Palabritas mansas

Así estaba la calle Velázquez a las 8 de la tarde

“Fiestas, luz, delicia, reposo, estrellas, calma, cariño, paz, risa...”

Son palabras mansas, vocablos adormecedores que ha elegido el Ayuntamiento de Madrid para una navidad indolora y baja en calorías. Este año nadie podrá sentirse ofendido. Tendremos la fiesta en paz.

Es cierto, todo resulta un poco cursi (bueno bastante cursi), pero, ¿qué queréis?: cuando el laicismo trata de envolver en celofán esterilizado las fiestas religiosas suele caer en la más empalagosa cursilería. Y esto no ha hecho más que empezar. Dentro de unos días correrán ríos de almíbar por las calles de la Capital.

Kloster, que está especialmente irritado, me dice que él habría puesto otros términos igualmente laicos pero más sugerentes.

—…¿por ejemplo?

—“Jamón ibérico, croquetas, gazpacho, paella, ajoarriero, fabada, sidra…”

—Mira que eres bruto, colega. No piensas más que en comer…

—Bueno, también podríamos poner “cosquillas, estornudos, gritos, botellón, ligues, teleseries”, que describen placeres elementales pero correctos.

—¿Y dónde ponemos al Niño, a María, a José…? ¿Y los camellos de los magos? ¿Y los pastores?

—Esa Navidad, amigo mío, es anticonstitucional.