Me
está bien empleado. Le he reprochado tantas veces a don Andrés su falta de noticias de Corea, que ahora me envía cinco apretados folios que no
soy capaz de resumir. Como además no todo es proclamable a los cuatro vientos,
he decidido reproducir unos pocos párrafos, los del final, para que recéis por
la labor en aquella tierra, donde, según parece, es necesario y urgente un nuevo
Pentecostés, sobre todo por el “don de lenguas”.
Ésta es la única foto que he podido encontrar en la red del Museo de los mártires de Corea
Estamos con las romerías del mes de mayo. Ya ha hecho todo el mundo más de una, con amigos, chicos, cooperadores… El domingo pasado estuvimos en Chol Tu San, un santuario de mártires de Corea con una imagen de la virgen muy bonita. Al acabar la romería entramos en el museo de los mártires. Ahora entiendo porqué la labor crece así, porque ha sido regada con sangre de muchos mártires.
Otra sorpresa es la cantidad de peticiones de Camino en coreano para otros países. Mandamos unos pocos ejemplares a Canarias, y ahora haremos llegar otros tantos para Kazajstán, donde hay una comunidad coreana bastante grande. En el centro de la Obra en Almaty tienen coreanos que van al centro con frecuencia. Espero que lo que les mandamos les sirva.
Aquí buscamos dinero como locos para el nuevo centro, que cada día es más necesario. Parece que se da un paso adelante y otro atrás, pero al final saldrá adelante. Además, por si fuera poco, nos han ofrecido lo que puede llegar a ser una casa de convivencias. Va a ser divertido, pero hay que encomendar las dos casas.
Sigo yendo a Daejon con frecuencia. Allí, además de comer con Alex, el universitario, he seguido en contacto con mi amigo Kim Dae Hun, el acupuntor protestante. Hace un par de fines de semana nos fuimos a pasear al campo con su familia. Comimos en un restaurante coreano, por supuesto sentados en el suelo y con palillos, y a continuación subimos a un montecillo donde hay una buena vista de Corea. Esta vez sí tuve oportunidad de explicarle la Obra despacio, y de paso, más cosas de la Iglesia Católica. Vamos dando pasos.
Otra cosa es que en dos o tres semanas espero comenzar a celebrar misa de domingo en la parroquia de un sacerdote cooperador. Es todo un reto. La homilía la escribo en castellano y me la traducen, pero va a ser divertido, al menos la primera vez.
En los cursos de coreano, seguimos a buen ritmo, aunque cada vez se pone más cuesta arriba el idioma. Ya comienzo a acercarme al idioma normal. En este último nivel que he estudiado, ya desde el principio tenía que hablar todo en coreano, porque no había nadie que hablara inglés. La verdad es que esto te hace espabilar en el idioma. Además, esta vez me tocó una profesora que habla rapidísimo, y para sobrevivir había que poner mucha atención. Estoy desarrollando la capacidad de intuir qué me están diciendo sin saber exactamente qué es.
En mi clase había una mayoría de japoneses, tres chinos, uno de Tailandia y dos de USA, aunque llevan ya tiempo en Corea, y se esforzaban por no decir una palabra en inglés. Esta vez hice bastantes migas con Ryan, un chico que ha tenido una vida dura, pero es muy buena persona. Estuvo en Corea hace diez años para estudiar. Cuando estaba aquí, con su novia y dos más tuvieron un accidente en coche: todos fallecieron menos él, que tardó casi cinco años en recuperarse de las lesiones. Su novia, mientras viajaban iba leyendo la biblia. Se la hicieron llegar a él, que la guarda desde entonces. Después se marchó a estudiar a Canadá, y tras varios palos en el trabajo, decidió volverse a Corea. A ver qué pasa. Estos días está haciendo entrevistas para dar clase de inglés en las mejores universidades del país. A la vuelta me enteraré de cómo le ha ido. Con Ryan ha sido muy divertido, porque como este trimestre hemos tenido que quedarnos a comer en la Universidad muchos días, cada vez me llevaba a un restaurante -tipo “pensión de obrero”- diferente. La comida era barata y muy buena, y además se entraba de lleno en la cultura coreana. Un día pidió unos pulpitos, y resulta que cuando los sirvieron todavía se movían. En el caldo hirviendo terminaron de morirse. Al principio se me hizo un poco raro, pero la verdad es que estaban buenos.
Con mis amigos americanos, aunque ya les veo menos, sobre todo a Chirac, seguimos quedando alguna vez. Bryan me invitó a una barbacoa en su casa, dentro de la base americana en Seoul. Era como entrar de repente en los Estados Unidos. Había que pasar un control de los marines, y a la entrada de la base había toda una batería de Hummer, como los de las películas de guerra. En su casa, por supuesto, hamburguesas super-size y música country. Me hizo gracia. A lo largo de la comida salieron varias conversaciones interesantes sobre el matrimonio, la fe cristiana, etc. Ya me ha dicho que repetiremos.
5 comentarios:
Una pregunta indiscreta¿Que razon tenemos,para no haber llegado a Cuba.?
Gracias. Seguiré rezando
Qué bueno saber noticias de Corea. Está en mi lista de oraciones junto a Sri Lanka (el antiguo capellán del cole de Ignacio está por esos lares).
Está claro que hay que seguir apoyando.
(Me gusta el estilo desenfadado de D.Andres, tiene que recordarnos su nombre en Coreano del "Hermano pequeño de Pedro" ¿cómo era?)
¡Gracias! d. Andrés por tenernos al corriente de su labor, da gusto como se desenvuelve. segure rezando. Adiosle-pido
Uff!!!!!! Hay que rezar mucho mas por esta labor.
Gracias Por darnos a conocer las noticias de Corea.
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