Blasfemias como níscalos
—En España está de moda
vivir a la moda.
Lo dijo hace muchos años mi
tía Pili y las cosas no han cambiado desde entonces. No seguir la moda equivale
a parecer reaccionario, probablemente fascista, talibán y franquista. Siempre fue
tiránica la moda, pero nunca tanto como en estos turbulentos años que nos ha
tocado vivir. Se conoce que, como carecemos de auténticos maestros y nuestras
seseras están limpias de ideas originales, el único referente intelectual es "lo que se lleva", el último grito,
el postrer escupitajo. O sea, la moda.
Ahora está de moda
blasfemar, y hacerlo en público, a ser posible ante las cámaras de televisión o
en medio de una selva de micrófonos ávidos de titulares. Hay que insultar de la
forma más soez posible a Dios, a Jesucristo, a la Eucaristía, a la Virgen
Santísima, y ya, de paso, al Papa, a los obispos, a los curas…, que se lo
tienen bien ganado.
Blasfemar mola. Te da
prestigio progre, y sale gratis. El blasfemo sabe que los católicos ya no nos
rasgamos las vestiduras, tal vez por temor a los resfriados otoñales. Si uno
blasfema contra Alá o su Profeta, corre el riesgo de que le rebanen el pescuezo
con un alfanje, pero el Papa y los obispos son inofensivos, no se querellan
jamás y los cristianos, que tal vez deberíamos defenderlos, somos tolerantes y amamos
la libertad de expresión en todas sus formas.
Estos días brotan los
blasfemos como los níscalos en los pinares. Estamos en tiempo de setas y de
capullos florales. Hay capullitos de vida efímera que necesitan blasfemar de
vez en cuando para tener un minuto de gloria en la tele. Los hay que pretenden
ir "en listas" para las próximas elecciones y suponen que una pequeña
blasfemia seráel clavel en la solapa que necesita su exiguo currículo. Hay
blasfemos que parecen payasos patéticos repudiados por el club de la comedia, y
blasfemos anónimos que pululan por la red como moscones. Son como esos niños
vergonzosos que un día se atreven a asomarse a la ventana y chillar ¡cacaculopedopís! y se vuelven a
esconder colorados como amapolas.
¿Qué podemos hacer ante
tantas y tan sorprendentes manifestaciones de fe? (De eso se trata, por
supuesto; para blasfemar hay que creer en Aquél a quien se insulta). Yo lo
tengo claro: cada vez que oiga o lea una blasfemia, diré en voz baja —o en alto, si
se tercia— un piropo a la Virgen o al Señor presente en la Eucaristía.
Sospecho
que al Diablo no le hará mucha gracia y tal vez se ocupe de que termine la moda
de las blasfemias.
14 comentarios:
Hola Don Enrique.Me ha gustado leerle como siempre. Yo también hago eso cuando alguien blasfema,desagravio con algo bonito y que se fastidie el diablo. Un abrazo.
Pues yo hago lo que hacía mi madre; murmuro un "perdónale, Señor, que no sabe lo que dice", y luego rezo un avemaría por el blasfemo ("para que se fastidie", decía ella). Y si está presente, le suelto un "¡a ver esa boquita!" en plan pueblerino, y así no queda tan mojigato.
Pues no sé si hago bien, pero suelo dirigirme al interfecto y preguntarle qué necesidad hay de blasfemar. Y si no lo entiende le pregunto qué le parecería si yo dijera eso de su madre?, pues es que usted lo acaba de decir de la mía!...No suelo conseguir nada del " interfecto", a veces hasta se me pone chulo, pero sí de la gente de alrededor que la mayorîa apoyan el gesto. Tomo nota de lo demás.
Excelente estrategia... La voy a copiar!!
"Ahogar el mal en abundancia de bien". Lo decía san Josemaría tan clarito...
Justo hoy, hablando del cretino que ha excretado por su boca lo que opina de la fiesta nacional, la Virgen del Pilar y todo lo que se le ha ocurrido, decía una: se creerá que le va a dar puntos para el infierno....
Yo, cada vez que alguien dice ¡Hostia! me pongo a tararear aquella canción que dice... pura, hostia santa, hostia inmaculaaadaaaa, seas por sieeempreee bendita y alabaaadaaa... y me quedo tan pancha.
Esta opción me gusta mazo. La adopto.
Es una pena pero es así, hay gente que lo hace por ignorancia. Una vez vino a casa un gitano -no tengo nada contra ellos, me caen bien- iba recogiendo trastos viejos y se le escapó : la HOSTIA. Lo pongo a propósito en mayúscula. ¿Tu sabes lo que has dicho? Lo dice todo el mundo. Pues que sepas que es el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Ya Puedes buscarte otra exclamación, porque esto significa mucho y tu eres una persona buena. Adiosle
Antian, tú también eres una persona buena. Tanto que nos enseñas....
Sí que es bueno Antuán, sí...
don Enrique le copio la idea: por cada blasfemia una jaculatoria. Y el Malo que se joastidie!
Bueno, eso de que blasfemar es gratis... Hace poco hablaba yo aquí sobre ello, solo que refiriéndome a la murmuración y difamación. Con respecto a la blasfemia pienso lo mismo.
Don Enrique, nos da una manito con una lista de piropos a la Virgen o al Señor presente en la Eucaristía. Cosa que salgan rápidos como saetas.
¿Quieres, en serio, que yo te dicte tus piropos? Ni lo sueñes. Tienen que salirte del alma.
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