miércoles, 25 de abril de 2012

El presidente de Chile defiende la vida




De acuerdo, esto es muy largo y he estado a punto de hacer unos pocos recortes; pero, al fin, me he decidido a reproducirlo entero. Se trata de una intervención del Sebastián Piñera, Presidente de la República de Chile, en defensa de la vida humana y en contra de la legalización del aborto. Vale la pena leerlo y aplaudirlo.

No es corriente, por desgracia, que un jefe de Estado hable con tanta claridad sobre este asunto.


He seguido con mucha atención el debate sobre el aborto, luego que la Comisión de Salud del Senado aprobara tres proyectos de ley, tendientes a despenalizarlo, bajo ciertas circunstancias.
Antes de expresar mi posición respecto del fondo, creo útil y necesario hacer dos consideraciones de forma.  La primera, es que este es un debate legítimo y necesario en una sociedad democrática y plural como la nuestra.  La segunda, es que no debemos plantear este debate presumiendo mala fe o descalificando al contendor, sino argumentando, con respeto y seriedad, en base a principios, convicciones y la búsqueda del bien común.
Respecto al fondo, como todo el país sabe, soy contrario a la legalización del aborto por múltiples razones y de diversa naturaleza.  Me asiste la tranquilidad de ser ésta una posición que he mantenido en público y en privado, durante toda mi vida, incluido el período en que fui Senador, dos veces candidato a la Presidencia, y así quedó consignado en los respectivos programas presidenciales, y que hoy ratifico como Presidente de la República.
Esta firme y clara posición se sustenta en argumentos de distinta naturaleza.  Primero, de carácter jurídico.  Nuestra Constitución Política asegura a todas las personas el derecho a la vida. Y tanto la Corte Suprema como el Tribunal Constitucional han fallado invariablemente que, de acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico, el niño por nacer (nasciturus) es también una persona, cuya vida debe ser protegida. Y por si esto fuera poco, la propia Constitución le encarga al legislador la adopción de las medidas necesarias para “proteger la vida del que está por nacer”.
La segunda razón es de orden práctico.  En la duda siempre es mejor optar por la vida.  Porque aún si no tuviéramos certeza respecto del tratamiento jurídico que ha de darse a una vida humana en gestación, lo correcto y sabio es asumir una posición humilde y optar por aquella que sea más favorable a la protección y desarrollo de esa vida. Tratándose de cuestiones que involucran la vida o la dignidad humana, en consecuencia, más vale ser prudentes que proceder de manera apresurada.
La tercera razón es que no se trata de una decisión que competa solamente a la madre o a los padres del niño que está por nacer.  Está involucrado también la vida de un ser nuevo, único, irrepetible y distinto a sus padres, cuya vida debe ser defendida con mayor fuerza, precisamente por su condición de plena inocencia e indefensión.
La cuarta razón es de orden religioso.  Como cristiano creo en la vida como un don de Dios.  Sólo él tiene el poder para dar la vida y el derecho a quitarla.  Por eso, soy partidario de proteger la vida y dignidad humana desde su concepción hasta la muerte natural.  Y, por lo mismo, soy también contrario a la eutanasia y la pena de muerte.
Sin perjuicio de ello, estoy consciente que este argumento de naturaleza religiosa, por sí solo, no es suficiente para justificar una prohibición estatal absoluta del aborto en nuestro país.  Entre otras razones, porque no tiene sentido debatir en la esfera pública desde convicciones puramente religiosas, que no son susceptibles de ser deliberadas, ni pueden ni deben quedar sujetas a las reglas de mayorías, propias de un sistema democrático.
Buena parte de la discusión de estos días se ha centrado en el que es, sin duda, el caso más dramático al que una madre embarazada puede verse enfrentada: tener que decidir si realizarse o no un tratamiento médico, que le permitiría salvar su vida, pero a costa de poner en riesgo la del hijo o hija que lleva en su vientre.  Afortunadamente, los avances de la ciencia y la medicina han hecho que la posibilidad de una colisión ineludible entre estas dos vidas sea altamente improbable. Pero aun así, no estamos en condiciones de descartar que situaciones como ésta puedan producirse. Para estos casos excepcionales y extremos, no cabe duda que tanto nuestro ordenamiento jurídico como los protocolos médicos autorizan a intervenir, quirúrgica o terapéuticamente, para salvar a la madre si así ella lo decide, aun cuando, como efecto no deseado ni buscado, dicha intervención pudiere poner en riesgo la vida del hijo. En pocas palabras, si la madre opta por realizarse el tratamiento que le salvará su vida pero no la de su hijo, no estaríamos frente a un caso de aborto.  De la misma manera que si decide optar por la vida de su hijo y arriesgar o sacrificar la suya propia, decisión que debe respetarse, no estaría cometiendo suicidio. Se trata de una decisión sin duda desgarradora, frente a la cual la sociedad puede y debe acompañar y dar apoyo a la familia afectada, pero en ningún caso juzgarla ni, menos aún, condenarla.
