todas) pues como le decía, sus palabras dan energía y ánimo para seguir hacia adelante.

antuan dijo...

Interesante yo también conozco un
Mohamed más pequeño que le gusta el fútbol. Adiosle

Jacinto dijo...

Para su próximo encuentro con otro deportista de élite:

http://inspirinas.com/2014/04/17/10-razones-por-las-que-desearas-que-tu-hijo-no-sea-el-futuro-messi/

Ro dijo...

ojala tengamos todos ese afán de no perder la ocasión de hablar de Dios. Muy buena la historia. gracias

Enrique Monasterio dijo...

Jacinto: mira esto: http://pensarporlibre.blogspot.com.es/2014/04/diez-razones-o-mas.html

pacita dijo...

Y yo tambbien tengo un Mohamed en casa....q hago con él??? Sale con mi hija María y por el momento dice q no come carne.

Sebastian Flyte dijo...

Pues a mí, la verdad, no me importaría nada que lo que es mi hijo fuera Messi. O incluso Messi y Ronaldo a la vez. Luego, ya lo habría educado yo para que usase el dinero generosa y solidariamente como enseña el Papa Francisco.

Jacinto dijo...

Sebastian estoy contigo, vamos a centrarnos en educarlos bien, que si quieren/pueden ser como Messi,o mejor Ronaldo :-), que lo sean, pero con la cabeza bien amueblada. Vi una charla en TED de una niña que decía "Los mayores siempre me preguntan que quiero ser de mayor, y yo siempre respondo yo quiero ser feliz".