domingo, 9 de junio de 2019

Pentecostés





Tengo un oficio magnífico. A lo largo de estos años de bloguero lo habré repetido unas cuantas veces, pero hay días en que uno no tiene más remedio que exultar. Hoy, por ejemplo, fiesta de Pentecostés (y 40 de mayo). Me levanto muy temprano a pesar de ser domingo y, desde primera hora, ya siento esas ganas imparables, ese deseo inexplicable que a veces me acomete de empezar cuanto antes la tarea.
Mi tarea de hoy es predicar un retiro a gente joven. Por tanto, hablar de Dios, del Espíritu Santo, de la Santísima Virgen. Y contar historias que no pueden quedar encarceladas en mi cabeza. El Señor quiere que hable aunque me canse, aunque alguna vez termine exhausto.
¿Quién querría jubilarse de este oficio? Supongo que un día me quedaré sin voz o sin palabras. O empezaré a decir tonterías aún más gordas que las que digo ahora, y me pedirán que me calle; pero hasta entonces dejadme que disfrute como hoy.
Acabo de ver una fotografía de Nadal tumbado de espaldas en el suelo de la pista de tenis. Acaba de ganar su duodécimo Roland Garros. Está eufórico y agotado. Ya ha comenzado a pensar en el próximo torneo.
Me da vergüenza compararme con ese gigante, pero ¿por qué no? A él también le llegará su hora, y quizá se dedique a enseñar a los más jóvenes los secretos de su raqueta invencible. A mí me gustaría hacer lo mismo, y explicar a los chicos, que todavía me escuchan, que es grande ser cura, que no hay oficio más humilde ni más sublime; humilde, porque Dios lo hace todo; sublime porque Él improvisa milagros cada día con estas manos sucias. ¡Y es tan sencillo!
¿Conocéis este poema de Salinas, con el que rezo algunas veces? Es largo, pero citaré de memoria unos pocos versos:
"Andando de tu mano, ¡qué fáciles las cimas! Alto se está contigo, tú me elevas, sin nada, tan sólo con vivir    y dejar que te viva. Tus pasos más sencillos en ascensión acaban. Y en altura se vive sin sentir la fatiga  de haber subido. Tú le quitas  al trabajo, al afán, su gran color de pena. Y en descensos alegres, se sube, si tú guías, la inmensa cuesta arriba del mundo."

7 comentarios:

Antuán dijo...

Muy buenas d. Enrique. Ya me extrañaba que nos pusiera algo en el dia de hoy. y es que estaba bien atareado. me hice joven con los jóvenes. ¡Como no! ¡menuda gozada! ..."Tu guías la inmensa cuesta arriba del mundo" ¡Que bien suena eso!. Tomaré nota más despacio porque es como el estribillo de una canción. Y la foto es típico de Nadal después de una gran batalla.
¡Es un campeón! Me dio tiempo a estudiar ruso y tengo que escribir a mis hermanos aunque Carmelo esté en Kazakstán cuando llegue que se las encuentre además de la contribución. Adiosle

Isabel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cordelia dijo...

No conocía el poema, pero lo buscaré. Me gusta el trocito.
Grande, Rafa.

Cordelia dijo...

Y siendo ya cuarenta de mayo, habrá que quitarse la túnica...

Papathoma dijo...

Qué fiesta tan bonita...y qué bonito poema. Este año ha sido especial: se ha confirmado la "enana" de la familia y un montón de adolescentes más, junto con algún profe jovencillo y varios de Bachillerato. Felices.

Rosa dijo...

Como siempre, sublime, gracias Don Enrique

Enrique Monasterio dijo...

Te has pasao