domingo, 15 de junio de 2008

La pelota


—No se esfuerce, Páter, yo sólo creo en la pelota, ¿me entiende?

Han pasado más de treinta y cinco años. El famoso delantero ejercía por entonces como entrenador y tuvo un contacto breve conmigo. Me dijo que en el jardín de su casa pondría una “estatua” a la pelota, porque ella había sido su vida entera.

Sigo rezando por él. Hace poco le oí unas declaraciones en las que venía a decir lo mismo; pero lo noté triste, consciente de que la vida debe ser algo más redondo que un balón.

Ayer volvió a ganar España. En la Plaza de Colón la pelota era dios. El Almirante, desde su estatua, miraba más lejos.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Personalmente prefiero las miras del Almirante que las del famoso delantero. Por eso, disfruto de los partidos de futbol, pero allí se queda. Algunas veces hacen lo que saben muuy bien, otras no tanto, pero de cualquier forma cobran. No nos pasa a todos lo mismo.
Ojalá Dios de al famoso la oportunidad de cruzarse con usted, otra vez, o de que alguien le abra el horizonte visual, será felíz y no querrá poner una estatua al balón en su jardín.