Candelaria
La recién bautizada es hermana Carlota, Pablo y María. Su madre, cada día más guapa, también se llama María, y su padre, Juanjo, es un gigante de dos metros y pico que jugó a baloncesto en el Estudiantes y lucha ―con bastante éxito― por conservar el peso.
María (la madre de Candela) y sus hermanas Ana y Lucía, fueron alumnas de Aldeafuente hace más años de los que me gustaría. Y yo, desde tiempo inmemorial, soy parte de esa familia.
He celebrado dos funerales, los de los padres de María ―Ana y Eusebio―, que fallecieron hace tres y cuatro años respectivamente y se ganaron el Cielo con su generosidad, su fortaleza y su señorío en medio de la enfermedad. También celebré, por supuesto, la boda de Juanjo y María y los cuatro bautizos que siguieron. Este verano tendremos otra boda, la de Lucía. Esperemos que la endulce Ana con las tartas que elabora en el establecimiento que está a punto de abrir en Madrid.
Ser cura es esto: tener un montón de familias como propias, poner el corazón en cada una de ellas y ofrecer al Señor el sacrificio, nada pequeño, de no poder verlas más que de Pascuas a Ramos.
¡Hala, familia, a ver cuándo me mandáis las fotos para que cuelgue una en el globo!
3 comentarios:
Cuanto me alegro de tantas y buenas noticias.
Las tres, se hacen querer mucho.
Hace un rato hable con Ana, que hoy es su cumpleaños y de paso con Lucía para darle la enhorabuena.
Efectivamente María, está cada vez más guapa.
Un abrazo muy fuerte para toda la familia.
No le servirá de consuelo, pero a nosotros –las familias, al menos la mía- también nos cuesta bastante no poder compartir su tiempo más que de higos a brevas.
Me alegra que este finde haya tenido oportunidad de tener un hueco para sus amigos entre mudanza y mudanza.
Familia, familia, familia, cada vez me gusta más esa palabra.
Como la hermosa familia que nos ha presentado, alargándose con nuevos bautizados y buenas intenciones.
Además de colgar la foto, si fuera posible, díganos la dirección del local donde podamos saborear las deliciosas tartas de Ana.
Puede parecer raro pero he visto familias que comparten tiempo y lo que desearían es no verse más que de higos a guindas... De todo hay. Lo que cabe en nuestro corazoncito es lo que cuenta, aunque siempre anhelamos más.
Gracias Padre por sus letritas y un viva por Candelaria y la familia.
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