Por otra parte, los argumentos en favor del aborto eugenésico, que es el que se propugna para situaciones de inviabilidad o malformaciones del feto, y del que ha sido denominado aborto ético-social, que permitiría poner término a un embarazo que ha sido consecuencia de una violación, son incorrectos puesto que supondrían atribuirnos el derecho a clasificar a seres humanos en superiores –aquellos que merecen vivir- e inferiores –aquellos que no merecen vivir-, y además, condenar a muerte a seres absolutamente indefensos e inocentes de las circunstancias de su concepción.
Pero no basta simplemente con oponerse al aborto aunque sea con muy buenas razones.  No sabemos con certeza cuántos abortos provocados se realizan cada año en Chile, entre otras razones, porque se trata de una conducta ilícita, por lo que la inmensa mayoría de quienes lo realizan lo hacen de manera clandestina y secreta para evitar ser objetos de una sanción penal. Pero sí sabemos que, lamentablemente, no se trata de una práctica aislada en nuestro país, sino que su número se contaría, en el mejor de los casos, en decenas de miles cada año. Es decir, estamos frente a una situación dramática, no sólo para esos miles de niños que nunca llegarán a nacer, sino también para su madre, su familia y la sociedad toda.
En consecuencia, debemos intentar desentrañar sus causas profundas, comprender mejor sus consecuencias e implementar mejores políticas para prevenir los abortos y los embarazos no deseados.  Este ha sido un compromiso central de nuestro Gobierno, a través de múltiples políticas públicas, entre las que quisiera destacar:  primero, la ampliación del postnatal de tres a seis meses y la ampliación de su cobertura, de una de cada tres, a la totalidad de las mujeres trabajadoras en edad fértil, beneficiando así, potencialmente, a dos y medio millones de mujeres chilenas.  De esta forma pretendemos que la maternidad nunca sea un obstáculo para acceder a un trabajo, ni el trabajo un obstáculo para ser madre.
Segundo, el programa de maternidad vulnerable, que desarrolla el Sernam, y que ya ha beneficiado a más de 55 mil mujeres.  Este programa que incluye a sicólogos, abogados, sociólogos y asistentes sociales, presta atenciones presenciales y en línea a mujeres con problemas relacionados con el embarazo o la maternidad, tales como acceso al pre y post natal, depresión pre y post parto, embarazos no deseados, duelo por pérdida de un hijo, problemas de pensión de alimentos, tuiciones, etc.
Y tercero, el programa del Sernam orientado a las madres adolescentes, que atiende a miles de mujeres en materia de reinserción educacional y laboral, cuidado de niños, prevención de nuevos embarazos no deseados, etc.
Estos programas son especialmente útiles y necesarios porque estoy seguro que ninguna madre que recurre al aborto, lo hace sin un profundo desgarro interior y la mayoría de las veces impulsada por un sentimiento de angustia y abandono.  Detrás de esta acción muchas veces se esconde la desesperación, el desamparo y la incomprensión de la sociedad, y muchas veces también de su familia, lo que la hace sentirse incapaz o imposibilitada de llevar a feliz término su embarazo.
Algunos esgrimen que Chile sería un país menos moderno y civilizado por no imitar lo que han hecho otras naciones supuestamente más desarrolladas, donde el aborto no sólo es legal sino ampliamente aceptado. Pero están equivocados. Olvidan que Chile tiene una tradición más que centenaria de protección de derechos fundamentales. Que fuimos uno de los primeros países del mundo en establecer la libertad de vientres y prohibir la esclavitud.  Y que precisamente la forma como una sociedad trata a sus miembros más débiles -los adultos mayores, los enfermos, los más pobres, los que sufren alguna discapacidad y  los niños que están por nacer-  dice mucho más sobre el grado de su civilización que su riqueza material, o la altura de sus edificios, o la calidad de su infraestructura o su poderío militar.

