Aquel viejo ex futbolista observó la
foto atentamente. Era una imagen terrible: aparecía él mismo con gesto
enfurecido lesionando adrede a un contrario en el terreno de juego.
Con rostro apesadumbrado devolvió la
imagen al periodista y añadió:
―No me juzgue por una instantánea. Yo
no soy así ni quiero serlo.
Tienes razón, amigo: en un instante todos
somos capaces de lo peor…, o de lo mejor. Si hubieses podido retroceder en el
tiempo sólo un segundo, la foto habría sido muy diferente.
El problema es que nos gusta ser
jueces y fotógrafos: a los justicieros nos basta una instantánea para descalificar a nuestra presa.
Dios no
actúa de esta forma. No se esconde en cada esquina para fotografiarnos en la peor postura.
12 comentarios:
Me he acordado de usted al leer esta noticia... http://www.elmundo.es/ciencia/2014/02/15/52fe59a9e2704e63548b4580.html
puff y tanto menos mal que no nos espera para atacarnos en el peor momento, yo creo que justo al revés, espera el momento preciso, la instantánea perfecta para capturarnos en su retinas, y como es eterno, pues hasta el cielo... tenemos mucha suerte con un fotógrafo así...
Ufff qué oportuno. me ha venido como anillo al dedo
Don Henry, Dios le pague todo el bien que hace en este blog.
Ya sé que este tipo de comments no le gustan pero si no lo digo, reviento.
Cto Paz da esa reflexión!
Claro, menudo fotógrafo ¡nada que ver con los paparazzi! Muchas gracias por recordarlo.
Espereos la misericordia de Dios para que sepa perdonar estas instantáneas, momentos en los que nos olvidamos de Él.
DIOS nuestro fotógrafo de lujo !!!!
Que siempre nos perdona, y nos ama a cada uno infinitamente...
GRACIAS PATER !!!!!! por su hermosa reflexión, la foto preciosa también...
BUENA SEMANA !!! para todos, empezemos la misma con nuestra mejor foto instantánea para el recuerdo...
GRANDE PATER !!! GRANDEEEE !!!
Y sin embargo, es a veces nuestra retorcida soberbia la que nos recuerda esas instantáneas una y otra vez. Perdonarse a uno mismo tampoco es moco de pavo.
Estoy completamente de acuerdo contigo Hexamamá. Muchas veces nos cuesta más perdonarnos a nosotros mismos que perdonar a otros, incluso la misma falta que hemos cometido nosotros. La soberbia, la soberbia que esa sí que anda al acecho para pillarnos y lanzársenos al cuello descaradamente o colarse sibilinamente en nuestra alma.
¿DE DONDE SACA VD. LAS FOTOS?
¿HAY UN BANCO DE IMAGENES O QUE?
RESULTAN OPORTUNISIMAS
No hay ningún secreto. Sí sabes lo que buscas, lo encuentras siempre.
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