En el Opus Dei sabemos celebrar las
fiestas y disfrutar con ellas de la mañana a la noche.
A las ocho y media he predicado la
meditación y he recordado a los asistentes la historia del nacimiento de la
Obra, los "barruntos" del fundador a los catorce o quince años, su
entrega a ciegas cuando decidió hacerse sacerdote "para estar
disponible", la luz del 2 de octubre de 1928 y los síes de San Josemaría a la llamada inequívoca de Dios.
Después celebro la Santa Misa. Es todo lo solemne
que cabe en una convivencia de este tipo. Los ornamentos, los vasos sagrados,
los distintos paños litúrgicos, los manteles del altar y hasta las vinajeras visten de fiesta grande.
En el desayuno hay tortitas con nata,
que yo no tomo por estrictas razones de geometría. Me refiero a las peligrosas curvas que aparecen en el abdomen al menor
descuido.
A las once, clase de teología sobre el Misterio de la
Santísima Trinidad. Algunos alumnos-pelota incluso aplauden al final; supongo
que están bajo los efectos caramelizados de las tortitas.
Terminada la clase, un paseo por los
alrededores. La Sierra luce deslumbrante bajo el sol. Desde la terraza de La
Acebeda, con ayuda de los prismáticos, contemplo a lo lejos la silueta de las
cuatro horrendas torres de Madrid, que parecen tiritar entre la bruma de la
contaminación urbana.
Después de un aperitivo sencillo y
creativo, entramos en el comedor. La administración se ha esmerado, como
corresponde y yo trato de no poner en peligro mi atlética complexión que tantos
envidian.
La Exposición solemne del Santísimo con
el rezo del Te Deum, que es un grandioso
himno de acción de gracias a Dios, culmina la celebración del 2 de octubre a
media tarde. La custodia pesa más de lo previsto. Habrá que decir que no es apta para
sacerdotes ancianos. Yo aún puedo con ella.
Escribo este diario a las nueve menos
diez de la noche. Acabo de dar una clase sobre Jesucristo, y esta vez no ha
habido aplausos pero sí atención. Ahora toca seguir disfrutando de los treinta
y dos asistentes a la convivencia.
Supongo que, después de cenar, tendré
que llevar yo el peso de la tertulia.
12 comentarios:
Digo yo que un día es un día y se puede uno olvidar de las cuestiones geométricas. Al menos, eso he hecho yo...
Muchas felicidades a todos los que se den por aludidos.
Un abrazo
Toñi, seguro que comprendes que no publique tu comentario. Te diría tantas cosas a solas si conociera con detalle tu situación y tu correo electrónico. Ahora solo puedo invitarte a que me escribas y me lo cuentes.
En cualquier caso, muchas felicidades a ti también. Y ten esperanza: todo se arreglará.
Diario de un día de fiesta II.Recordando viejos tiempos que son siempre nuevos.
(¿Nos contará algo? ¿una cosilla al menos?)
Hoy he estado en unas instalaciones de la Universidad de Cambrige, en Fisher House, escuchando una charla sobre "El Opus Dei para curiosos. Charla seguida de preguntas y respuestas". La fiesta continua. Que bonitos son los flamencos al atardecer. Llevan traje de fiesta siempre. Pero son currantes y se meten en el barro para ganarse el pan. Eso si con elegancia. Hay muchos cuando se recoge el arroz en la marisma huelvana. Y allí estan ellos con su pico excavadora sin problemas de geometria en el plano axial.
Me quedé con las ganas de esa Tertulia...
Me he sonreído al leer esta entrada nueva, que se agradece.
Desde la bonita Granada, un abrazo, Don Enrique.
Soy muy despistada pero, en todo caso, para mi fue un descubrimiento de hace unos dias: el tono azul del blog. Es relajante y fresco. Me gusta el contraste con el otoño fresquito en el que hemos entrado un poco de golpe.
Y otra cosa que me fascina, es que lo de demostrar que no eres un robot, no es obligatorio.
Toñi, no te lo pienses, escribe a don Enrique. Por experiencia.
Voy con retraso, pero hoy también es un buen día para felicitar: la Virgen del Rosario.
Me contaron una anécdota de una mamá de familia numerosa que iba con sus hijos en el coche y los mayores se metían con el pequeño diciéndole: "Tú no te sabes el móvil de mamá". El pequeño harto ya les dijo: "Vale, no me sé el móvil de mamá, pero me sé el móvil de la Virgen". Y los otros: "¿Ah sí. Y cuál es el móvil de la Virgen, a ver?" Y el chavalín les dijo el Avemaría.
Llamemos hoy (y siempre) mucho al móvil de la Virgen, que nunca está apagado o fuera de cobertura.
Y no me vendrían mal unas oraciones por mi marido, que nos dio un susto el jueves pasado y nos hemos pasado cinco días en el hospital. Ya estamos en casa, gracias a Dios, y con la situación controlada, pero por si acaso... Gracias.
Me encanta lo del móvil de la Virgen! Merche, rezando y un abrazo.
Merche, cuenta conmigo. Y si me necesitas ya sabes que somos paisanas!. Genial lo del Móvil de la Virgen!!.
Alejandra ¿somos paisanas? ¿Y lo se? ¿Desde cuándo lo se? ¿Cómo fue? No me acuerdo de nada.
En cualquier caso somos paisanas de globo.
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