22 comentarios:

Relicary dijo...

He tenido que leerla de una tacada y podría escribir un texto tan largo como la carta.

Pero sé que los visitantes del globo, con sus aportaciones, tratarán todos los temas y puntos de vista que se pueden extraer de esta carta.

Yo sólo me detengo en uno:

El aborto no es una cuestión religiosa. El mismo señor lo dice y lo pone en el último lugar de las cuatro razones que esgrime para la no aprobación de esa ley de, en principio, casos extremos. Es un mal endémico el creer que una persona que rechaza el aborto es inequívocamente cristiano pues desprecia a otros que piensen de mismo modo y no son creyentes. De la misma forma, se sectariza una opinión.

Venga, digo el segundo:

La carta no se aleja de la realidad ni habla de un mundo 'happy' sino que asume la situación clandestina del aborto en el país.

Relicary dijo...

Esta es una curiosidad padre. ¿Le llegan muchos comentarios de trolls (insultantes o faltos de respeto) que se ve obligado a rechazar? Un saludo.

yomisma dijo...

Yo me quiero ir a vivir a Chile.

AleMamá dijo...

Así es. Nuestro Presidente ha hablado claro y ha sido MUY valiente en eso porque casi se lo han comido vivo en los blogs. ¡Qué gente virulenta! ¿Habrán visto algún video con los resultados del aborto? Pienso que quien los ve jamás podría estar a favor de algo tan salvaje.

Anónimo dijo...

Padre, excelente decisión publicarla, pocos argumentos bien planteados como este respecto al tema, que contiene todas las razones fundamentales de la defensa de la vida, tristemente a los defensores de la vida nos dominan los sentimientos a la hora de plantear nuestras razones y lejos de ayudar terminamos quedando como fanáticos religiosos cuando estas no son las únicas razones de defensa, (aunque si diéramos la vida por defender un árbol o animal no seriamos considerados como fanáticos, seriamos geniales personas comprometidas con el mundo...) Yo solo agregaría en el punto de decidir por la vida del niño o de la madre que la ley siempre debe elegir proteger al mas débil. María Emilia

Lucía dijo...

Claro, conciso y directo...simplemente sublime!!

Bernardo dijo...

Me quedo con la última frase: "la forma como una sociedad trata a sus miembros más débiles -los adultos mayores, los enfermos, los más pobres, los que sufren alguna discapacidad y los niños que están por nacer- dice mucho más sobre el grado de su civilización que su riqueza material, o la altura de sus edificios, o la calidad de su infraestructura o su poderío militar."

Lulú dijo...

Gracias por publicar la carta D. Enrique. Gracias a Dios tenemos un presidente que en esos asuntos, tiene las ideas claras.
saludos desde Chile,

Anónimo dijo...

Afortunadamente los 3 proyectos de ley que se mencionan, ya fueron rechazados en el Senado. A pesar de los medios que se empeñan en hacer creer lo contrario, la gran mayoría de los chilenos estamos por el valor de la vida, de la familia y del bien.

Cordelia dijo...

Olé por el señor presidente de Chile. Estoy con Bernardo en que la última frase es magnífica. Se lo copio y lo comparto en FB.

Anónimo dijo...

muy bien explicado.Sugiero que lo utilicen en clases de lengua para analizar las frases y el contenido.
¡Cuanto aprenderían!
Y si les mandan una copia a nuestros parlamentarios para que hagan lo mismo ¡mejor! claro que... muchos no sabrían por donde empezar.
Lucía

pacita.. dijo...

la verdad que me parece muy valiente este politico!

Assumpta dijo...

Sebastián Pińeira actua como lo hacian los primeros cristianos,pone sus talentos al servicio de la fe.Es un discurso lleno de agudeza y honor a la verdad.Es un crack¡

Belen dijo...

Haber si los políticos españoles toman ejemplo.

Un cariñoso saludo.

yomisma dijo...

Belén, no hay políticos en la arena de España que den un duro por un ideal. Lo único que importa es estar en el poder. Incluso en esos que estáis pensando.... Son capaces de dejar a un lado eso en lo que siempre creyeron con tal de no perder una docena de votos.

Gerardo dijo...

Sublime y magistral. Me detengo en el último párrafo: "Algunos esgrimen que Chile sería un país menos moderno y civilizado por no imitar lo que han hecho otras naciones supuestamente más desarrolladas, donde el aborto no sólo es legal sino ampliamente aceptado. Pero están equivocados. Olvidan que Chile tiene una tradición más que centenaria de protección de derechos fundamentales. Que fuimos uno de los primeros países del mundo en establecer la libertad de vientres y prohibir la esclavitud. Y que precisamente la forma como una sociedad trata a sus miembros más débiles -los adultos mayores, los enfermos, los más pobres, los que sufren alguna discapacidad y los niños que están por nacer- dice mucho más sobre el grado de su civilización que su riqueza material, o la altura de sus edificios, o la calidad de su infraestructura o su poderío militar"

VIVA CHILE!!!

Vila dijo...

Me alegro que no haya recortado el artículo. Rara vez le leo un texto tan largo, la verdad, pero hoy creía que valía la pena y así ha sido.

¡ Qué envidia de dirigentes ! y yo también me quedo con el último párrafo, si tuviera que elegir entre este magnífico discurso.

Belen dijo...

yomisma cuanta razón tienes.

Assumpta dijo...

"Tu misma"cuanta razon tienes,ni en la arena de Espańa ni en su mar...

Anónimo dijo...

D. Enrique, el artículo es genia, pero sería aún más estupendo si al final pusiera la referencia para poder citarlo...

Enrique Monasterio dijo...

El texto íntegro se publicó el 18 de marzo en El Mercurio de Chile

Unknown dijo...

Brillante.
Felicitaciones a los chilenos,tiene un presidente sabio.